La dirigenta del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) Celeste Fierro visitó este sábado Rosario para encabezar un acto en el auditorio del Sindicato de Luz y Fuerza en el marco del lanzamiento de su precandidatura nacional dentro del Frente de Izquierda-Unidad (FIT-U) para los comicios del próximo año. En una primera instancia se especuló con su postulación a la Casa Rosada, pero aclaró ante Conclusión que aún no tiene definido en qué categoría competirá.

De esta manera, la referenta de la Red Ecosocialista indicó que todavía no puede confirmar si aspirará a la presidencia o a un cargo legislativo, pero sí adelantó cuáles son las principales políticas que impulsaría en caso de lograr un triunfo electoral en 2023 y qué medidas considera necesarias para «terminar con los vivos que aumentan los precios».

—¿Qué impulsó la precandidatura anunciada en los últimos días?

—El día miércoles hicimos el lanzamiento de la precandidatura. En realidad es una candidatura nacional, como vocera de las causas de las y los trabajadores y las causas socioambientales. Lo dejamos abierto como una precandidatura nacional porque todavía dentro del Frente de Izquierda no hemos avanzado en la discusión de candidaturas ni cargos, pero sí desde el MST y la Red Ecosocialista nos pareció importante ya empezar a discutir algunas referencias.

—¿Por qué se da ahora este anuncio?

—Me parece que lo principal en esto es plantear que hay una alternativa lejos de los que nos quieren hacer creer que solamente hay dos variantes en el marco de la grieta; que ahora intentan plantear que lo que se viene es la derecha reaccionaria. Desde la izquierda tenemos la referencia de estar en cada una de las luchas y propuestas para salir de la situación de crisis en la que estamos y que las mayorías populares no seamos las que tenemos que pagar.

—¿Cuáles son algunas de esas propuestas que destacarías?

—La primera sería cambiar de lleno la orientación política que se ha venido tomando desde hace años, atadas al Fondo Monetario Internacional. Somos una fuerza política que, desde que el macrismo fue a golpear las puertas del FMI en un primer momento, mantuvimos la coherencia de decir que es una estafa. El Frente de Todos primero dijo que el acuerdo era una estafa pero ahora lo está bancando. La deuda contraída con el FMI fue para bancar la campaña de Macri; a esa plata se la fugaron. No puede ser que se la estén haciendo pagar a la mayoría del pueblo. La primera medida debe ser cambiar la orientación política; desconocer esa deuda; dejar de pagar; y que esos miles de millones vayan a resolver problemas estructurales del país.

—¿Cómo resolverían esos problemas estructurales?

—El otro día lo graficaba concretamente con viviendas y generación de puestos de trabajo, que hoy son dos de los problemas centrales de nuestro país. Falta trabajo; el trabajo que hay es precario; y a la vez existe la necesidad de tener una vivienda. En la pandemia vimos cómo el déficit habitacional golpeó a millones de personas en nuestro país. Solamente con lo que se le debe al FMI se podría construir un millón de viviendas y además generar más de cuatro millones de puestos de trabajo. Es un tema de orientación política; son decisiones. O se quiere seguir sumiso al FMI o se buscan soluciones a los problemas de las mayorías. Nosotros apostamos a eso.

—Otro de los problemas que impacta sobre las mayorías es la pérdida del poder adquisitivo y el constante aumento de la inflación. ¿Hay alguna medida concreta que impulsarían en caso de ser gobierno para atender esta problemática?

—Decimos siempre que es imposible atacar la inflación sin aumentar primero salarios, jubilaciones y asistencia social. Creo que tiene que estar considerado por ley que los salarios sean iguales al costo de vida que fija la canasta familiar. Hoy hay trabajadoras y trabajadores con recibo de sueldo y derechos que son pobres en nuestro país. Eso es lo primero que tiene que ser indexado con la inflación, porque es lo que termina golpeando cotidianamente el bolsillo de las mayorías, perdiendo diariamente el poder adquisitivo.

—¿Y después?

—Después, en relación a la inflación, que es el otro gran problema, tiene que haber un control real, social, de los precios, pero también debe haber medidas concretas ante quienes especulan y terminan siendo los que marcan cotidianamente cuáles son los precios, esas que son las grandes (empresas) formadoras, monopólicas. Ahí está claro: en el país hay ley de abastecimiento, pero después, (ante) quien no se abstenga a dejar de aumentar los precios, se tiene que avanzar con la expropiación. Ahí se va a terminar con los vivos, porque nos dicen que hay acuerdos de precios, pero dos días antes ya subieron todo. Es imposible de esta manera.

