Por Aldo Battisacco desde Buenos Aires (enviado especial)

Es común escuchar que la política tributaria de un país consiste en la utilización de diversos instrumentos fiscales -entre ellos los impuestos- para conseguir los objetivos económicos y sociales de una sociedad políticamente organizada y que las leyes tributarias y las planificaciones financieras concebidas son estériles si no se presta la debida atención a las ideas, actitudes, motivaciones y formas de comportamiento de los poderes públicos y de los ciudadanos.
Otra forma de análisis, con una perspectiva histórica desde los países desarrollados, sostiene que «el desarrollo de la política fiscal en América Latina, ha estado condicionada por factores de carácter externo, asociados a la evolución de los precios de materias primas y los cambios en los flujos de capitales de corto y largo plazo, y por factores de carácter interno, vinculados a la estructura económica de cada país y los vaivenes del escenario político (López Rodriguez, CEPC. España)».
Por otro lado, no falta un abordaje más próximo que apunta que tanto las políticas de gasto público, como la definición del marco impositivo han oscilado entre posiciones político económicas de carácter conservador, las cuales han defendido medidas fiscales ortodoxas y afines a los intereses de los grupos económicos dominantes y, posiciones político-económicas progresistas, para las cuales el Estado debe tener un rol director en las relaciones económicas y su influencia debe ejercer un efecto aglutinante en la sociedad.
El 28 de junio se conoció que Macri remitirá luego de las elecciones al Parlamento, un proyecto de reforma que apunta a bajar impuestos al consumo y al cheque, pero resta negociar con los gobernadores, hecho que complicaría su aprobación ya que el 30% de la recaudación de las provincias es por Ingresos Bruto.

Bicameral de Reforma Tributaria

Desde abril comenzó a funcionar la bicameral para la reforma tributaria. El secretario de Hacienda, Sebastián Galiani, expuso dos veces pero no parece haber consenso, este miércoles recibió a economistas de variadas corrientes, sin embargo, fueron pocos los legisladores que se acercaron a escuchar. El funcionario diagnosticó que  la presión tributaria es muy alta, llegó a 32% del PBI en 2015, y entienden desde el oficialismo que esto desalienta la productividad, y alienta la evasión. En números resulta un déficit fiscal del 7%, que se financia con toma de deuda o emisión monetaria (la maquinita).

La diputada socialista Alicia Ciciliani, dialogó con Conclusion al termino de la reunión y señaló que «la bicameral es muy interesante porque tiene diferentes voces y miradas, está muy claro que no se puede hablar de alta presión tributaria sino que tenemos que ver qué nivel de gasto queremos financiar y cuando decimos en general alta presión tributaria tenemos que preguntarnos para que».

«Porque en Argentina hay muchos sectores que tienen alta presión tributaria, pero hay otros que comparados con su nivel de ingreso pagan muy poco. Y recién lo veíamos en una exposición de la bicameral con toda claridad en la que la exteriorización del impuesto a la tierra o el impuesto inmobiliario en nuestro país, es la mitad de lo que se tributa en el resto de los países latinoamericanos. Y la décima parte si se lo compara con algunos países centrales. Por este motivo creo que hay una gran distorsión y la pelea es la mirada progresista».

Según la diputada santafecina:»La pregunta es si paga mas quien tiene mayor capacidad contributiva, desde nuestro espacio queremos defender el gasto del Estado, porque ese gasto es igualador, entonces, hay que tener en claro que cuando se discute la reforma tributaria no desfinanciemos el gasto público que es redistributivo en Argentina».

—¿Que se está tratando en particular en el seno de la bicameral?

—Estamos en una etapa de diagnostico, es una momento en el que nos ponemos de acuerdo en identificar problemas y correcciones, todavía falta mucho para avanzar en consensos.

—¿Respecto de la orientación advierte que se orienta la auscultación en vistas a un modelo de país?

—Absolutamente, no se puede hablar de reforma tributaria sin hablar del modelo de desarrollo de país, por eso tenemos que estar atentos el año que viene este congreso de la Nación deberá resolver un tema tan relevante como es la reforma tributaria, y la reforma política. Que gasto queremos y que nivel del Estado queremos tener y que gasto queremos financiar. Para nosotros no es un problema el nivel de presión tributaria, por el contrario, creemos que un Estado financiado correctamente, que haga lo propio con el gasto y que este sea destinado a promover la igualdad. Hemos sido claros en el diagnóstico, miramos el coeficiente  de Gini, y la desigualad en Argentina disminuye claramente después de impuesto y gasto publico, de allí que debemos tener cuidado, bajar la presión tributaria puede profundizar la desigualdad en nuestro país.

—Algunos bloques políticos plantean que el IVA tiene que reformarse como otros impuesto que impactan en la cotidianidad de la población por su carácter regresivo…

—La baja del IVA en la canasta básica de alimentos, es una iniciativa presentada en el Congreso hace 15 años por Rubén Giustiniani. Presenté apenas asumida en 2010, la devolución a los consumos con tarjetas de crédito, de modo que es una propuesta muy sentida por el socialismo. Pero estamos viendo que votamos con la ley de blanqueo la devolución la los consumos de los jubilados, pero nos preguntamos donde hay información relevante para que los abuelos tengan un beneficio.

—¿Aprobar leyes no basta?

—No, estas deben convertirse en políticas públicas, para que tengan asidero en la realidad y no percibimos que la Anses haya tenido en este sentido políticas públicas con actitud de informar a sus jubilados y además hay que tener en cuenta que porcentaje gastan los jubilados en términos de consumo, tienen que acreditarle ese dinero en sus cuentas. Hay un déficit muy fuerte entre la política publica y la ley que votamos, que es una buena norma.

Centro de Salud

—¿Achicar el Estado atenta contra la posibilidad de controlar el cobro de impuestos, le ata las manos para fiscalizar?

—La Administración Federal de Ingresos Públicos tiene un desarrollo y en la última década ha crecido su posibilidad de controlar, seria bueno que se trabaje en forma conjunta con las provincias, porque también cumplen un hay un rol en la recaudación y control. Nosotros tenemos estados provinciales no colaborativos, nuestro sistema federal hace que tiremos de una sábana corta, hay que revisar esta situación y el sistema de recaudación hay que mirarlo de cerca. La Afip es muy eficiente para pescar en una pecera. La mediática intervención de la Salada, propone que se convierta en un caso de estudio para analizar, esto no puede terminar solamente como un caso policial. Este hecho propone visualizar una situación económica y social. Pero también debemos interrogarnos acerca de que hace el Estado cuando se mostró la mafia de este lugar.

—¿Se trata de un caso de un caso de institucionalización de la evasión enraizada en una práctica cotidiana?

—Esto demostró que no se trata de un problema de pobreza, que pasará con los trabajadores, hay una cadena de valor en la que el dueño vivía en una mansión como si estuviera en Beverly Hills, o en un país muy desarrollado. A la ve, los programas de televisión mostraban que los trabajadores son esclavos. Que hace el Estado con esto, luego que se va la policía, pasará por allí el ministerio de la Producción, la Afip, el ministerio de Trabajo para relevar las condiciones de quienes allí se ganan la vida. Creo que hay que detenerse en este punto y no solo mirar el ingreso de la policía al lugar.