El bloque de diputados nacionales del PRO confirmaría la semana próxima el desplazamiento de Gerardo Milman de la vicepresidencia de ese bloque opositor y la designación, en su lugar, de la legisladora cordobesa Laura Rodríguez Machado, informaron hoy fuentes de ese espacio.

Las fuentes admitieron a Télam que el reemplazo de Milman, perteneciente al sector de la titular del PRO y precandidata presidencial Patricia Bullrich, obedece a que quedó involucrado en la investigación del intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

El exsecretario de Seguridad del Gobierno de Mauricio Macri cuando Bullrich era la jefa de esa cartera ya había sido desplazado en los últimos días del equipo de campaña presidencial de la exministra de cara a las elecciones del año próximo, y en su lugar fue designado el legislador porteño Juan Pablo Arenaza.

El bloque de diputados nacionales del PRO es conducido por Cristian Ritondo, con el aval directo del expresidente Mauricio Macri y las vicepresidencias estarán ejercidas por Álvaro González -quien continúa en ese cargo con el apoyo del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta- y ahora Rodríguez Machado, ungida por Bullrich.

La situación de Milman se complicó tras quedar involucrado en la investigación del atentado contra la vicepresidenta Fernández de Kirchner, luego de que un testigo dijo haberlo escuchado hablar de lo que iba a ocurrir el 1 de septiembre junto a dos empleadas suyas, en una mesa de la confitería «Casablanca», frente al Congreso Nacional, antes del atentado que cometió Fernando Sabag Montiel. Ese testigo, un asesor de un diputado oficialista, reveló que le escuchó decir «cuando la maten yo estoy camino a la costa».

Sin embargo, según publica el diario Página 12. Patricia Bulrrich estaría realmente enojada con Milman, no tanto por su posible vinculación con el atentado, ni por su relación con la derechista agrupación Revolución Federal. El malestar de Bullrich se originó en las otras cosas que empezaron a aparecer a partir de esas acusaciones. Las «otras cosas» incluyen contratos con modelos, una intervención en un hecho automovilistico donde Milman aseguró que una mujer de tres apellidos era su esposa cuando no lo era, y que el auto era suyo cuando era de una empresa proveedora del Estado de la época en que era secretario de Seguridad Interior, con Bullrich como ministra de Seguridad de la Nación. Todo indica que Milman tenía una cédula para conducir ese auto de la empresa contratista.

Hay una diferencia notoria en la reacción de sus socios políticos: cuando recibió la denuncia relacionada con el ataque a la vicepresidenta, todos lo defendieron y hasta hubo un comunicado oficial de la mesa nacional. Cuando comenzaron a salir «las otras cosas», nadie más dijo nada. Y comenzaron los movimientos de Bullrich para distanciarse.

Esto tiene una explicación. Algunos exabruptos por derecha (del estilo del «te voy a romper la cara» que le lanzó Bullrich al jefe de Gabinete porteño, Felipe de Miguel), la presidenta del PRO los puede capitalizar con su electorado. En cambio, el manejo irregular de fondos del Estado es algo que no la ayuda en su campaña electoral. Milman comenzó a presentarse como un flanco débil, a través del cual -avisoró Bullrich- el larretismo podía comenzar a causarle daño a su candidatura presidencial. Así que comenzó a obrar en consecuencia.