Un sector clave y pujante en la economía argentina, como es el rural, busca un mayor grado de confiabilidad por parte del gobierno de Javier Milei para poder operar dentro de un margen de racionalidad y confianza.

«En la incertidumbre, el productor tiende a producir más. Pero con la caída de precios internacionales y la inflación, que ha hecho más caros los insumos, se volvió complicado», sostuvo Carlos Achetoni, presidente de la Federación Agraria Argentina (FAA).

El dirigente señaló: «A futuro necesitamos certidumbre, tener proyección, porque en esta nebulosa en la que estamos, el productor se resguarda, ya que no hay una línea clara».

En tanto, comentó que para la campaña de invierno, que es la del trigo, «estamos pidiendo que se saquen retenciones para poder dar un estímulo al productor para que siembre».

«Sucede que nuestros costos productivos están muy altos, por lo cual la rentabilidad es nula o negativa. Entonces, si el Gobierno no marca un camino de eliminar retenciones para las economías regionales será muy difícil continuar», añadió.

Con relación a la política económica del Gobierno, evaluó: «El intento de no gastar más de lo que ingresa está bueno, pero hay que dar certidumbre para que el país pueda salir de este estancamiento muy fuerte, que va en contra de la producción nacional».

Los productores agropecuarios iniciaron el habitual proceso de retención de granos, una maniobra que busca forzar mejores condiciones en el tipo de cambio, devaluación o quita de retenciones, mientras esperan también óptimas cotizaciones internacionales.

La cosecha gruesa acaba de iniciar. En la zona núcleo, la cosecha de soja superó el 5%, mientras que la cosecha de maíz ya alcanza el 22%. Sin embargo, existen diversos indicios políticos, macroeconómicos y comerciales que dejan entrever la posibilidad de que los productores agropecuarios retengan sus granos hasta que las expectativas globales y locales mejoren.

Circulan diversas razones para considerar que los productores agropecuarios retengan los granos originados en la cosecha gruesa (cosecha de soja, maíz, entre otros). Cuestión que repercutirá negativamente en el registro de las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) y, por consiguiente, en la liquidación de divisas y la acumulación de reservas por parte del Banco Central desde el agro argentino.

Entre los principales puntos con que justificarían el acopio de granos, se destaca la caída en el precio internacional que, a criterio de los exportadores, no se compensaría con el tipo de cambio, el cual considera que –producto de la inflación—ya se encuentra atrasado en términos reales.

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En materia de tipo de cambio, teniendo en cuenta el panorama internacional (caída del precio de los principales commodities agrícolas), «es factible considerar que los productores visualicen un tipo de cambio atrasado y poco competitivo a la hora de decidir comercializar su producción», consideró Achetoni.

Por consiguiente, se observa un escenario de especulación que podría posibilitar en una retención de granos por parte de los mismos con el objetivo de forzar un ajuste en el precio nominal de la divisa.