Desde la Cámara de Energías Renovables de Santa Fe se pronunciaron sobre la grave situación económica que atraviesa la industria del biocombustible, en particular la del biodiésel y el bioetanol, y no han tenido una respuesta favorable desde el Estado nacional (desde donde se regula el precio de estos productos por ley), que aliente a los productores en un escenario de crisis profunda.

Al respecto, se refirió el presidente de la Cámara, Juan Ignacio Facciano, quien explicó a Conclusión el marco desfavorable en el que se encuentran sometidos desde hace algunos años, el cual se vio perjudicado al extremo en los últimos meses de pandemia.

Desde diciembre del año pasado, los precios del biocombustible se mantuvieron congelados. Este último miércoles se publicó en el Boletín Oficial un aumento del 10% en los valores del producto, lo cual pasa desapercibido para una industria que viene golpeada desde hace algunos años.

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«El sector del biocombustible en general y el del biodiésel en particular se encuentra atravesando una profunda crisis económica y financiera que data, no de ahora, sino que viene hace algunos años y que se ha acrecentado o profundizado por decirlo de alguna manera en los últimos diez meses», expresó Facciano.

Los precios de mercado de los biocombustibles son establecidos por la Secretaria de Energía de la Nación y es la misma Secretaria «la que mensualmente tiene que determinar y publicar los precios de estos productos que nosotros no podemos venderlos al precio que queremos» y, desde la industria recalcan que «desde que asumió este gobierno no ha actualizado los precios y el último precio data del mes de diciembre».

Facciano pone en contexto la situación de crisis donde «la gravedad de la situación en este plazo de tiempo es el precio del biocombustible, en este caso el biodiesel fue exactamente el mismo desde diciembre hasta el día de la fecha en pesos, cuando el precio del aceite de soja, responsable de más del 85% del costo de la producción, aumento más del 16% en dólares».

Otro factor que influye directamente en este proceso en detrimento del sector, es la baja en la alícuota o arancel de derecho de exportación, lo que significó que «el aceite para comprar al mercado local, se viera encarecido 5% más en dólar», sumado a «una devaluación que fue superior al 29%, entonces que alguien me explique cómo se puede como el mismo peso del mes de diciembre elaborar un producto y comercializarlo, cuando te aumento la materia prima solamente más del 16% en dólares, más otro 5% con este cambio en los aranceles y una devaluación del 29%».

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«Esto hizo que la totalidad de las plantas pymes del país, no solamente de la provincia de Santa Fe estén totalmente paralizadas», argumentó Facciano con sentida preocupación.

Sin respuesta objetiva

El industrial referente de la Cámara, cuestiona las respuestas desde el Estado nacional y siente que «es como mínimo sospechoso o curioso al menos» que el sector no tenga una respuesta concreta, dado «el potencial que tiene la industria del biocombustible y en particular en la provincia de Santa Fe».

«Santa Fe es la principal productora de biodiesel del país a nivel estados subnacionales, creo que debe estar disputándose el primer lugar con California, en EE.UU. o en con algún otro estado de Indonesia. Para que la gente lo pueda entender bien, si medimos la capacidad de producir energía en barriles, como lo hace la industria petrolera y sin discriminar si es un combustible fósil o renovable, Santa Fe es la cuarta provincia productora del país después de Neuquén, Rio Negro y Chubut», puntualizó Facciano.

Los biocombustibles han desarrollado una entramado productivo de suma importancia para los cordones industriales y las cadenas productivas de agregado de valor, y además «los biocombustibles sustituyen y diversifican la matriz energética a través de combustibles renovables de producción ciento por ciento nacional cuando nuestro país importa más del 30% del gasoil que consume, cuando elaborar biocombustibles significa desarrollar economías regionales, porque hoy existen 54 plantas de biocombustibles instaladas en más de diez provincias».

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El empresario agregó que ayudan a «la preservación del medio ambiente, porque cuando producís y volcás a la calle un litro de un biocombustible, tanto sea biodiesel o bioetanol, estás evitando emisiones de gases de efecto invernadero o ahorrando en más de un 75% si lo comparo con los combustibles fósiles».

Por lo que la falta de atención y respuestas concretas desde el Gobierno nacional hacen que el sector no comprenda «el porqué de esta situación de discriminación, de manoseo, de ninguneo, o hasta con de una decisión intencional, que la verdad no me consta de esta gestión, pero el resultado es el mismo de, tal vez, una gestión anterior: no hay una respuesta objetiva que no sea que es una decisión política».

«No hay ninguna respuesta objetiva, lógica o coherente que justifique la situación que se está atravesando. Es simplemente dar datos, hechos y no solamente hablar de los aspectos positivos que genera esta industria, sino también los aspectos negativos que este parate esta generando», mencionó el titular de la entidad que representa al sector.

Importancia de la industria

Para Facciano, «no hacer biodiésel significa reprimarizar la industria. Uno tiene que entender al biodiesel y al bioetanol como los eslabones posteriores de la agroindustria, sea de la caña de azúcar, del maíz y la soja», por lo que es necesario atender con urgencia los problemas del sector.

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«No agregarle valor y no transformar este producto como el biodiesel significa que va a haber más aceite, al haber más aceite va a ser más difícil colocarlo, al haber mayor demanda, mayor oferta de aceite, implica que el aceite va a valer menos, así que por donde se lo vea, no tiene una respuesta lógica desde la lógica del mercado, desde la lógica del agregado de valor de la agroindustria, desde la lógica del entramado productivo de economías regionales», añadió el empresario industrial.

En Santa Fe, hoy en día, existen plantas de este combustible, en lugares donde antes no había industrias. «Santa Fe tiene plantas donde nunca antes hubo una industria, como Piamonte, Calchaquí, lo que significa que el poco o el mucho agregado de valor a la industria están parados. Que no haya biodiesel significa que el país tiene menos glicerina para exportar y hoy la glicerina refinada es lo que se utiliza para la industria farmacopea. Entonces no es solamente el problema del biodiesel, sino de todo un entramado productivo y de agregado de valor».

El resultado del poco interés demostrado a nivel provincial y, por sobre todo, nacional sobre la problemática de la industria del biocombustible, son «empresas que llevan mas de 90 días de facturación cero».

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A diferencia de otras actividades, esta «no es una industria que entre otras actividades tiene la de hacer biodiesel, como puede ser en las aceiteras, esto es una industria que tiene solo para hacer una actividad, por lo cual actividad parada es facturación cero, entonces las consecuencias son lógicas».

En referencia a los puestos de trabajo, Facciano puntualizó: «no va a haber Repro, no va a haber ATP, no va a haber asistencia del Estado que permita solventar o subsidiar el parate de la actividad, entonces lamentablemente va haber suspensiones, desvinculaciones, mas allá de que legalmente está prohibido, una norma no puede ir en contra de la realidad. Esto no es una cuestión de que si se puede normativamente suspender o no gente, esto es una realidad económica de este sector y la decisión y la solución escapa del productor de biodiesel. El productor no puede poner el precio del aceite».

El empresario concluyó explicando que «estamos hablando directamente del precio que esta publicado no se cubre variables, nadie puede soportar esto y menos ser obligado trabajar en estas condiciones y mas siendo una Pyme. El cien por ciento de las plantas son pymes».