JUEVES, 28 DE NOV

Córdoba: 7 de cada 10 empresas concursadas quiebran

Lo advierten abogados del fuero concursal. Es más del doble de lo habitual por la restricción financiera. Se opta por la “financiación judicial” antes que la bancaria.

Los abogados que trabajan en el fuero concursal llevando casos de concursos preventivos y quiebras, remarcan que lo habitual es que el 20% de las empresas que se concursan terminen en una quiebra. En esencia , porque encarar el camino de un concurso supone una serie de costos y de inversión en recursos, tiempo y energía para mantener a flote la empresa que se justifica si hay una perspectiva de mejora. Es un recurso con pro y contras, pero que puede ser la solución para una compañía que se encuentre en una situación muy delicada. Y se deben cumplir una serie de requisitos y condiciones para llegar a un resultado positivo, un escenario que permita a la empresa seguir operando y evitar la quiebra.

Con todo, lo que se  percibe en el contexto actual es que muchas de las empresas que comienzan procesos de concursos preventivos para evitar un desenlace peor llegan en muy malas condiciones a ese proceso, con estados contables muy corroídos y con un mercado financiero muy nocivo a la hora de financiar sus compromisos. El resultado es que más de la mitad de las compañías que inician procesos de concursos preventivos terminan en una quiebra.

Alto estrés

Parte de este escenario se advirtió en un encuentro de trabajo organizado por la filial Córdoba del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (Iaef). Allí, el abogado Carlos Molina Sandoval, del estudio Zarazaga, Molina Sandoval y Aguirregomezcorta disertó sobre el estrés financiero, sus riesgos legales y dio un pantallazo sobre cómo vienen evolucionando los procesos de concursos en Córdoba y el país. “Cuando se habla de estrés financiero se refiere a la imposibilidad de cumplir con los medios normales y obligaciones de una compañía. Es decir, que con los recursos normales, con la plata que entra periódicamente, se cumpla con las obligaciones sin tener que salir a vender propiedades o bienes”, señaló . Y añadió que esta imposibilidad genera consecuencias como una menor productividad, pérdida de crédito, mano de obra ociosa y hasta despidos.

Situación terminal

En relación al ratio que hay entre las empresas que empiezan con un concurso y el proceso es exitoso y las que terminan en quiebra, hoy se constata un indicador muy golpeado. Para algunos abogados la cantidad de concursos que terminan en quiebra ronda históricamente el 20% o 30%, pero reconocen que ese valor está cerca del 70% o 75% actualmente, básicamente por las malas condiciones en las que llegan las compañías y el contexto financiero. “Las empresas llegan en estado terminal, oncológico decimos. Ese es el problema: muchas empresas se presentan en concurso preventivo cuando realmente no van a salir y aletargan la agonía. Hoy la mitad de los trabajos que tenemos en el día a día son por temas concursales, cuando el año pasado había más temas de negocios u otros tipos de trabajo”, señala Molina Sandoval.

En la misma línea advierte que el concurso es una herramienta que brinda un “paraguas legal” para los responsables de la compañía, aunque deben analizarse los riesgos que implica y las condiciones en que está la empresa. “Hay que sopesar. No toda empresa en crisis tiene que concursar. Hay que analizar concretamente ventajas y desventajas, hacer un Foda de la situación y ver qué aparece. Siempre el empresario es reacio a concursarse por una cuestión obvia que significa exteriorizar el fracaso empresario y perder el crédito comercial”, dice.

Banco Tribunales

Juan Manuel Delgado, abogado en el Estudio Pereda, García, Castella nos y Arroyo aporta su visión sobre un tema en el que la firma también es especialista y señala que la cadena de pagos ya se ha cortado, aumentó la litigiosidad de las cobranzas y en definitiva la gente está optando por una financiación vía judicial. “La tasa judicial es del 36% anual versus una tasa bancaria del 70%. La gente se financia en Tribunales, no te paga, demora el juicio un año, año y medio. Y por más que tenga que pagar costas y demás le sale más barato un financiamiento judicial que un crédito bancario”.

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