por Gabriela Vulcano

El leve repunte del presidente Mauricio Macri en las encuestas no logra entusiasmar a la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, que en esta campaña electoral tiene como principal mandato potenciar las chances de su jefe político. A diferencia del optimismo que reina en un sector de la Casa Rosada, en el gobierno provincial ponen en duda el triunfo del frente Juntos por el Cambio en las elecciones próximas, tanto en la provincia de Buenos Aires como a nivel nacional.

Una de las coincidencias centrales entre ambos gobiernos en el terreno electoral es que el postulante a presidente del Frente de Todos, Alberto Fernández, es un «mal candidato», aún cuando en casi todos los sondeos aparece por arriba del jefe de Estado; sin embargo las opiniones están más repartidas respecto a la figura del ex ministro de Economía Axel Kicillof, que se disputará la gobernación bonaerense con Vidal. Mientras desde La Plata caracterizan al diputado como alguien «inteligente, formado y con llegada a la gente, aunque poco querido por los intendentes peronistas», en el Poder Ejecutivo nacional sostienen que «María Eugenia no tiene de qué preocuparse, tiene en frente a un candidato malísimo, vinculado a La Cámpora».

“Si quedamos en las PASO a 3 o 4 puntos, es remontable, si la diferencia es de 7 u 8…”

Luego de tres años y medio de gestión, en Balcarce 50 consideran como un valor lo que para algunos funcionarios cercanos a la mandataria provincial es una desventaja. «Antes no la conocía nadie, ahora es la dirigente con mejor imagen positiva del país, tiene una buena gestión sin mayores sobresaltos, tiene a los intendentes de su lado y cuenta con el control del Estado y los recursos. Claramente es un escenario infinitamente mejor para María Eugenia que el de 2015», resume un funcionario nacional.

Distinto es el análisis que hacen en la administración provincial, donde admiten que Vidal mantiene una alta imagen positiva, entre el 38 y el 40 por ciento, pero sostienen que es una incógnita si conseguirá sumarle votos a Macri en el principal distrito del país o, por el contrario, el presidente la arrastrará a ella a la derrota. Mientras tanto, la gobernadora continuará avocada a compartir con el mandatario actos como el del lunes pasado en San Andrés de Giles, donde inauguraron un tramo de la autopista de la Ruta Nacional 7. «Una cosa es si en las PASO tenemos una diferencia de 3 o 4 puntos, algo que es remontable; otra muy distinta es si esa diferencia es de 7 u 8 puntos», señalan desde el oficialismo bonaerense.

Algo de eso pensaron Vidal y su jefe de Gabinete, Federico Salvai, cuando se dispusieron a armar las listas de diputados de la provincia, lo que generó cierto malestar en la llamada «ala política» del Gobierno nacional, después de que el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, se quedaron casi sin lugares. Según una fuente del Gobierno provincial, «Mariu puso a gente de su plena confianza, teniendo en cuenta que está la posibilidad de ir hacia un escenario en el que el oficialismo pierda».

Fuente: .baenegocios.com