VIERNES, 29 DE NOV

Argentina cosecha Cáñamo industrial que había sido prohibido por la dictadura

El cultivo de esta especie había sido vedado por la última dictadura cívico militar. Se había dejado de producir en 1977.

 

La Secretaría de Agricultura, el Senasa y el INASE acompañaron los primeros ensayos realizados por la empresa Industrial Hemp Solutions (IHS) en Ferré, Chacabuco y Balcarce, quienes participaron de las primeras cosechas experimentales del cultivo en suelo argentino realizadas por la empresa nacional Industrial Hemp Solutions (IHS), luego de más de cuatro décadas en el marco de las posibilidades que brinda el nuevo marco regulatorio en materia de Cannabis medicinal y Cáñamo Industrial.

El cáñamo es un cultivo anual que puede fijar altos valores de dióxido de carbono (el CO2 es en la actualidad el principal gas de efecto invernadero responsable del cambio climático) y captura hasta 4 veces más que un bosque forestal. Las fibras que se encuentran en su tallo pueden emplearse en diversas industrias tales como construcción, celulosa, química, energía, automotriz y textil. Al reemplazar materiales no renovables de origen fósil reduce el impacto negativo de los mismos en la cadena de valor.

A su vez, los granos que provienen del cultivo del cáñamo son considerados a nivel mundial un súper alimento, por lo que existe una creciente demanda de sus aceites, harinas y proteínas en los países desarrollados.

El cultivo de cáñamo para fines industriales estaba prohibido desde 1977, cuando el dictador Jorge Rafael Videla lo incluyó en la lista de drogas, a pesar de que la ONU lo había desconsiderado como tal 16 años antes.

«El propósito es «cañamizar» las industrias y facilitar la transición hacia las nuevas economías en pos de la creación de valor integral. De esa forma la empresa promueve el desarrollo de economías regionales, potencia el secuestro de carbono y contribuye a la regeneración de los suelos, además de generar divisas para el país, tanto por exportaciones como por sustitución de importaciones«, expresó Maximiliano Baranoff, director de Innovación de IHS.

Por su parte, la presidenta INASE, Silvana Babbitt, expresó que «el Estado Nacional identificó al cáñamo como un cultivo estratégico y desde INASE, nos pusimos a trabajar en ese sentido. Acompañando desde nuestro rol, aportando fiscalización y trazabilidad al sistema productivo, y rigurosidad y experiencia en el registro de variedades. Trabajamos en Cáñamo como lo hicimos con el cannabis medicinal y como lo hacemos con muchas especies vegetales, entendiendo que contar con buenos materiales de propagación es fundamental para construir una industria robusta, que permita rentabilidad y desarrollo local.

También, agregó que «el cáñamo es un eficiente regenerador de suelos, sus usos van desde fibra para la industria textil pasando por materiales para la construcción, sustitución de polímeros plásticos por polímeros «naturales» y mucho más. Desde INASE consideramos vital contar con variedades aptas para nuestros ecosistemas, a poco tiempo de la reglamentación de la Ley».

Asimismo, Argentina no cuenta con un banco de germoplasma propio para el cultivo del cáñamo, es por esto que el INASE autorizó que IHS ingresara los materiales para realizar sus respectivas validaciones en diferentes latitudes del país.

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