El consumidor se volvió más racional ante una «economía familiar estresada» y una percepción de que el poder de compra se «deteriora», según un informe privado.

Los datos surgen de un estudio de la consultora CCR, el cual sostuvo que «este escenario económico genera algún nivel de preocupación, de angustia y algunos consumidores se asustan», mientras destacó que se trata de una situación en la que predomina la «incertidumbre».

«El consumidor siente que este es un momento propicio para la prudencia», sostuvo el estudio denominado «pulso social».

Luego de que el consumo se desplomara en abril un 3,6% respecto de igual mes del año pasado, se percibe una «economía familia estresada» ante una «percepción de que el poder de compra se deteriora por vía inflacionaria y el temor al impacto de la modificación de las tarifas de los servicios los obliga a ´repensar´ la economía».

Según el sondeo, se registraron diferentes niveles de percepción de dificultades.

«En algunos hogares se vive la situación con preocupación, se preguntan cómo resolver la cuestión económica», indicó, mientras puntualizó: «En tanto, en otros las dificultades para cerrar las cuentas abren panoramas más complejos».

«El individuo, a pesar de ´cumplir los deberes´ no logra calmarse porque las obligaciones y las responsabilidades lo abruman», alertó el análisis.

En ese sentido, evaluó: «Cuando las economías familiares ´se estresan´ por la reducción de recursos, la racionalidad tiende a colapsar».

En ese escenario, el consumidor «tiene claro que las reglas cambiaron, pero no tiene claro cómo será el futuro personal y social».

«Entran en escena las ideas de sacrificio personal, familiar, de recorte», señaló.

Sin embargo, aclaró que las ansiedades son «relativamente moderadas respecto de experiencias anteriores», como la crisis de 2001.

Puntualizó también que «en los hogares se registra un fuerte impacto sobre el poder de compra», al tiempo que aclaró: «El impacto no es sólo económico, afecta el clima emocional».

En tanto, resaltó que «la foto económica del país actual es igual de ´tétrica´ que el año pasado, aunque crece un 22% la expectativa positiva a futuro».

Analizó que «la tensión entre el deber ser y el querer, planteada el año pasado, se resuelve: el deber domina el querer».

Las prioridades en la actualidad son la alimentación, indumentaria y servicios, mientras quedan postergadas cuestiones como renovación de electrodomésticos y mantenimiento del hogar.