—Cuando se habla de políticas para el mundo del trabajo, una de las propuestas que se ha debatido está asociada a la reducción de la jornada laboral, una medida que desde el Frente de Izquierda también distribuyeron en el debate público. ¿Sería una de las banderas que retomarían?

—Seguro. Dentro de un plan global, sería algo central. No es algo que solamente lo planteamos nosotros. Hoy el desarrollo técnico y tecnológico hace que se pueda reducir la jornada laboral a seis horas o menos. Esto apunta a que la mayoría de los trabajadores y las trabajadoras tengamos también el derecho al tiempo libre, al ocio. Hoy vivimos para trabajar en vez de trabajar para poder vivir dignamente. Por supuesto, (la reducción horaria) se haría manteniendo el salario en un nivel igual al costo de la canasta familiar, sin reducción salarial. Eso haría que más trabajadores y trabajadoras puedan ingresar al mercado de laburo. Hoy tenemos que tener en cuenta que hay trabajos de 8, 12 o 16 horas. Esto sería un avance central, que podría mantener los niveles producción y productividad con salarios iguales al costo de vida.

—Antes nombraste a empresas que «se hacen las vivas», no cumplen la ley y afectan al conjunto de la población. En Santa Fe tenemos una de carácter estratégico a nivel provincial y nacional como es Vicentin. ¿El Frente de Izquierda qué haría para encontrar una salida en la problemática que tiene a la agroexportadora en el centro?

—Vicentin fue la muestra clara de lo que es este gobierno. Dijo que iba a avanzar en una expropiación y reculó en chancletas automáticamente. Ahí queda claro cuál es la voluntad política para poder avanzar. Ante eso debemos empezar a discutir sobre soberanía alimentaria y quién decide qué se produce en nuestro país; en dónde y cómo; qué se importa y qué se exporta. Pero además Vicentin es una empresa que estafó al Estado. Lo primero que hay que hacer con todas esas empresas es pasarlas a manos de las y los trabajadores. Ellos tienen que ser los que decidan, con un plan integral. Hoy terminan mandando los jefes del agronegocio y no se produce en función de las necesidades sociales de las mayorías.

—La derecha suele monopolizar el debate en torno a los problemas de seguridad y llevarlo hacia el aumento del punitivismo y la mano dura. ¿Desde el MST tienen alguna propuesta puntual para este tema en el marco del lanzamiento de la precandidatura nacional?

—Sí, primeramente nos manifestamos totalmente en contra de lo que plantean estos sectores reaccionarios que quieren sacar el Ejército de nuevo a la calle e incrementar la policía y la mano dura. Hemos escuchado que en el medio del conflicto de los trabajadores del Sutna pidieron bala para las personas que estaban luchando. Por otro lado, no puede venir ningún tipo de seguridad para las mayorías de la mano de los policías corruptos que dejan los lugares liberados para que avancen el narcotráfico y las redes de trata. A esta policía hay que disolverla, porque es parte fundamental del entramado de corrupción y de los negocios delictivos en nuestro país. Esta institución es la que revictimiza a las pibas; violenta a los pibes y los persigue cuando se niegan a robar para ellos. Hay que disolverla. Además, en materia de seguridad, lo primero que hay que discutir es que la crisis social es hoy la que termina muchas veces entregando a las pibas y los pibes a estos sectores delictivos. La primera medida sería un shock económico para que salgan de esta situación de vulnerabilidad y que todas las personas de nuestro país tengan los derechos garantizados.

—Esta precandidatura nacional entonces podría ser para un cargo ejecutivo o legislativo. ¿La idea es evitar una PASO o podría haber internas igualmente en el FIT-U el año que viene?

—El año pasado (en las elecciones legislativas) fuimos a las PASO. No tenemos ningún miedo a utilizar las internas para dirimir las candidaturas, pero siempre estamos a disposición, como fue en todos los años anteriores, para lograr acuerdos para tener una lista conjunta donde se reflejen todas las posiciones; las posturas; y propuestas. Creemos que el marco de la diversidad es también lo que hace crecer al Frente de Izquierda. Esta candidatura está a disposición de avanzar en esos acuerdos, pero también se podrían utilizar las PASO.

—No hay nada cerrado…

—No es algo que esté cerrado. Somos el sector que cree que hace falta que el Frente de Izquierda no solamente discuta de cara a las elecciones, sino ante cada uno de los hechos de la realidad. Por eso creo que hay que avanzar y seguir construyendo al FIT-U como un gran movimiento político, donde también tengan espacio otros sectores que hoy no están dentro del FIT, pertenecientes a la izquierda social y política. Hay que abrirlo a muchísimos activistas que hoy están desilusionados con este gobierno y empiezan a buscar por otro lado. Es en la Izquierda donde van a encontrar la solución.