La calle peatonal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que compone el corazón comercial de la Argentina, se encuentra en una situación económica complicada debido a la pandemia de coronavirus, que quebró negocios, cerró oficinas y dejó a personas en la calle.

Los locales que están ubicados en la decena de cuadras de Florida, con sus miles de negocios, turistas, oficinas y bancos, se encuentran cerrados hace más de tres meses y no aguantan más, por lo que existe mucha incertidumbre sobre su futuro.

La crisis terminal que viene tomando impulso desde el último período de Mauricio Macri había impactado en el cierre del 21% de los 1.286 locales que hay en la principal peatonal de Argentina, destacaron la Asociación de Amigos de la Calle Florida.

Un informe de Fecoba reveló que por lo menos el 18% del total de los locales de esta capital porteña ya cerraron definitivamente sus puertas, mientras que si se sigue extendiendo la cuarentena, la cifra aumentará hasta el 25 por ciento.

Mientras el Fondo Monetario Internacional prevé un desplome del 9,9% en la economía y CAME dijo que las ventas mayoristas cayeron al cincuenta por ciento durante mayo, los dueños de los comercios no pueden pagar servicios ni sueldos.

En este contexto, los únicos que se mantienen apostados allí y más evidentes que nunca ante la falta de gente transitando, según resalta un informe de Actualidad RT, son los «arbolitos» que realizan la oferta de transacción de monedas extranjeras.

Mientras en la Capital del país solo está permitida la apertura de actividades esenciales, los gastronómicos siguen siendo uno de los rubros más afectados, ya que solo pueden realizar envíos a domicilio o ser recogidos por los clientes, lo que se conoce como «take away».

Bajo un sinfín de carteles que rezan «se alquila» o «últimas ofertas por cierre», ya que en esa zona están las rentas más caras del país con un promedio de 80 dólares mensuales por metro cuadrado, también pueden verse algunas personas durmiendo en la calle.

Sin artistas callejeros pero con muchos colchones en el piso de gente que sabe que ya nadie las correrá de allí, el cuadro de la situación es devastador. Los hoteles tienen cerradas sus puertas desde el 20 de marzo y los bancos atienden solo por turnos.

Los locales de ropa que están permitidos desde la última reapertura casi ni trabajan ya que los protocolos resultan tediosos para el cliente, por lo que siguen prefiriendo la opción de comprar ofertas por delivery, sin siquiera probárselas de antemano.

La calle Florida no es lo mismo sin sus características galerías, cafés y librerías, escondidas detrás de sus rejas o persianas bajas. El escenario es poco optimista, pero muchos comerciantes se niegan a dejar morir lo que abrieron con tanto esfuerzo.

Fotos: Cecilia González, RT