El debate que se desarrolla en la Cámara de Diputados de la Nación al respecto de la ley de movilidad jubilatoria, tiene como punto central la controversia entre cuál de las dos fórmulas hay que aplicar para mejorar el ingreso del denominado sector pasivo de la sociedad.

En tanto, algunas voces consideran que este tratamiento es “insuficiente” con respecto al “rol que se les da a las personas mayores una vez que se jubilan dentro de la sociedad”.

Así lo resumió la asesora jurídica y asesora de la Federación Regional de Personas Adultas Mayores Integradas (Frapam), Daniela Valentini, en diálogo con Conclusión.

“La idea nuestra no es centrarnos en la discusión de lo que es el planteo de la ley y entendemos que no va a quedar zanjada en esta instancia, sea para un lado o para el otro”, expone Valentini, para enseguida completar: “En este contexto, cualquiera de los planteos va a resultar insuficiente a las claras respecto a lo que es ser viejos hoy y a lo que el alcance de esa jubilación puede representar”.

Más adelante, agregó que “como debate integral hay que tener en cuenta a los actores principales que no están representados casi por nadie” y abundó: “Es una de las pocas cuestiones que según en qué lado ideológico uno se pare, aunque estén en las antípodas, en resumidas cuentas, la significancia más allá de la fórmula cuando se trae al plano material de los ingresos, resulta insuficiente”.

Además, la integrante de Frapam especificó que “se le ponga o no se le ponga la inflación a la fórmula”, lo que se debe hacer es “volver a la discusión originaria del concepto que implica la jubilación en un mundo globalizado con una pandemia que vino a redoblarlo, más que nada con cambios geopolíticos, geoeconómicos, que ha tenido un impacto en todo ese universo”.

“Entendemos que a la fórmula la está rigiendo el mercado y no se tiene en cuenta la realización humana o cuál es el aporte que los adultos mayores han hecho a la sociedad cuando fueron trabajadores”, indicó.

Enseguida consideró: “La jubilación, a nuestro criterio, no deja de ser un salario diferido, donde uno hizo un aporte, un sacrificio durante su vida laboral para luego, independientemente sin entrar a analizar a aquellos trabajadores que han estado en negro o han recibido alguna atención del Estado respecto a esto, pero nos parece que esa es la discusión que hay que dar”.

Después de considerar que “pareciera ser que cuando alguien se jubila deja de tener derechos, deja de ser ciudadano y empieza a tener poca participación también en la toma de decisión”, estimó que “la ley va a salir pero la sociedad no va a terminar con este debate”.

“Hay que debatir una política pública integral respecto al derecho de los adultos mayores en la cual estamos en deuda como Estado y como comunidad” indicó, para después añadir que “la discusión central es que hay un colectivo de ocho millones de personas, que hay una realidad que no se puede obviar y que es que esa población va en aumento”.

Tras aclarar que la reforma “debe establecerse desde una perspectiva integral, social y humanista”, la coordinadora de la fundación que lucha por los derechos de los adultos mayores sobrevoló el costado económico de la misma: “Tenemos una mirada al respecto de la intangibilidad de los fondos, es un debate que se debe dar porque Argentina fue pionera en defender esta cuestión desde 1948, y antes de que las Naciones Unidas se expidieran, ya había un decálogo de la ancianidad donde se tenían en cuenta estas cuestiones”.

Finalmente, Valentini insistió en que “hay que pensar para qué sirve una jubilación y en cómo se planifica una vida porque eso tiene que ver con el respeto a la persona humana, con su propia realización, con el sentido de esa vida y el que la sociedad le da a esa vida”.

“El día que se discuta una reforma impositiva, los jubilados deberán saber de una vez por todas en qué se usan esos fondos porque esa información, que alguna está publicada y otra no tanto, se soslaya en todo esto”, redondeó.