El gobierno nacional no tiene tregua en el frente cambiario. Ni el anunciado acuerdo con el Fondo Montetario Internacional (FMI), ni el cambio cantado en el Banco Central (BCRA), con la salida de Federico Sturzenegger para el arribo del ahora ex ministro de Finanzas, Luis Caputo, lograron calmar al dólar.

El mentado «mercado» parece estar imponiéndole los cambios a Macri por la fuerza. El presidente, que se resistía a hacer modificaciones en su gabinete, va armando la figura de un ministro de Economía, a fuerza de «dolarazos», en Nicolás Dujovne.

Lo cierto es que así como Luis Caputo deberá controlar los movimientos del dólar en lo inmediato, con un gran vencimiento de Lebacs previsto para este martes, el escenario en el corto y mediano plazo también se figura complejo para la economía argentina.

Para analizar el escenario actual y también lo venidero, el economista Alejandro Barrios (docente UBA, Director de la Comisión Nacional del Comercio Exterior, ex funcionario) visitó Conclusión TV y dejó interesantes definiciones económicas y políticas respecto a la actual situación del país.

– ¿Cómo se llegó al actual escenario cambiario? ¿El acuerdo con el FMI no era para calmar al «mercado»?

– Hay un problema histórico, agravado en 2016 y 2017, en cuanto al acceso al dólar. La única fuente genuina de ingreso de divisas son las exportaciones. Cuando no alcanzan para abastecer toda la demanda que tiene la economía argentina, se recurre al endeudamiento. En los primeros dos años, el gobierno se endeudo vía colocación de bonos y este tercer año eso se agotó y vamos al FMI. El problema es que hay muchos actores que siguen demandando dolares, evalúan que esta inyección del Fondo no es suficiente y compran a este precio el dólar esperando que en el futuro sea mas caro aún. Si todos los actores que participan en esos mercados creyeran que va a haber estabilidad a partir del crédito, se hubiesen quedado en pesos y comprado en el futuro a 27 o 26 como la semana pasada. Si compran a 28 en tendencia alcista, es porque creen que va a estar más arriba, se equivoquen o no. El endeudamiento con el FMI, de terribles consecuencias para la actividad, ni siquiera está logrando su principal objetivo que era tranquilizar aunque sea una semana al mercado financiero.

– ¿El ‘cambio de figuritas’ en el BCRA trae más confianza o responde a una interna del gabinete?

– A esas personas que están demandando dólar les trae mas tranquilidad Caputo que Sturzenegger, pero hoy, a pesar de eso, hay gente que está creyendo que el dólar va a seguir subiendo, y fueron a comprar aun con el cambio en el BCRA.

– ¿Por qué los meses que vienen van a ser difíciles para la economía local?

– La economía argentina en los primeros meses de 2018 estaba teniendo un relativo crecimiento, en algunos sectores, respecto a 2017. Los compromisos asumidos con el FMI, lo que harán es detener este crecimiento. De lo que iba a ser una expansión del PBI de 3, 2, o 1 %, es posible que el 2do semestre sea directamente negativo. Las consecuencias de esto que exige el Fondo es achatar la actividad, enfriando los poquitos brotes verdes de este año. Es un plan de ajuste fiscal tradicional del FMI, una señal al mundo privado, restricción en el ingreso a los hogares, al consumo, más del 70% del PBI, es consumo. Si se retrae el consumo, la actividad se va a ver con consecuencias negativas, los sectores productivos que abastecen este consumo también van a empezar a tomar precauciones para no seguir produciendo.

– ¿Qué papel ocupa, en el ‘modelo’ de Cambiemos, lo industrial/productivo?

– Es una agenda que no ha tomado el gobierno la productiva industrial. Si bien hay sectores dentro de la industria que les fue relativamente bien en 2017, si uno mira la composición son sectores vinculados a obra pública. Los compromisos con el Fondo obligan a que la obra pública se pare en este año, y en 2019 siga bajando. En lo que se comprometió el gobierno, respecto a 2017, va a bajar 80%. Todos esos sectores proveedores de la obra pública (acero, aluminio, cemento), que tuvieron un buen desempeño el año pasado, ahora les va a ir mal, al universo industrial en su totalidad, así, le va a ir mal como en 2016.

