MARTES, 26 DE NOV

Doce años sin Jorge Julio López y de un camino «desgastante»

La carátula sigue siendo la misma, “presunta desaparición forzada de persona”. Lo cierto es que desde aquel 18 de septiembre de 2006 hasta la fecha las respuestas siguen sin hallarse. Conclusión dialogó con su hijo Rubén, alguien que no ha cesado en su lucha.

Nacido en General Villegas en 1929, albañil de profesión. Durante los ‘70, fue militante de la agrupación Juan Pablo Maestre del frente de masas de Montoneros, Juventud Peronista. Militaba en una unidad básica barrial de La Plata, donde “llevaba a los pibes a jugar a la pelota”, como mencionaba en una de sus últimas declaraciones en el juicio contra el genocida Miguel Osvaldo Etchecolatz.

Fue secuestrado durante la última dictadura cívico militar en octubre de 1976 por un grupo de tareas de la Policía Bonaerense a cargo de Etchecolatz, y llevado al centro clandestino de detención conocido como el Pozo de Arana. Después de ser torturado durante años y ser trasladado a las unidades 4, 8 y 9, fue puesto en libertad en junio de 1979.

Treinta años después del inicio de la deleznable dictadura militar, se constituiría como querellante en la causa del “Circuito Camps”, siendo sus testimonios de vital importancia para lograr la primera condena de Etchecolatz como jefe de la División de Investigaciones. Este oscuro personaje, mano derecha del General Ramón Camps, sería imputado junto a otros 62 militares y policías involucrados. La declaración de Jorge Julio López, sería un faro para desnudar al menos una parte de los días más oscuros que vivió nuestro país.

Desaparecido por segunda vez

Previo a los alegatos, y luego de realizar su segunda declaración, el 18 de septiembre de 2006 Jorge Julio López desaparecería. Esto sucedería un día antes de que Miguel Etchecolatz recibiera la condena a cadena perpetua. Un hilo conductor de los más perverso sería el que moviese las mayores y variadas hipótesis, siendo la que conduce a la figura del represor, la más concreta a la hora del análisis.

Un nuevo ataque a la memoria desde los rincones más perversos que abrazan la intolerancia y la violencia. A Jorge Julio López lo volvieron a desaparecer, y se dieron el gusto de hacerlo en democracia.

“En 12 años la carátula de la causa sigue rezando ‘presunta desaparición forzada de persona’, la reflexión que podemos hacer, es que transcurrido este tiempo, de la justicia no hemos recibido ningún tipo de información”, palabras de Rubén López en diálogo con Conclusión, la lucha de un hijo por no dejar morir la memoria de su padre.

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Resulta inconcebible que pasado tanto tiempo, la inexistencia de datos e informaciones sigan siendo la vedette de un caso paradigmático. “No ha existido jamás un acercamiento a lo que pudo haber ocurrido con mi viejo, y bajo este contexto político y jurídico, las chances se ven reducidas aún más”, sostuvo.

“El camino es desgastante, se manejan todos potenciales, no existen respuestas concretas. Mi vieja se murió sin saber que le había pasado a su compañero, dejó este plano sin poder hacer el duelo correspondiente, no tuvo esa oportunidad”, expresó Rubén.

La coyuntura actual se consolida en un marco de avasallamiento sistemáticos de derechos, sobre esto López brindó su punto de vista: “Sucesos como los de Rafael Nahuel y Santiago Maldonado entre muchos otros, los presos políticos, el ataque a los jubilados, la pérdida de trabajo, el ajuste desmedido, son el combo que referencian las claras intenciones de este gobierno nacional”.

“Me entristece mucho contemplar cómo están destruyendo mi Argentina y lo poco que estamos haciendo por ella. En este triste contexto se cumplen doce años sin mi viejo, cuando crees haber superado la ausencia, cada aniversario me golpea con la misma fuerza que el primero”, concluyó.

 

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