Las empresas petroleras que operan en la Argentina en la extracción de petróleo y gas recibieron subsidios del Estado nacional por unos 23.980 millones de dólares entre 2008 y 2019, según un estudio.

Así se desprende de un informe del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPYPP) sobre Vaca Muerta titulado «Ultra extractivismo depredador o recurso estratégico para una nueva política energética», elaborado por Gustavo Lahoud y coordinado por el ex diputado Claudio Lozano.

Este trabajo caracteriza la situación energética de la Argentina y plantea la necesidad de iniciar un camino de transición hacia dos grandes objetivos estratégicos: la diversificación creciente de la matriz energética en base a la integración de fuentes renovables, y la reinstalación de un camino de integración regional en materia energética.

Para este objetivo se plantea el papel central que le cabe a YPF en el desarrollo de la planificación del rumbo mencionado.

Según Lahoud, la Argentina debe rediseñar toda su política energética con YPF en Vaca Muerta como garante de una «explotación limitada, vinculada al objetivo del autoabastecimiento seguro, confiable y asequible para la comunidad nacional, con fuertes regulaciones ambientales y bajo nuevas condiciones de trabajo que saquen al país del esquema flexibilizador vigente desde 2017 en el sector».

El trabajo describe que el escenario energético actual registra escasez de recursos hidrocarburíferos; niveles de reservas y extracción en declinación; una estructura oligopólica que profundiza la desinversión y la vulnerabilidad.

Lozano indicó que en este escenario las petroleras capturan una renta extraordinaria de 6.400 millones de dólares al año solo por la explotación petrolera (no se computa aquí la que obtienen por la producción de gas).

En tanto, según la contabilidad año por año, las compañías dedicadas a la explotación de los yacimientos recibieron subsidios por un total de 23.980 millones de dólares entre el 2008 y lo que va del 2019.

Este estudio indica que es «sumamente peligroso el planteo que pretende un desarrollo masivo y exportador de Vaca Muerta, porque combina la depredación ambiental y de un recurso estratégico con la consagración como orientación dominante de la Argentina de un país exportador de commodities para servir los pagos de deuda».

En este sentido, reeditaría la fantasía de la Argentina exportadora de gas que en los noventa se aferrara al descubrimiento del yacimiento de Loma de la Lata y que, bajo esa visión, fuera depredado al extremo por Repsol.

«YPF debe velar por una explotación limitada de Vaca Muerta consistente con el objetivo del autoabastecimiento y la garantía de precios accesibles en la energía tanto para el consumo residencial como para la producción», consideraron Lahoud y Lozano.