La conducción del Banco Central publicó este miércoles una suerte de balance sobre el primer año de gestión de las autoridades designada por el Gobierno de Alberto Fernández y señaló que lo instrumentado permitió «reducir la inflación, mantener la estabilidad financiera y cambiaria y cumplir con el financiamiento extraordinario al sector público y privado» afectado por la caída de actividad derivada de la crisis sanitaria provocada por la pandemia de coroanvirus.

A su vez, se avanzó en la inclusión financiera de amplios sectores de la sociedad y se desarrolló el proyecto de Transferencias 3.0, que permitirá la modernización del sistema de pagos en el país, dijo la autoridad monetaria que conduce Miguel Ángel Pesce.

La entidad señaló que la pandemia implicó un drástico deterioro en el escenario de la gestión y una severa corrección a los planes originales programados para lidiar con la herencia de dos años de crisis social, económica y cambiaria.

Y en la emergencia se debió implementar un esquema de asistencia extraordinaria al Estado Nacional y al sector privado, lo que requirió un nivel de emisión primaria y de potenciación del crédito de dimensiones inéditas.

Al mismo tiempo, se realizó un «gran esfuerzo» de esterilización destinado a absorber excesos de liquidez y se establecieron regulaciones cambiarias tendientes a minimizar los efectos colaterales de las políticas extraordinarias, permitiendo sostener la flotación administrada del tipo de cambio.

«La combinación de estos instrumentos permitió no sólo aminorar los efectos económicos de la pandemia, sino que se consiguió una reducción de la inflación cercana a los 20 puntos respecto a la de 2019».

Asimismo, la entidad sostuvo que consolidó el funcionamiento del régimen de flotación administrada en un contexto donde se había heredado una situación cambiaria y de reservas internacionales muy compleja en simultáneo con una situación de virtual default de la deuda pública en pesos y moneda extrajera.

«Se debieron establecer mecanismos de acceso al mercado de cambios para disponer una asignación eficiente de las divisas necesarias para la reactivación de la economía», dijo el Banco Central.

Y agregó que como resultado, el tipo de cambio real se mantuvo estable y en niveles que considera adecuados para mantener la competitividad de la economía, teniendo en cuenta principalmente el resultado positivo de la balanza comercial, el nivel de los precios internacionales de commodities, la cotización global del dólar y las perspectivas de pagos futuros de deuda externa pública y privada.

Además, se amplió el uso de divisas internacionales en el mercado local, por lo cual se puso en funcionamiento una rueda de operaciones en yuanes, con mercado de futuro y con clearing en la Argentina.

También se desarrolló una política de regulación de las tasas de interés activas y pasivas que debió contemplar las distintas etapas de la emergencia, llevándolas a niveles más bajos en la etapa más aguda y normalizándolas a posteriori.

Esto incluyó el uso de distintos instrumentos como tasas máximas o mínimas, regulaciones cuantitativas y la intervención en el mercado de títulos y futuros.