Por Facundo Díaz D’Alessandro

En momentos de extrema turbulencia en Argentina, tanto cambiaria como financiera, y por lo menos por tercera vez en menos de un año, en los que no se sabe a cuánto saltará el dólar ni cuánto caerán las acciones, ni cuánto se disparará el riesgo país, ni si todas esas variables merecen la angustia y preocupación de la ciudadanía, se menciona hasta el hartazgo (y se le atribuyen distintas cualidades y características) a un ente cuyo significado es más bien difuso: los mercados.

A grandes rasgos y en términos «universales», podría decirse que el mercado es el lugar donde se enfrentan la codicia y la desesperación.

«En esencia, es lo que dice y decide un montón de gente sobreeducada y ‘sofisticada’, que en cierta forma vive en una burbuja, porque no está viendo la realidad completa, lo que en países desarrollados mucho no importa si invertís ahí, porque hay una heterogeneidad menor en la percepción que tienen, entre personas que están en lo más alto de la escala distributiva, en lo más bajo o en la mitad. No son diferencias chicas, pero la percepción, valores y formas de ver el mundo, son más homogéneos», explicó a Conclusión el economista y operador agrofinanciero Luciano Gauna.

«El mercado es eso: gente muy ‘sofisticada’, en una burbuja, viendo estadísticas, proyectando futuros y que a partir de eso siente más desesperación o más codicia para posicionarse en ciertos activos»

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En ese sentido, analizó que «cuando se habla acá del mercado o cuando desde un país desarrollado quieren mirar a un país complejo como Argentina, se ve una realidad más heterogénea, que hace que la percepción de las personas no sea la misma.»

«Agarrás un analista de mercado y sabe mirar ratios, mira encuestas (que claramente fallaron), y actos, actitudes o cosas que dicen los policy makers (gobernantes, gente que tiene poder de decisión política) y en base a eso presupuestan que es lo que va a pasar con el precio de una acción, de un bono o indicador, o en este caso, qué es lo que va a pasar con las variables macroeconómicas a partir del gobierno que sea electo en las presidenciales», agregó el experto egresado en la Facultad de Económicas de la UNR.

«Esos tipos/as, con esa información que proyectan, deciden si los activos que se tradean (comercializan) en el mercado están baratos o caros, o lo que es lo mismo, cuál va a ser la tendencia en base a los sucesos que se están viendo y lo que esos sucesos preanuncian que se va a hacer. Si bien tienen herramientas y metodologías duras atrás (cuantitativas, estadísticas, matemáticas), en esencia es el ‘sentimiento’ de mercado: gente que intenta, a partir de los números, estimar qué es lo que va a pasar, qué activos se van a favorecer y desfavorecer, para posicionarse de una u otra manera», detalló Gauna.

«Si vos tenes menos apuro por vender que el tipo que quiere comprar, lo que prima en vos es la codicia, y en el otro la desesperación, y lo mismo al revés. Siempre se oponen esas dos fuerzas».

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«Entonces, si vos tenes menos apuro por vender que el tipo que quiere comprar, lo que prima en vos, que tenes menos apuro, es la codicia, y en el otro la desesperación, y lo mismo al revés. Siempre se oponen esas dos fuerzas. En el mercado siempre alguien vende y alguien compra. Cuando uno escucha que se pone vendedor o comprador, lo que quiere decir, en el fondo, es que la desesperación del que vende es más grande que la desesperación del que compra, o viceversa. Siempre que se anota un precio y baja, es porque alguien compró o vendió y los sentimientos van por ese lado. Eso es: gente muy ‘sofisticada’, en una burbuja, viendo estadísticas, proyectando futuros y que a partir de eso siente más desesperación o más codicia para posicionarse en ciertos activos», sintetizó el economista.

Usos y abusos

Por su parte, puntualmente en el caso de Argentina, en particular con la cotización del dólar que es uno de los precios relativos de la economía a los que más se suele atender aquí, existe el Mercado Único Libre Cambiario (MULC), regulado por la normativa bancaria.

«En el mercado no se decide por perversidad sino por interés económico. Después el uso que el gobierno o los medios hagan del término ‘mercado’, es otra cosa. Así le hago decir al mercado lo que yo quiero».

Allí, según expresó a Conclusión el economista y presidente de la Fundación Pueblos del Sur, Esteban Guida, «tienen acceso entidades financieras, con respectivos ‘operadores’ que hacen a la cotización del tipo de cambio a través del sistema informático del MULC. Hay una pantalla digital donde los operadores que tienen acceso a compra venta de divisas mayoristas ponen sus cotizaciones de oferta y demanda.»

En cuanto al mercado minorista, de pequeños ahorristas, en general suele manejar muchísimo menor volumen y precios algo mayores que en el mercado mayorista.

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Para Guida, no se trata de decisiones hechas con «perversidad» sino de «interés económico». «Los tipos, esas empresas, tienen que ganar lo máximo posible, atadas a un negocio que le sirvieron en bandeja, obvio que van a resolver así”, agregó, en relación a la brutal caída de activos argentinos, tanto la Bolsa de Buenos Aires como en Wall Street.

Por último, el titular de Pueblos del Sur se refirió a la «utilización» que tanto desde algunos medios de comunicación, como desde el Gobierno puede hacerse del término «los mercados» o «el mercado». «Ese uso ya corre por el lado de la interpretación. Parece algo así como ‘al mercado le hago decir lo que quiero «, concluyó.