El FMI exigirá para el año próximo un ajuste fiscal mayor al estimado por el ministro de Economía, Martín Guzmán, quien calculó un déficit equivalente al 4,5% del Producto Bruto en el Presupuesto 2021, advirtió el director de la consultora Ecolatina, Lorenzo Sigaut Gravina.

«El FMI le va a exigir al Gobierno más ajuste fiscal, y si no se crece rápido, tendremos tensiones políticas y económicas», señaló.

Para Sigaut Gravina, la economía argentina tendrá el año próximo un contexto mundial «favorable para la recuperación», pero el crecimiento dependerá de las «presiones cambiarias» y de si se logra controlar la pandemia.

Estimó que ese contexto «puede durar bastante, con cierto viento de cola internacional, que dependerá de la evolución de la pandemia».

Estimo que «el año próximo habrá una recuperación parcial, porque no se podrá recuperar todo el terreno perdido este año, y el crecimiento estará entre 3 y 6 por ciento».

El economista remarcó que «si la vacuna ayuda y no hay segunda ola de contagios ni turbulencias con el dólar, el país crecerá más, sino el crecimiento será menor».

Advirtió que si «no se puede controlar el Covid y vuelven las restricciones, lógicamente la economía se resentirá e incluso podría no crecer».

Consideró que «en un año electoral el Gobierno buscará un equilibrio, porque tiene el compromiso de realizar una buena elección, y se verá cómo maneja las políticas sociales para cumplir con la meta de déficit».

«Si se tironea mucho, desde los sectores sociales habrá tensiones políticas, y si hay un desequilibrio fiscal, serán económicas, y ninguna de las dos son aconsejables», advirtió.

Sigaut Gravina indicó que la política económica no tiene un mejor nivel de aceptación porque «si bien ha bajado la brecha cambiaria, el Banco Central comenzó a comprar divisas y se prolongaron los plazos y pagos de deuda, el riesgo país sigue siendo muy alto, y no se logró todavía volver a tener acceso a los mercados de financiamiento externo».

Dijo que el año próximo la evolución económica «dependerá de tranquilizar el mercado cambiario, en el que desde octubre se vienen sufriendo pequeñas corridas, y con una brecha cambiaria muy alta».

«Está claro que la mayor preocupación para el Gobierno será contener el dólar, para evitar la suba de precios en un año electoral», señaló.

Sostuvo que el Gobierno «no va a querer sobresaltos, y no los tendrá en el verano y otoño con la mayor liquidación por exportaciones, pero después tendrá que aguantar los meses preelectorales a partir de julio, cuando bajan las liquidaciones de dólares».

«Esperemos que lo pueda controlar, porque no va a ser fácil ni tranquilo», concluyó el economista.