Dirigentes políticos, sociales y de organismos de derechos humanos lamentaron este sábado que el represor Miguel Etchecolatz haya muerto a los 93 años sin decir ante la Justicia el destino de muchos de los desaparecidos durante la última dictadura militar, aunque destacaron el hecho de que haya estado en cárcel común hasta su fallecimiento.

«Murió Etchecolatz, estuvo en una cárcel común hasta el último de sus días. Logramos que se lo condene por genocidio. Nunca dijo el destino de Clara Anahí Mariani ni de los desaparecidos y se le garantizó impunidad en la desaparición de Julio López», escribió la diputada nacional del Frente de Izquierda (FIT), Myriam Bregman, apenas conocida la noticia.

Y agregó: «Año 2006, estaba por comenzar el primer juicio de lesa humanidad después de anuladas las leyes de impunidad. En esta conferencia de prensa denunciábamos que Etchecolatz esperaba el juicio en su casa. Fueron muchas peleas, nos faltan muchas compañeras y compañeros, la lucha sigue».

El secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti, sostuvo este sábado que la muerte del represor Miguel Osvaldo Etchecolatz es un ejemplo de «quienes se mueren sin mostrar jamás arrepentimiento» y así «se llevan a la tumba la información sobre el destino de los cuerpos o de los niños apropiados».

«Etchecolatz fue un ejemplo evidente de quienes se mueren sin mostrar jamás arrepentimiento, ni compasión frente a las víctimas o sus familiares, llevándose a la tumba la información sobre el destino de los cuerpos o de los niñxs apropiados», dijo Pietragalla desde su cuenta personal de Instagram.

Por su parte, el ministro de Ambiente y nieto restituido, Juan Cabandié, afirmó que «los genocidas se siguen muriendo sin revelar sus secretos, sin decirnos dónde están ni qué hicieron con nuestros familiares y compañeros desaparecidos. Ni olvido ni perdón».

El diputado nacional de Santa Fe por el Frente de Todos, Eduardo Toniolli, también publicó un mensaje este sábado: «Le espera la justicia divina. La de los argentinos ya la transitó, y por eso murió en la cárcel. Porque -pese a todo- somos un gran país con un gran pueblo».

Por su lado, la referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Taty Almeida, sostuvo que el represor Miguel Osvaldo Etchecolatz falleció «sin arrepentirse de todos los crímenes que cometió y sin decir nada sobre Julio López» y consideró que «jamás va a descansar en paz».

«Efectivamente se ha ido sin arrepentirse de todos los crímenes que cometió y sin decir nada sobre Julio López. Fue, es y será un ser despreciable, estoy segura que jamás va a descansar en paz», afirmó Almeida en declaraciones para C5N.

La legisladora porteña y también nieta restituida, Victoria Montenegro, aseguró que Etchecolatz fue «uno de los torturadores más nefastos de la dictadura. Entre tantos crímenes, responsable de la desaparición de Julio López. Hoy murió condenado como lo que fue, un asesino repudiado por el pueblo».

A su turno, el diputado nacional por el Frente de Todos y titular de la CTA, Hugo Yasky, afirmó que «el genocida de Etchecolatz condenado por delitos de lesa humanidad murió en una cárcel común. Justicia» y añadió: «Se llevó con él información clave de nuestros compañeros y no tendremos Verdad. Queda en nosotros seguir luchando por la Memoria».

En esa misma línea, el subsecretario de Derechos Humanos bonaerense, Matías Moreno, dijo a Télam: «Murió Etchecolatz como debía ser, en una cárcel común juzgado y condenado por genocidio», recordó que «tenía cinco prisiones efectivas por sus crímenes de lesa humanidad» y dijo que «hace poco se conocía que el Tribunal de Casación le había dado domiciliaria en una sola causa, que no se había hecho efectiva».

La senadora bonaerense Teresa García (Frente de Todos) compartió la noticia y agregó: «Tuvo un juicio justo».

En la misma línea, la dirigente del MST Vilma Ripoll señaló: «Murió el genocida Etchecolatz y nunca dijo dónde está Julio López, ni Clara Anahi. Con la movilización logramos que sea en cárcel común. ¡A dónde vayan los iremos a buscar!».

Para la diputada porteña del FDT, Mara Brawer, «murió un asesino criminal y genocida y lo hizo cumpliendo su condena a prisión perpetua en una cárcel común. Si existe el infierno ese será su destino final».

Por su parte, el legislador porteño FdT, Claudio Morresi, coincidió en resaltar que el represor fallecido «pudo tener algo de valentía y decir que había hecho con sus víctimas, pero prefirió ser el cobarde represor que fue siempre».