Por Alejandro Maidana

A tan solo días de asumir, el gobierno liderado por Javier Milei y Luis “Toto” Caputo, impulsó una deshumanizante devaluación que trajo por añadidura, una disparada descontrolada de precios. La libertad, hacemos referencia a la del mercado, rápidamente marcó la cancha generando una atroz transferencia de ingresos de las clases medias y bajas, hacia las encumbradas.

Ante la amenaza creciente de una nueva devaluación y contundentes tarifazos, quienes han quedado nuevamente al margen de una historia escrita con la pluma dominante, a la práctica cotidiana de la sobrevivencia, le han sumado asambleas permanentes y estado latente de movilización. Por ello, uno de los sectores más golpeados, no dudó en salir a reclamar lo que por derecho les corresponde.

La imperiosa necesidad de continuar visibilizando la realidad que abruma la existencia de nuestros pueblos indígenas, continua con su curso inamovible. El reclamo es histórico y harto conocido: mejoras habitacionales, agua potable, acceso al trabajo genuino y la no criminalización de su lucha. Pero claro, a todo lo antes mencionado, se le suma una devaluación de la vida catastrófica que parece no tener freno.

Cuando nosotros hablamos de una reivindicación social, cultural, política y democrática de los pueblos, lo hacemos en un sentido de alma y vida porque conocemos las realidades de estos. Somos la indianidad de esta ciudad aglomerada y queremos que se visibilice, y que los vecinos rosarinos entiendan que somos una realidad dentro de la ciudad”, no se cansa de repetir una y otra vez Luis Báez, referente del pueblo moqoit e integrante del Concejo de Pueblos Originarios.

Alertados por la asfixiante política económica implementada por el gobierno nacional, los pueblos que se agrupan para mancomunar su voz, se apersonaron este martes en el Ministerio de Desarrollo Social de la provincia con la intención de ser atendidos por los funcionarios de turno. “No soportamos más la situación económica que nos atraviesa, a una inflación anual del 200%, se le suma la poca asistencia que tienen los comedores comunitarios que sostienen las necesidades básicas de nuestros pueblos”, indicó Luis Báez en dialogo con Conclusión.

Las comunidades no dan abasto, y transitando un mes durísimo como es el de enero, decidieron agruparse para elevar un legitimo reclamo. “La transición política a nivel provincial ya ha pasado, y no podemos esperar más por las respuestas que deben llegar por parte del estado. Lo que solicitamos es que se ponga en práctica lo prometido a fines del año pasado en torno a la ayuda alimentaria que se prometió, al no existir respuesta alguna por parte de la actual gestión, se decidió ocupar pacíficamente el Ministerio de Desarrollo Social a través de una sentada pacífica”.

Las comunidades originarias debieron aguardar unas tres horas para lograr ser atendidas por funcionarios con decisión política, siendo esta última una de las condiciones expuestas. “Finalmente fuimos atendidos y la promesa de atender nuestros reclamos fue puesta en carpeta, el compromiso asumido por los funcionarios fue el de darnos una respuesta antes del viernes. Así fue como representantes de las 36 comunidades originarias que habitamos este suelo, nos retiramos de igual manera que como llegamos, en paz. El hambre no se aguanta, por ello esperamos que se cumpla con la palabra, de lo contrario el viernes estaremos nuevamente ocupando este espacio”, concluyó Báez.