Por Aldo Battisacco – Enviado especial a Buenos Aires

La palabra que se enseñorea en el lenguaje cotidiano es restricción, todo lo que no se puede hacer o sí, en menor grado. A la par los inventarios de la herencia macrista, muestran cifras palmarias en materia de salud -como en Italia- donde primaron las recetas de ajuste del FMI y la acción de obedientes gerentes locales que ejecutaron servilmente sus directivas. Argentina no faltó a la cita. Tras la fiesta, se impone preguntarnos como salimos y cuando de la crisis que traerá el coronavirus. Qué respuesta sanitaria podemos esperar y como sobreviviremos económicamente.

En este contexto de luto mundial, se sabe que la capacidad de detección del virus en cada país afecta sus tasas de letalidad, Noam Chomsky sin ironías habla de esa sociedad que se jactó de opulenta: “Las camas de los hospitales se han suprimido en nombre de la eficiencia”. Y reitero, restricción, salud y normalidad económica en esta época se llevan a las patadas.

Atentos de la celeridad de los cambios en el contexto mundial, Conclusión dialogó con el Director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior Siglo XXI, y coordinador de la Comisión de Economía de la UCR, Miguel Ponce, quien advirtió de la dificultades que se avecinan para el mundo y de Argentina en particular.

Ponce sostiene que «es un momento central para pensar el mundo que viene» y que desde su Centro han «evaluado, no la parte médica porque confiamos en un informe de un centro de investigaciones de Londres, que estipuló 18 meses si todo sale bien, hasta que se normalice la situación sanitaria. Esto es lo que le hizo cambiar la postura al primer ministro Boris Johnson, y a Donald Trump».

«Hemos analizado cuanto se tardaría en la normalización económica a nivel global, a un nuevo punto de equilibrio que será distinto al anterior. Son 18 meses más, es decir entre el recupero sanitario y el económico acumulará 36 meses, yendo bien», sostuvo el economista.

En otro tramo de la charla, Ponce recordó que cuando se comenzó a analizar el impacto del coronavirus en China y sus implicancias mundiales, como en Argentina «cuando se hablaba del protocolo sanitario, reclamamos un protocolo productivo, y luego un protocolo productivo y laboral», porque «existe un 45% de personas en la informalidad que no fue considerada en ninguna medida, quien busca la diaria y no la consigue, no come».

«Cuidar el trabajo y los salarios es una prioridad, si, pero con un trabajador formalizado y si existe un registro también podría haber ayuda para autónomos», «los otros, que viven de changas, son 6 millones de personas».

-¿De qué se trata el informe realizado por el Imperial College of London?

-Se trata de un trabajo titulado “Impacto de las intervenciones no farmacéuticas (NPI, por sus siglas en inglés) para reducir la mortalidad por COVID19 y la demanda de atención médica”, que fue reservado en un comienzo, que sostiene que el escenario de mínima y máxima, tanto en Inglaterra como en Estados Unidos, será pavoroso. Esto fue tan contundente, que Boris Johnson, que facilitó la expansión del virus para favorecer la creación de anticuerpos en la población a la par de las investigaciones, y permitió que quienes tenían que morir a causa del flagelo lo hagan. Hace poco más de 48 horas cambió de posición. El Imperial College of London dio la alarma, solo entre el Reino Unido y Estados Unidos los muertos se contarían por cientos de miles y en EE.UU más de dos millones, La de Johnson, era una postura que protegía solo la economía. Porque cuanto más se para, más se reciente una economía montada en la circulación de bienes, persona, productos y capitales. De allí que los anglosajones dijeron explícitamente, que si se descubre la vacuna ahora, hasta que se solucione la situación sanitaria llevaría 18 meses.

-¿Cuál es la evaluación del Centro de Estudios de Comercio Exterior?

