En las últimas semanas aparecieron distintos análisis con foco en la evolución de la base monetaria, más precisamente en su contracción y el impacto que esto tiene en el conjunto de la economía del país. Las miradas ortodoxas consideran que el proceso es un punto a favor que debe adjudicarse como mérito el ministro Sergio Massa, pero desde otras posiciones destacan que no hubo un impacto sustancial en los índices de inflación ni se mejoró el bienestar de la ciudadanía.

Para entender qué es este indicador; cómo fluctúa a lo largo del tiempo y la manera en la que repercute en el resto de los factores económicos, Conclusión dialogó con el economista de la Fundación Pueblos del Sur, Esteban Guida, quien sostuvo que el dato de contracción de la base monetaria es coherente con las políticas impulsadas por el actual titular del Palacio de Hacienda.

Para realizar cualquier tipo de evaluación, primero hay que identificar el objeto de análisis: la base monetaria -explicó Guida- refiere a los billetes en circulación que están en poder de las personas; las entidades bancarias; y las cuentas corriente en pesos en el Banco Central de la República Argentina. En síntesis, es el dinero con el que la economía se maneja día a día.

Las variaciones en este caudal de dinero son informadas periódicamente por el propio Banco Central, que publica los informes en su página oficial, bcra.gob.ar, y los deja al acceso de todo aquel que quiera consultarlos y compararlos con relevamientos anteriores.

Según indicó el economista de la Fundación Pueblos del Sur, es interesante seguir si la base monetaria se expande o contrae porque, justamente, es el dinero el que facilita las transacciones; los pagos en una economía. «Si la economía crece, necesita más dinero. La regulación de la cantidad atiende a estos efectos. Tiene también un componente; una incidencia importante en lo que es la pauta inflacionaria, porque en la medida que haya una mayor cantidad de medios de pago -es decir, billetes- y una menor cantidad de bienes y servicios disponibles, pueden aparecer presiones o tensiones inflacionarias», detalló.

Los hechos y procedimientos que derivan en variaciones de la base monetaria son varios. La mayoría puede enumerarse de manera técnica, pero el componente principal es político. Hay una hoja de ruta trazada por el Ministerio de Economía y el Banco Central, en coordinación, responde a esos objetivos.

«Efectivamente, es el Banco Central el que, mediante distintos mecanismos y activos que coloca en el mercado, retira dinero emitiendo bonos, que principalmente compran las entidades financieras. De esta manera -como se denomina- esteriliza el mercado y retira dinero que por otra parte emite por distintos motivos. La emisión monetaria se pueda dar para financiar el Tesoro; para comprar divisas; o para atender a otros pasivos del Banco Central», señaló Guida.

¿QUÉ PASÓ EN EL ÚLTIMO TIEMPO?

Según repasó el economista a partir de los datos del BCRA, la base monetaria, el circulante, se mantuvo estable en los últimos tres meses en términos nominales. Esto, ante el aumento de precios que se registró en el mismo período, significa una caída en términos reales. Una medida concordante con los compromisos asumidos con el Fondo Monetario Internacional y un instrumento de corte ortodoxo que aspira a controlar o evitar incrementos inflacionarios.

«Lo que pasa es que el problema de la emisión se ve fuertemente por el lado del sector externo también, que es otro objetivo trazado: el gobierno quiere tener una actitud de compra de divisas para aumentar las reservas y esa compra obviamente se hace con pesos. Este es un tema, porque el problema monetario se expande pero la contracara es que se contrae la economía. Esta es la doble faceta de la que se habla poco», planteó Guida.

Cabe preguntarse si la contracción de la base monetaria es un indicador que puede calificarse de positivo o negativo por sí solo o debe evaluarse en conjunto con otros movimientos que se presentan en el escenario económico actual. Frente a esto, Guida propone contrastar la teoría ortodoxa con los resultados concretos de su aplicación.

Dichas recetas marcan que la contracción en términos reales puede configurar un tabique a la oleada inflacionaria. Aun así, los precios siguieron en alza, e incluso presentaron niveles de aumento por encima de la media que se venía registrando.

«Hay una idea generalizada de que está bien que ocurra lo que está pasando porque se da por entendido que el incremento en la base monetaria afecta directamente a la inflación. (Pero) si tomamos estos tres meses, en los cuáles la base monetaria en términos nominales no creció sustancialmente, y tomamos el Índice de Precios al Consumidor (IPC), vemos que creció en tres meses en niveles muy altos como 7%. Ahí nos preguntamos qué está pasando, porque evidentemente la inflación está teniendo otros componentes -como el especulativo; el de restricciones en la oferta; el vinculado a problemas para importar productos, entre otros- que hacen que la contracción de la base monetaria no sea suficiente», explicó Guida.

«Entonces -agregó-, cuando uno se pone a juzgar la política monetaria, no solamente se queda con el objetivo ‘estabilidad de precios’ o seguir la teoría, sino que se preocupa por ver si la economía está creciendo; si los sectores productivos están pudiendo trabajar; si el bienestar de la población está creciendo y evolucionando, o no. Esos son los objetivos políticos que no estamos viendo en este momento».

Para el profesional de la Fundación Pueblos del Sur, el escenario muestra una tendencia recesiva a partir debido a que toda la política económica asumida por el gobierno, desde marzo pasado al presente, responde las metas trazadas por el Fondo Monetario Internacional, que no apuestan al bienestar de la población ni al crecimiento con desarrollo.

«Desde luego, no se trata simplemente de emitir para aumentar el gasto como algunos dicen. No es aumentar la base monetaria para expandir el gasto per se. Es cambiar la política económica en dirección al desarrollo productivo y no a la cuestión especulativa o al movimiento de capitales. El debate político es mucho más profundo que contraer o expandir la base monetaria dejando todo lo otro como está», concluyó el economista.