En una sesión maratónica, la Cámara de Diputados aprobó esta madrugada el proyecto de ley que establece una nueva estructura de alícuotas marginales escalonadas del impuesto a las Ganancias para empresas en función del nivel de ganancias netas imponibles acumuladas.

La propuesta del oficialismo, que quedó aprobada con 124 votos negativos y 104 negativos, incorpora una escala con alícuota variable según el excedente de utilidades de las sociedades, reemplazando así la actual alícuota fija del 30%.

Como primer orador del debate, el miembro informante del oficialismo, Carlos Heller, sorprendió al anunciar que se le habían aplicado nuevos cambios a la redacción del proyecto, modificando las escalas. 

Si bien se mantiene el 25% de alícuota para ganancias netas imponibles acumuladas de hasta 5 millones de pesos para el primer escalón, la alícuota del 30% para el segundo tramo alcanzará a ganancias de hasta 50 millones de pesos en lugar de 20% fijado originalmente. Finalmente, se incorpora una alícuota del 35% para ganancias superiores a los 50 millones (y no 20 millones como estaba en el dictamen de mayoría).

Este esquema significa que habrá un aumento de la presión tributaria exclusivamente en un segmento de pocas empresas con ganancias declaradas por encima de los 50 millones, en tanto que habrá una baja de la carga impositiva para la mayoría de las sociedades.

Durante su exposición, Heller detalló que con la suba de la alícuota solamente abarcaría a un 4,5% de las empresas, aunque aclaró que se tomó como base los últimos datos disponibles del 2018, con lo cual no pudo confirmar con exactitud esa información.

Al respecto, la diputada kirchnerista Fernanda Vallejos aseguró que «este proyecto que viene a plasmar un esquema progresivo en el impuesto a las ganancias de las empresas donde se beneficia a más 95%, que son nuestras pequeñas y medianas empresas, y que distribuye el mayor peso de la carga de este impuesto hacia los sectores más concentrados del capital, es, no sólo justo y necesario, sino absolutamente oportuno».

Pese a los cambios, el diputado nacional del PRO, Luciano Laspina, en representación de Juntos por el Cambio, adelantó que desde ese interbloque no acompañarán la iniciativa por considerar que se trata de un nuevo aumento de impuestos que desalentará inversiones.

Por su parte, el radical Luis Pastori advirtió que la alícuota del 35% para ganancias superiores a 50 millones «se complementa con una retención sobre la distribución de utilidades y dividendos del 7 %, llevando la tasa combinada a casi el 40%». «Los más beneficiados de este país serán nuestros países vecinos, que van a recibir las inversiones que no va a recibir la Argentina», alertó el legislador misionero.

«Lo urgente en Argentina es incentivar inversión privada para generar trabajo registrado. El nivel de pobreza en el que estamos no se combate con medidas solo del tipo asistencialistas. Este proyecto no ayuda a generar un mejor clima de negocios en nuestro país y solo intenta justificarse en lo que verdaderamente importa, que es aumentar la recaudación», agregó.

A su turno, Facundo Suárez Lastra (UCR) señaló que «es notable como intentan mostrar como una reforma tributaria a una sucesión de parches con los que vienen a reparar la falta de programa económico y los agujeros que le están pegando al Presupuesto sancionado hace unos pocos meses». Y subrayó que «acá se subestima la necesidad de la inversión, que ha tenido una caída abrupta en nuestro país».

Miguel Bazze resaltó que «este proyecto viene a producir un aumento de la ya elevadísima presión tributaria que hay en Argentina» y «va a generar un esfuerzo mayor para la gran mayoría de las empresas argentinas, que se van a encontrar con que van a tener que pagar un aumento del Impuesto a las Ganancias con respecto a lo que deberían haber pagado si se hubiera sostenido el régimen aprobado en 2017». .

El puntano Alejandro Cacace, por su parte, enfatizó que desde el oficialismo «hablan de reducción de la carga tributaria y alivio fiscal, y por otro lado hablan de aumento de la recaudación y hacer que las empresas paguen más. Las dos cosas simultáneamente no pueden ser».

Le salió al cruce el diputado oficialista Itai Hagman, quien aseguró que «no es contradictorio recaudar más y al mismo tiempo generar un alivio a la mayoría de las empresas». «La virtud de los impuestos progresivos es recaudar más y de forma más eficiente»,  agregó el economista.

En la reforma tributaria de 2017, durante el Gobierno de Cambiemos, se había dispuesto que a partir del 2020 la alícuota sería del 25% para todo tipo de sociedades, en lugar del 30% que había previamente. Sin embargo, esa rebaja se suspendió a fines de 2019 en el marco de la sanción de la ley de Emergencia y Solidaridad Social, manteniendo el 30% para sociedades.

En cuanto a los pisos de las escalas, el nuevo proyecto del Poder Ejecutivo propone una actualización anual de los tramos en base al Índice de Precios al Consumidor (IPC). En tanto, los dividendos quedarán atados a una alícuota del 7% anual, una tasa más baja que el 13% que se aplica actualmente.

En cuanto a las modificaciones al proyecto, se mantendrá (y no se reducirá, como se proponía originalmente) la alícuota del 41,5% para los juegos de azar. Se incluyeron a su vez incentivos para la incorporación de mujeres, travestis, transexuales y transgéneros como directores y síndicos de las empresas.