Tras la disparada en el precio del dólar blue –también llamado tipo de cambio paralelo– y la aceleración inflacionaria que argentina viene registrando en los últimos años, la propuesta de dolarizar la economía cobró fuerza y ya resuena en los discursos de algunos políticos. Sin embargo, realizar tal acción bajo la actualidad macroeconómica que afronta el país podría tener graves consecuencias, como hiperinflación, pérdida de poder adquisitivo de los salarios, cierre de empresas y entrega de la soberanía monetaria.

En este sentido, el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO) elaboró un informe en donde explicó qué es dolarizar la economía y detalló cómo impactaría esta acción en la vida cotidiana de los ciudadanos.

Al respecto, la economista del CESO y vicepresidenta del Observatorio de la Banca Pública, Celina Calore, explicó a Conclusión: “Dolarizar la economía es una propuesta que, muchas veces, está asociada a momentos de crisis, pero se da principalmente frente a la problemática de la bimonetización. Tenemos nuestra moneda, que es el peso, pero nos referenciamos mucho en el dólar, incluso hay transacciones cotidianas que se hacen en dólares, como lo relacionado a bienes durables o propiedades. También está asociado a momentos donde hay escalada inflacionaria, estamos transitando una inflación demás del 100% interanual, lo que sumado a presiones sobre el tipo de cambio para que se devalúe la moneda, hace que estas propuestas luzcan atractivas”.

Para dolarizar –según el estudio– se deben canjear todos los pesos circulantes en la economía y los depositados en plazos fijos o a la vista, por los dólares que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) tenga en sus reservas. Aquí aparece el primer inconveniente: hace meses que escasean las divisas en la entidad financiera.

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Sobre esta situación, la economista advirtió: “¿Qué argentino no quisiera tener en su bolsillo dólares en vez de pesos, cuando sabemos que la moneda nacional pierde valor día a día? Pero a la hora de analizar estas propuestas, no se trata solo de cambiar todos los pesos que hay en la economía y pasarlos a dólares, sino que para eso se necesitan reservas internacionales”.

Y agregó: “Cada vez que tenemos una crisis asociada al tipo de cambio, a la pérdida de valor del peso, es porque nos quedamos sin dólares. Tenemos falta de dólares porque nuestra forma genuina de generarlos es a través de las exportaciones, que no alcanzan para cubrir todas las demandas. Entonces esa carencia incide en la cuestión de los precios. Cada vez que hay saltos en el tipo de cambio se traduce a inflación interna, y es difícil pensar que una propuesta de dolarización con los dólares que tenemos pueda realizarse”.

El CESO estimó que, para cambiar todos los pesos de la economía por divisas estadounidenses, se necesitarían entre 9 mil millones y 50 mil millones de dólares, mientras que las reservas del Banco Central actualmente rondan los 35 mil millones de dólares, pero de este total sólo se podrían usar las reservas netas, que son de mil millones de dólares.

“Hoy en día nuestro Banco Central no tiene la cantidad de dólares necesarios para llevar a cabo una dolarización al tipo de cambio paralelo, a $450, que es lo que están proponiendo. Y aún así, esta falta de dólares nos lleva a pensar en pedir prestadas divisas afuera o cambiar los pesos por dólares, pero a un tipo de cambio más alto, que podría rondar entre los $3.700 a los $20.000 por dólar. Llevado al día a día, necesitaríamos una devaluación muy fuerte, un salario mensual de $200.000 quedaría en 10 dólares. Ante una dolarización que luce atractiva para cualquier trabajador, hay que decir que los salarios se devaluarían”, analizó la especialista del CESO.

La hiperinflación al asecho

La dolarización podría convivir con una inflación inicial fuerte que volvería poco competitiva la economía nacional, agravando el problema externo. Además, y bajo un contexto hiperinflacionario, se licuarían las tenencias en pesos de la población para canjearlas con las escasas reservas.

Los precios pasarían a fijarse en dólares y podrían actualizar su nominación en moneda nacional hasta tres veces en el día de acuerdo a la cotización de la divisa. Esto implicaría una suba en los costos de las empresas y un deterioro en el poder adquisitrivo de los salarios.

En este sentido, Calore analizó: “Ante una pérdida de poder adquisitivo, sumado a que los costos de las empresas también se verían influenciados porque al aumentar el tipo de cambio las importaciones van a ser más caras, quién podría pensar que los sindicatos y los empresarios se van a quedar de brazos cruzados. Lejos de eso, van a querer aumentar los precios y los salarios. Al final tendríamos una dolarización que traería un proceso inflacionario, como sucedió en Ecuador”, consideró.

Consultada por cómo afectaría esta situación a la producción nacional, la economista especificó: “Tendríamos que pensar que los costos para importar serían mayores, porque hablamos de un tipo de cambio mucho más alto. La industria tendría que afrontar costos mayores de insumos y maquinaria importados. Esto afectaría negativamente a la producción nacional y probablemente habría cierre de empresas, porque se buscaría importar directamente esos productos para no tener que afrontar los costos”.

Entrega de soberanía

Con la dolarización, el Banco Central se vería imposibilitado de actuar como prestamista de última instancia –dado que no tiene la potestad de emitir dólares– y el Estado perdería su capacidad de hacer política fiscal e incentivar la demanda para promover el crecimiento. A su vez, estaría imposibilitado de emitir moneda propia y dejaría al sistema financiero muy vulnerable ante la posibilidad de cualquier escenario adverso o shock externo.

En un hipotético escenario de dolarización, Calore advirtió: “No tendríamos más poder de maniobra en el Banco Central para poder asistir cuando se requiere que la entidad emita para solucionar problemas que pueden ser extraordinarios como la pandemia o una sequía. Lo más importante es la pérdida de soberanía sobre nuestra economía monetaria y cambiaria”.

Por otro lado, el informe del CESO advierte que, en un contexto de dolarización, podrían aparecer “monedas provinciales”. Al respecto, la economista explicó: “Como perderíamos la posibilidad de emitir moneda, la economía se achica tanto que podría generar que se busquen otras formas de pagar las transacciones diarias”.

“La dolarización no es saludable para una economía que, aún con los problemas que tiene, sigue disponiendo de una moneda nacional. Si bien es cierto que hay un bimonetarismo, la solución no viene en descartar el peso, sino en buscar mecanismos para fortalecerlo y no atar nuestra política interna a la decisión que va a tener Estados Unidos respecto a su política monetaria”, cerró Calore.

Mirá el informe del CESO completo

Dolarización: una entrega de la soberanía monetaria a manos de Estados Unidos by Conclusión TV on Scribd