Por Facundo Díaz D’Alessandro

“El presidente (después de la derrota en las PASO) prometió a todos que la primera semana de diciembre iba a mandar (al Congreso) un programa plurianual, después de eso el presupuesto y el programa con el FMI. Eso no se presentó nunca y no es un tema menor ¿Qué nos dice? Que el gobierno tenía como prioridad cerrar con el FMI y no es un tema que la economía argentina esté o no en un curso de solución de problemas de fondo. ¿Cuáles? La pobreza, que el trabajo sea digno, que haya 10 % de desocupación pero salarios que no cubren la canasta básica, niveles de jubilación que te dejan fuera del sistema de salud o las posibilidades de una vida digna”.

Con ese párrafo se podrían sintetizar las reflexiones del economista Esteban Guida a la consigna propuesta por Conclusión para analizar el actuar escenario económico, tras el anuncio de un preacuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar el crédito de más de 44 mil millones de dólares otorgado al país en 2018: si en Washington se levantaban, por esas cosas del realismo mágico, con ganas de perdonarle la deuda al país, este domingo continuarían intactos todos los nudos de su pauperizada economía.

Ante todo, el también presidente de la Fundación Pueblos del sur, consideró “ilegitimo, fraudulento y corrupto” al préstamo que el FMI le dio al gobierno de Macri, y ante el a Argentina, a mediados de 2018.

Y, en esa línea, precisó: “Eso viene después del colapso del modelo económico, cuando los propios fondos de inversión -amigos y financiadores del gobierno de Macri- abandonaron el país. Argentina accede al crédito en default, en una situación de extrema debilidad financiera, un modelo que agudizó los problemas que venía trayendo. El acuerdo que está mandando al Congreso el Poder Ejecutivo, solamente lo que hace es obtener un préstamo para pagar en los mismos términos el préstamo que el FMI le dio a Macri. Si cortáramos la historia desde el 2018 a la firma de este acuerdo no pasaría nada, porque todo lo otro sigue igual: la deuda privada, la deuda externa con otros organismos, pobreza, desocupación, insolvencia fiscal.”

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Sumado a ese esquema prefigurado, señalado como garante de una mayor estabilidad por parte del Gobierno y algunos actores económicos (empresariales, gremiales) Guida advirtió por las revisiones trimestrales y el alto grado de incertidumbre que imprimen, con un poco feliz recuerdo del que recientemente se cumplieron 20 años.

Si no cumplís con el cronograma fiscal, monetario, impositivo establecido, el FMI tiene todo el derecho del mundo de decirte no te presto más y caes en default. Es decir que cada tres meses vamos a estar con la vela adelante del FMI para que nos aprueben las auditorías, como ocurrió con De La Rúa, nada más que en ese caso no llegamos ni a la primera revisión trimestral. Fue un asiento contable que no se hizo, un vencimiento para el cual no se prestó dinero para pagarlo y Argentina entro técnicamente en default. Y es lo mismo, acá no va a haber movimiento de dinero, el préstamo que le dio en su momento el FMI a Argentina ya se fugó, quienes pudieron (porque tuvieron los recursos para) acceder al mercado cambiario, pero a nosotros nos queda la deuda”, detalló el académico y consultor.

¿Soja, sudor y lágrimas?

Más allá de las definiciones en torno a las pautas “negociadas” con el organismo internacional de crédito para patear los vencimientos, éstos deberán en algún momento afrontarse, dentro de lo que podría considerarse el “mediano plazo” (los entendimientos de Facilidades Extendidas como el que se lleva a cabo duran diez años), algo ante lo cual Guida puso el énfasis ya que “esto no lo dijo el ministro y tampoco como se va a generar el excedente económico en divisas para hacerlo”.

