Santa Fe es la principal productora de biodiesel del país y una de las primeras a nivel mundial. En capacidad de producción de combustible, sin disciminar si es fósil o renovable, la “Invencible” es la cuarta provincia del país después de Neuquén, Río Negro y Chubut.

Actualmente el sector atraviesa un delicado momento, las plantas de biodiesel llevan 120 días sin actividad, totalmente paralizadas. Las medidas de confinamiento sumadas al congelamiento de precios le imprimieron un duro golpe al sector.

El panorama expone a las plantas de la provincia, en su totalidad pymes, junto a 9.000 personas que trabajan en el sector a quedarse sin su fuente laboral, por lo que el Gobierno provincial ha tomado nota de la situación y ha comenzado a diseñar estrategias parlamentarias para proteger la industria.

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Desde diciembre del año pasado, la Secretaria de Energía de la Nación (encargada de establecer los precios de mercado) aumentó un 10% el valor del producto, monto insuficiente para los productores, más teniendo en cuenta que el precio del aceite de soja, responsable de más del 85% del costo de la producción, aumento más del 16% en dólares, además de la baja en la alícuota o arancel de derecho de exportación, lo que significó que «el aceite para comprar al mercado local, se viera encarecido 5% más en dólar y una devaluación que fue superior al 29%.

 

Pelea por la matriz energética

Desde la Cámara de Energías Renovables de Santa Fe se pronunciaron sobre la grave situación económica que atraviesa la industria del biocombustible, en particular la del biodiésel y el bioetanol, y no han tenido una respuesta favorable desde el Estado nacional.

Esto es claramente el lobby petrolero. Es una guerra en contra de la federalización energética. La industria petrolera se lo tomó como algo personal, cuando el biocombustible en otras partes del mundo es parte de la matriz energética. Acá se ha transformado en una lucha en la región”, afirmó el titular de la firma Rosario Bioenergy, integrante de la Cámara Santafesina de Energías Renovables (Casfer) y también miembro de la Cámara de Empresas Pymes Regionales Elaboradoras de Biocombustibles (Cepreb), Federico Pucciarello, en diálogo con Conclusión.

Y consideró: “Son 120 días de parate total, de facturación 0. Las empresas están en una situación tétrica, los empresarios no pueden poner de su bolsillo para el mantenimiento o costos mínimos de las plantas”.

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“Ya han cerrado seis empresas de las 38 que había en el país. Si no se reactivan, seguirán cerrando, porque hay facturación cero”, alertó.

En política energética volvimos a una concentración como nunca antes”, sentenció el dirigente, al tiempo que criticó la decisión de llevar la secretaría de Energía a Neuquén porque “la energía del país está en todos lados, en el sol, en el viento, en la biomasa, en el oceáneo, en el petróleo y el gas, pero no es la única energía que el país tiene, y mucho menos la del futuro”.

 

Desde el sector enviaron una propuesta al Gobierno nacional que “no tenía ningún impacto en el surtidor, que era bajar el corte al 6%. Eso significaba que las plantas iban a producir entre un 30 y un 40% de su capacidad, pero haría que las plantas funcionasen, sin rentabilidad pero evitarían cualquier despido. Hasta ahora no obtuvimos respuesta”.

“Brasil el primer productor de etanol acaba de anunciar que no importa más gas de Bolivia porque hace biogas, tenemos un país que nos marca un rumbo en la región, que usa bien sus recursos naturales. Nosotros tenemos una lucha interna despreciable que no le hace bien a los argentinos. Tenemos que luchar por un federalismo energético en serio”, remarcó Pucciarello.

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“Los petroleros no pueden llevarse el subsidio e importar gasoil como se está importando hoy. Se está comprando gasoil a 71 pesos el litro cuando se podría comprar biocombustible a 58, no se entiende”, se quejó el industrial.

Por otro lado, también remarcó la relevancia de las energías renovables para el medio ambiente. “No ir a un corte de biocombustible equivale a haber destruido 10.400 de bosques autóctonos en estos 120 días que estuvimos parados. Por un falso mensaje de precios estamos hipotecando nuestras tierras, la sustentabilidad de nuestras vidas”.

Caída de la producción

La producción de biodiesel de la Argentina fue de apenas 1,1 millones de toneladas en los primeros nueve meses del año, el volumen más bajo de la década. Según datos de la Secretaría de Energía de la Nación, la producción de biodiesel de septiembre fue de 106.2014 toneladas, con una caída interanual del 50%, el monto más bajo para ese mes desde 2008.

Con un precio de referencia fijado en $48.533 la tonelada a partir de octubre, el diferencial entre biodiesel y aceite de soja cayó a la mitad desde principios de año, sostuvo un estudio de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

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«Si se analiza ahora la producción acumulada mensual por año calendario, a septiembre de 2020 inclusive el output total alcanza 1,1 millones de toneladas, medio millón de toneladas por detrás del acumulado a la misma altura del 2019 y debajo también de los niveles mínimos de la última década», añadió el análisis.

El cambio de patrón se produce en abril, ya que hasta marzo la industria venía trabajando a un ritmo superior al del año anterior. Sin embargo, desde entonces no ha podido remontar el nivel de actividad y un único mes (julio) se superó la marca del mismo período del 2019.

Del lado de los precios, a un valor de referencia establecido en $48.533 la tonelada a partir de abril, se observa una erosión de la rentabilidad de la industria de biodiesel respecto a la evolución del precio del aceite de soja.

«Tomando los valores promedio del mercado interno en base a los datos volcados en SIO Granos y expresando ambos en dólares para una mejor comparación, puede verse que la brecha entre ambos se redujo un 50% en lo que va del año», dijo la BCR.

Golpe a la exportación

La producción de biodiesel ha sido altamente volátil los últimos años en el país, sujetada a cambios tanto en la política comercial doméstica (como en el corte obligatorio) como externa, especialmente alteraciones en el acceso a los mercados internacionales y competitividad respecto a los combustibles fósiles.

En enero de 2018, tras la presión ejercida por la cámara estadounidense de la industria de biodiesel (National BIodiesel Board NBB), el Departamento de Comercio decidió imponer aranceles a la importación de biodiesel argentino por supuesto dumping y subsidios a la producción por parte del Estado argentino, que varían entre el 132% y el 157%.

En ese momento, la dependencia estadounidense dijo que decisión se debía a que el esquema de derechos de exportación argentino beneficiaba la producción de biodiesel, ya que la materia prima (aceite de soja) para la elaboración del biocombustible era alcanzada por retenciones, pero el biodiésel no.

Tiempo después, el gobierno de Mauricio Macri decidió que el biocombustible comenzara a tributar retenciones del 15%, aunque la decisión del gobierno de Trump no fue modificada.