El ex presidente Fernando de la Rúa murió en las primeras horas de la mañana de este martes a los 81 años, tras permanecer internado desde enero por dolencias cardiovasculares y renales.

Los traumas cardíacos afectaron a De la Rúa desde que ocupaba la primera magistratura de la república (1999-2001). Tras dos angioplastías y otras intervenciones en años recientes, quedó internado desde el 1 de enero a causa de una infección respiratoria que agravó su enfermedad.

Los restos mortales del ex presidente Fernando De la Rúa fueron despedidos ayer por la tarde en el Congreso de la Nación, en una ceremonia que contó con la presencia del presidente Mauricio Macri y de otros funcionarios nacionales, y de integrantes del gabinete que acompañó al mandatario extinto entre 1999 y 2001.

Custodiado por cuatro granaderos, el cuerpo de De la Rúa fue saludado por gran cantidad de dirigentes políticos, entre los que se destacaron actuales funcionarios nacionales y ex compañeros de Gabinete del presidente radical.

Entre quienes estuvieron presentes para despedir al ex mandatario, su esposa, Inés Pertine dijo a Conclusión, que su esposo «venía con una enfermedad complicada pero la iba sobrellevando bien» y agregó entre sollozos: «En momentos del último adiós lo despediremos como corresponde, porque era un patriota que dio todo por el país y así lo vamos a hacer».

Por su lado, la economista radical Beatriz Nofal lo recordó como «un gran demócrata que contribuyó a la consolidación de la democracia siendo un gran presidente, tuvo una destacada labor legislativa y una exitosa gestión como jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y posteriormente como presidente de la Argentina, con luces y sombras».

Y añadió: «Obviamente tuvo al término del mandato sombras porque tuvo que renunciar, pero le tocaron circunstancias muy adversas. En el orden internacional similares a la de 2018, con fuerte salida de capitales luego de la crisis asiática y la moratoria de la deuda rusa. La devaluación de Brasil y la caída de los precios de los productos que Argentina exportaba».

En tanto el actual ministro de Defensa, Oscar Aguad, recordó que fue «funcionario en su gobierno como Interventor Federal en Corrientes, siendo el ex presidente un hombre muy probo y comprometido con las ideas que tenía. Las instituciones del país estuvieron por encima de sus interese personales. Fue un muy buen jefe de Gobierno y Legislador».

El jurista y ex legislador nacional, Ricardo Gil Lavedra, apuntó que De la Rúa, «fue un hombre íntegro y decente, demócrata cabal, excelente legislador, y contribuyó mucho por la democracia y por la república. Seguramente la historia analizará su mandato con perspectiva. Su salida turbulenta y los episodios que condujeron a la peor crisis de Argentina serán mediatizados por un un juicio que tenga en cuenta toda su trayectoria».

«Esto debe dejarnos como enseñanza, que siempre la institución de un presidente acarrea males mayores de los que se pretenden evitar. La solución hubiera sido una salida ordenada de la convertibilidad que hubiera evitado el desastre que resultó. Y sobre todo hubo mucha falta de cooperación en esos momentos que exigían una mayor unidad de parte de los dirigentes políticos y no estimular la salida del ex presidente».

El velatorio cerró al público minutos después de las 20, cuando los familiares más cercanos del ex presidente se quedaron solos alrededor del féretro que será llevado a la sala de velatorios O’Higgins, en el barrio de Núñez, donde quedará en guarda hasta hoy, y desde allí a las 11 saldrá el cortejo al Parque Memorial, en Pilar, para su inhumación.