Respecto al frente externo, prefirió abundar en una aclaración conceptual. “En el vínculo con mundo, Argentina no solo se relaciona en términos de bienes (exportaciones e importaciones) sino también servicios financieros y reales, honorarios e intereses, que suman la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos. Es un gran problema el déficit de cuenta corriente, sobre todo cuando estás en recesión -como Argentina desde 2018 en adelante- ya que la balanza comercial da positiva por la caída de importaciones. Por más que esté eso, el problema externo, es que seguimos siendo deficitarios con el resto del mundo. Si no miramos completo el esquema, el problema es que nos podemos quedar con que el agro nos está salvando cuando por mas que tengamos precios internacionales positivos -gracias a dios que es así-, tenemos un problema externo deficitario, y que no se plante esto es una especie de tomada de pelo, entiendo que la ciudadanía puede no estar mirando esto, pero si muchos economistas y periodistas, entonces que se presente esto (el acuerdo) como una situación beneficiosa en sí misma, sin un programa que genere las condiciones necesarias y los recursos para todo lo otro que hace falta… y, es poca cosa.”

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En ese sentido, el economista hizo alusión a las palabras del ministro Guzmán, quien aclaró que no se harán reformas estructurales a partir de este entendimiento.

Decir que la estructura económica no se va a tocar, es avalar y aceptar que el estado de situación actual – que es tremendamente perjudicial para la mayoría- no es una preocupación. No es una cuestión de opinión, sino de la realidad de millones de argentinos que esperan poder vivir dignamente con la riqueza nacional, sin prestado, sin subsidio, sin la prebenda, con el trabajo. Y por supuesto tomados de historia y antecedentes donde Argentina pudo tener 0% de pobreza y 1 o 2 % de desocupación”, refrendó.

El tango se baila de a dos, ¿y la democracia?

Por último, Guida se refirió al escenario de pobres proyecciones que pueden hacerse respecto al futuro, con dos coaliciones, hoy organizadas en torno a oficialismo y oposición, que parecen, finalmente, operar fuerzas en sentido similar.

“La discusión (no de economistas, que no es discusión) sino hacia adentro de organizaciones que hacen a la vida productiva y económica, trabajadores, empresarios, ciencia, academia, no está tampoco en torno a esto. Los debates que se arman son muy mediocres, si criticás el acuerdo estás a favor de Macri, entonces si no era esto era patear el tablero, un nivel tan bajo de la discusión de la economía, que es muchísimo más compleja, que tiene por detrás deseos y aspiraciones de los argentinos. Y parece ser que el gobierno está cómodo con esa discusión superficial”, apuntó.

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Y amplió: “No hay una voluntad política de oficialismo y oposición de cambiar fundamentalmente las reglas de juego de una economía injusta, y no considero a la pandemia una excusa. Manzur (jefe de Gabinete) dijo que el gobierno llevo adelante todas las medidas que procuró de acuerdo a su idea económica. Y que el objetivo es el crecimiento. Todos los funcionarios que están ahí sentados saben que crecer no es lo mismo que desarrollarse, y la muestra está en los años 1992, 1993 y 1994 en que Argentina creció al 9% pero terminamos el ciclo con exclusión social y pobreza. Cuando los funcionarios hablan de crecimiento solamente, están repitiendo un error que ya todos conocemos.”

Por último, Guida concluyó señalando puntualmente al problema de oferta que impacta (y lamentablemente seguirá impactando) en las cifras de inflación.

“Gran parte de los que aplauden el acuerdo es porque de alguna manera esto garantiza el statu quo y eso no es perjudicial para todos. Un modelo injusto, garantiza el mecanismo actual de concentración, economías liberalizadas, oferta muy restringida, que es un problema gravísimo actual del que casi no se habla. Claramente vamos a tener tensiones de precios si no tenemos oferta, si no incrementamos la oferta nacional de productos básicos, muchos de ellos no transables, obviamente que vamos a tener inflación y no solo por la emisión monetaria. Entonces, no se están tocando los problemas de fondo, si aumentamos producción, tenemos programa consistente de sustitución, generamos trabajo, un círculo virtuoso por supuesto complicado de acometer pero que presenta una alternativa ante el programa actual. Eso no está en discusión, están los títulos, los deseos, pero cuando uno baja al programa es otra cosa. Y ahí está la preocupación”, cerró.