-China sostiene que controló la epidemia y comenzó a poner en marcha el aparato productivo para intentar llegar a los niveles previos. Además, comunicó que ayer llegó a 70% de la actividad y tres días sin registrar casos de contagio de coronavirus. Comenzaron superando el parate en las fábricas, ahora están con los temas logísticos para llevar producción de plantas industriales a puertos y a su vez la logística de esos puertos. Conozco esos puertos que son automatizados, pero la gente que tenía manejaba esos robots no asistía a sus puestos de trabajo.

-¿Qué impide que este factor no se acelere?

-La depresión económica y la recesión mundial, hace que China cumpla con los pedidos que quedaron pendientes, es decir que lo que quedó en línea esperando se sacara a medida que se normalice la producción. En el caso de Argentina, había pedidos pendientes para Tierra de Fuego, autopartistas de Córdoba que no podía completar su producción porque los insumos no habían llegado. China resolvió no tomar órdenes de producción nuevas, hasta cumplir con aquellas que tenían pendientes de cumplir. Creemos que si a partir de esa reacción, este proceso se replica en otras partes del mundo, parecida o similar, con las dificultades del caso el tiempo de recupero no será inmediato.

-¿Qué implica para el orden mundial que viene esta reacción de China en forma objetiva?

-Esta iniciativa, modificará el mapa mundial en términos de hegemonía, es posible que tres los liderazgos caerán, Trump, Jonshon y Bolsonaro. No es descabellado decir que la futura fórmula en Estados Unidos será Joe Biden y Michelle Obama. Hay ocho estados que tomaron medidas que Trump se niega a tomar y le exigen que coloque frente a sus costas buques hospitales. Así lo hicieron New York y California. Esto preanuncia una mayor hegemonía China, hasta ahora solo Italia había ingresado en la denominada ruta de la seda, y es posible que España siga sus pasos y el resto de los países costeros, sin descartar los franceses. Porque en este momento dispone la tecnología de cómo frenar el coronavirus, Si llega a tener la vacuna, es imparable porque no la patentarán como propia y la pondrán a disposición de la humanidad. La convertirán en una herramienta de difusión política.

-¿Se preanuncia Eurasia?

-Todo lo que digamos que sucederá a futuro es relativo, porque esta situación aún no terminó. Ignoramos que pasa en Rusia y en India. Si debemos asumir que el mundo que conocimos no existe más. El mundo que viene es distinto hasta sociológicamente, cuando visité China, el 50% de las compras y los pagos, se hacían a través de una plataforma digital integral. A partir del momento en el que se produce el inicio de la enfermedad en China, en las zonas donde no se podía salir, ya usan esta modalidad el 95% de la población y la media de todo el país está llegando al 80 por ciento. De esto no se vuelve. Esto introdujo otro factor para medir a causa de la enfermedad, el trabajo en la casa. Esto traerá aparejada una gran discusión de organismos como la OIT, y los sindicatos, porque se restringirá la creación de empleo y del ya existente producto del achique.

-¿Qué pasa en Europa?

-En Londres se viven olas de despidos, es espeluznante. Todo esto esta eclipsado por el fenómeno sanitario que capta la atención de todos y no estamos pendientes de que pasa con los monotributistas. El desafió es pensar lo que viene, y si sobrevivimos tendremos que tener tema elaborado. Nadie puede afirmar categóricamente con precisión que sucederá a futuro, se impone pensar dos escenarios. Uno activista y otro un poco más duro, es necesario un plan a y un plan b.

-¿Ve a la dirigencia Argentina con el talento necesario para abordar esta empresa?

-Creo que es una oportunidad, quienes trabajamos contra la grieta, creemos que este es el mejor momento, es obvio que en situaciones de emergencia como ésta – y habiéndose atenuando bastante el desencuentro entre los M y los K- donde el espanto aúna voluntades, puede ser el principio de algo positivo. Necesitamos grandeza y toma de conciencia de la gravedad de lo que pasará en Argentina de manera inevitable. Porque no se puede mágicamente revertir lo que se hizo con el sistema de salud, colapsará. Y será así porque la manera social en la que nos manejamos, hará que la expansión del virus esté garantizada, si no hacemos lo que la Organización Mundial de la Salud, reclama. Quedarnos en casa. Para no colapsar el sistema.