Los precios de la carne se han mantenido a pesar de una pesada inflación que resuena galopante en los bolsillos de los argentinos y hace que, si bien existe una demanda real, el consumo esté perdiendo su vitalidad.

Según un informe de la Bolsa de Comercio Rosario, en términos interanuales, la inflación de mayo marcó un 61,2% mientras que la hacienda – medida a través del Índice General Mercado de Liniers (IGML)- registró una suba promedio del 60,1%. La carne al mostrador, según los precios minoristas relevados por el IPCVA, registra en promedio aumentos del 68%, prácticamente sin cambios respecto de abril.

Estos números muestran a la claras que existe un preocupación entre productores de haciendas y vendedores sobre los costos y los precios de la faena, sin tener en cuenta los otros eslabones de la cadena productiva del circuito de la carne en nuestro país.

 

Conclusión entrevistó a José García, presidente de la Sociedad de Carniceros Rosario, quien explicó que los precios en la góndola aún se mantienen: «Hoy, lo que es mayo-junio la hacienda está estable, fundamentalmente la categoría inferiores y pesada, eso ha tendido a la baja. Lo que es consumo liviano es prácticamente igual, no se ha movido. Si uno mira el mercado de hace 30 días está en los mismos valores, chirola más o menos, hay día que más hay día que menos, pero está manteniendo el precio».

Al consultarle sobre las causas del causas del bajo, a pesar de que el precio no se ha movido, el titular de la sociedad de Carniceros de Rosario comentó que «no hay consumo de carne por el tema del bolsillo, es clarito esto. Una inflación del 5% mensual no hay bolsillo que alcance. Se ha reactivado la economía según datos oficiales, hay más puestos de trabajo, pero a la gente no le alcanza».

«El consumo no aumentó. Hay semanas que está muy por debajo. El día del padre bajó el consumo, la gente se gastó el dinero en un regalo«, agregó García.

 

El referente del sector explicó que en momentos tan inoportunos económicamente hablando, «la gente lleva lo que más rinde, o sea los cortes que menos grasa tienen y que no tiene hueso».

Y concluyó: «Lo que siempre sale es el asado de costilla y está frenado también. Hoy un asado para diez personas sale $8000. Es imposible que uno pague el asado».