Las reservas internacionales del Banco Central de la República Argentina (BCRA) son quizás hoy una de las principales preocupaciones para quienes miran las obligaciones y desafíos que deberá afrontar el país, sea quien sea su presidente, en los próximos cuatro años.

Cuando llegó al Gobierno «el mejor equipo de los últimos 50 años» era esa precisamente una de las herencias «pesadas» que se endilgaron al gobierno saliente de Cristina Fernández de Kirchner.

El BCRA registraba en sus arcas 25.756 millones de dólares, a los que podría sumarse el swap de yuanes chinos, convertibles en alrededor de 10 mil millones más (algo que luego ejecutaría el actual Gobierno ante la tempestad cambiaria de 2018).

A menos de dos meses de la finalización del mandato del actual presidente Macri, el titular del Banco Central, Guido Sandleris tiene a su disposición algo más de 47 mil millones de dólares (según el último dato disponible publicado por la entidad).

Ahora bien, del análisis pormenorizado de las arcas de la autoridad monetaria surgen algunos interrogantes: ¿cuánto de esas reservas están verdaderamente disponibles? ¿Cuál es su origen?

Para tomar dimensión de lo que fue la caída en las reservas internacionales del último año, desde el Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía, publicaron un gráfico que muestra cómo habría sido el camino sin la ayuda del FMI y del intercambio de monedas («swap de monedas») con China, es decir con las propias reservas.

Según esos datos, sin esos aportes las reservas estarían hoy en negativo, es decir no alcanzarían para cubrir ya no obligaciones futuras, sino las cotidianas que debe afrontar la administración financiera del país.

Al consultar en la web del BCRA, desde abril de 2018 hasta hoy, se observa claramente como se da por lapsos largos un goteo de reservas, luego recompuesto por el ingreso de tramos del préstamo stand by con el FMI, acordado en mayo del año pasado.

Allí se observa que a mediadios de junio ingresa el primer desembolso engrosar un nivel de reservas que venía esquilado por una brutal corrida cambiaria, la primera de una serie que estremecería al Gobierno de Mauricio Macri, y que se llevó puesto a dos banqueros centrales (Federico Sturzenegger y Luis Caputo).

A partir de ahí las reservas empiezan otra vez a caer, para ser abultadas otra vez a fines de octubre, con un nuevo desembolso. Luego en diciembre, el swap con China acomodaría otro tanto, y en marzo de este año el último desembolso para pacificar algo una acuciante situación en la previa del comienzo de la campaña electoral.

Con todo, las reservas internacionales del BCRA tocaron su pico el 9 de abril del corriente año, cuando ostentaban 77.481 millones de dólares. Hoy, tristemente, han vuelto a caer a niveles de un año atrás para ubicarse en 47.916 millones de dólares.

Así, desde abril a octubre se perdieron, por lo menos, 30 mil millones de dólares los cuales no se observa que hayan tenido un destino que no sea pagar deuda o «financiar» fuga de capitales vía atesoramiento o liquidación de bonos o títulos que no fueron renovados.

Según calculó el Mirador, el BCRA perdió 65.192 millones de dólares de reservas desde abril de 2018, casi 10 mil millones más que la totalidad del préstamo del FMI, que fue a su vez el más cuantioso que otorgó en su historia.