Un sector de la industria aceitera está pidiendo que se reimplanten parte de los derechos de exportación. Se trata de las empresas que muelen girasol, que históricamente tenía un “diferencial arancelario” de 2% que penalizaba la venta de las semillas y promovía su industrialización dentro del país.

El gobierno de Mauricio Macri eliminó todo el tributo (que llegaba a 30% y quedó en 0%), es por eso que, ahora se pide una revisión.

Los argumentos que esgrimen es que las empresas que procesan girasol sufren una crisis por falta de materia prima, que podría agravarse si ese cultivo se exporta como grano y se procesa fuera del país.

Un documento advierte que ya dejaron de operar varias plantas. También revela que desde el 16 de diciembre, cuando se eliminaron las retenciones, los permisos de exportación de la semilla se dispararon. En promedio los embarques eran de unos 2.700 toneladas anuales en el último quinquenio, pero en los dos últimos meses alcanzaron nada menos que 57.398 toneladas. Es decir se exporta con menos valor agregado.

El diferencial que penaliza la exportación de granos y alienta la exportación de mayor valor agregado, cuyo regreso reclaman los aceiteros, se mantuvo sin alteraciones en el caso de la soja.

En ese caso, el gobierno solo aplicó una rebaja de 5% en los derechos de exportación del poroto, que ahora aporta 30%. En cambio, la exportación de aceite y pellets tributan tres puntos menos, un 27%.