– ¿Cómo puede el gobierno salir de este laberinto, si decidiese cambiar el rumbo?

– La restricción de dólares tiene posibilidades de aliviarse conteniendo cantidades de dólares o su precio. Si es por el lado de la cantidad, el gobierno tendría que tomar medidas de restricción de acceso a la divisa. Esto es revertir las políticas públicas que estimularon la compra (quita de límite, que se pueda comprar en cualquier banco, etc.). El gobierno estimuló la demanda en el mismo contexto en el que no aumentaba la oferta de dólares. Pero no creo que se proponga eso y se contradiga. La otra posibilidad es cambiar brutalmente el precio del dólar para que las familias que ahorran en pesos tengan pocas posibilidades de comprarlo. Esto es hiper devaluación, y acá eso se traslada si o si a alimentos, de forma exponencial.

– Entonces, ¿el gobierno asumió con escasez de dólares y generó más escasez?

– Sí, permitió que se comprarán dólares sin límite para ahorro. Estaba limitado, levantó el «cepo», todos pueden comprar, todos pueden irse a hacer turismo, propició un aumento grande en la demanda privada de dolares. Pero hizo otra cosa terrible: el déficit fiscal, que se podría financiar vía pesos, y de tres formas (aumentar impuestos, emitir moneda, endeudarse), eligió, como autoridad nacional, financiarlo vía endeudamento y en dólares. Agregó demanda pública a la privada. La disparada del dólar tiene que ver con eso. Exceso de demanda y oferta limitada, a pesar de «abrirse al mundo», las exportaciones de 2016, 2017 y 2018 siguen en el mismo nivel. El precio del dólar lo van a poner las personas que tienen posibilidades de abastecer dólares, agroexportadores.

– Estos desvarios en el manejo económico, ¿fueron mala praxis o una decisión deliberada?

– Yo creo que es mala praxis. El gobierno heredó en 2015 un déficit externo manejable. Pero heredó, junto con eso una situación de desendeudamiento que posibilitaba cubrirlo. Lo duplicó, lo agrandó, estimulando ademas que haya demanda interna de dólares para ahorro. U$S 22.000 pedidos afuera para que la clase media y media alta lo use en formación de activos externos. Con suspenso, compran dólares y van al colchón, y eso lo estimula el estado. O pensaban que los bonistas los iban a financiar mucho tiempo, o es mala praxis. Creo que es un equipo económico que, lejos de ser el mejor de los últimos 50 años, va camino a ser el peor.

– ¿Cómo ve la situación del empleo, en la coyuntura nacional y en el contexto global?

– Es un problema grave. El capitalismo después de mediados del 70′ entró en una etapa en la que destruye mucho empleo y genera poco. Hay que cuidarlos. En Argentina entran por año 200.000 pibes al mercado laboral, hay que cuidar todos los empleos de 2017 y los de 2018, generar más. Lo que estamos haciendo es ni siquiera cuidarlos, exponiéndonos al avance chino y a la productividad alemana; puede entrar cualquier cosa y destruir empleo argentino. El mundo está muy proteccionista y todas las economías cuidan su empleo; nuestro país, en cambio, pone en riesgo empleos industriales. Es una una pena, el mayor dador de ingreso es que papá y mamá tengan trabajo. Quedan deslegitimados dentro del seno familiar si no son proveedores de ingreso. En nuestro país, el empleo no sólo da ingreso, sino también dignidad, derechos. La historia de nuestro pueblo hace que un trabajador ingrese a trabajar a una fábrica y entre con derechos, y también le otorga determinada identidad, cuando el nene va a la escuela, dice ‘Papa es tornero’, ‘Papa es carpintero’. Papá sin empleo es papa sin identidad. Es muy feo que un gobierno ponga en riesgo cosas tan valiosas para los argentinos.