Llegó el día D. Finalmente, los fiscales Matís Edery y Luis Schiappa Pietra concurren este mediodía a la Cámara de Senadores de Santa Fe para exponer los detalles de la investigación que, según sus afirmaciones, involucran de forma contundente al senador Armando Traferri y lo ubicarían como uno de los organizadores de una red de juego clandestino, junto a Patricio Serjal y Leonardo Peiti. De hecho, a causa de la cita de los fiscales  con el Senado, debió reprogramarse la audiencia en la que el ex fiscal regional de Rosario iba a ser reimputado como integrante de una asociación ilícita.

Los funcionarios judiciales afirmaron con convincente seguridad que tienen material suficiente para que se avance en el desafuero del senador Traferri y que, en su exposición ante la Cámara Alta, demostrarán que la evidencia conta él es decisiva, trasciende por mucho las declaraciones del ex fiscal Gustavo Ponce Asahad y ponen de manifiesto que la relación del legislador con Peiti se remonta al año 2017 y es más estrecha de lo que él mismo expuso en el escrito presentado ante la Justicia.

Entonces, ¿cuáles son esas pruebas que destaron tamaña tormenta política y judicial y que brindan tal seguridad a los delegados del MPA quienes afirmaron tener un «caso penal sólido, con evidencia firme» que necesita ser evaluada por un juez para decidir si es suficiente para considerar al senador Traferri como partícipe de esa asociación ilícita?

Como muestra basta un botón

Desandando los hechos, la investigación que dio inicio a esta causa comenzó con el crimen del contador Enrique Encino, el pasado 13 de enero. A partir de allí, se develó una red que se dedicaba a las extorsiones mafiosas y balaceras que lideraba el «Guille» Cantero desde la cárcel e instrumentaba su hombre de confianza, Maximiliano «Cachete» Díaz.

Pero, ni bien comenzó a profundizarse en la investigación surgió la pata del juego clandestino y, grande fue la sorpresa cuando los hilos de esa red conectaron a Díaz con Peiti y a Peiti con Serjal y Ponce Asahad, quienes, según el capitalista del juego ilegal, le cobraban coimas para cubrir sus rastros y le brindaba protección judicial e información reservada. Y, en su última declaración, el exfiscal de grado dio sacó la carta que tenía guardada en la manga y contó que fue el senador Armando Traferri quien lo puso en contacto con Peiti.

Sin embargo, los delegados del MPA afirmaron una y otra vez que no son las declaraciones de Ponce Asahad la evidencia que más compromete al presidente del ahora quebrado bloque del Partido Justicialista del Senado, sino que hay desgrabaciones de llamadas telefónicas, cruces de antenas, mensajes de audio y de texto y foto, entre otras, que probarían que la relación de Traferri con Peiti data desde el año 2017, mucho antes de lo que afirmó en su declaración judicial y en conferencia de prensa.

En el escrito presentado ante el Senado, los fiscales afirmaron saber de forma «fehaciente» que «el escrito que el senador Armando Traferri presentó ante las oficinas de fiscalía en fecha 9 de diciembre de 2020, que ratificó cuando compareció ante estos fiscales, contiene afirmaciones de hecho sobre su relación con Leonardo Peiti que se contraponen con la evidencia objetiva existente a la fecha en esta causa».

Según detalla el documento, «el senador afirma que ‘conoció a Leonardo Peiti en el marco de las tratativas por acordar un supuesto proyecto de ley o convenio interprovincial para la explotación de juegos de azar en locales de lotería de la provincia de Santa Fe. Por eso afirmó que le encomendó a un ex diputado provincial Darío Scataglini que se encargara de atenderlo».

Sin embargo, entre la prueba acumulada hay evidencia que los primeros contactos entre ambos comenzaron en el año 2017, cuando ya había varios miembros de la familia de Peiti procesados y detenidos por juego clandestino. De hecho los ubican a ambos en Ricardone, localidad donde Traferri posee una casa.

También hablan de varias llamadas telefónicas, por ejemplo, una con fecha 23 de agosto de 2017, entre Peiti y el entonces secretario legislativo de la Cámara de Senadores, Ricardo Paulichenco, en la que este le detalla que habló con Traferri quien ahora se iba a reunir con el ministro de Justicia, Ricardo Silberstein y el fiscal general Jorge Baclini, para «bajarle línea» sobre el artículo 301, que en el código penal refiere al juego clandestino.

Eso no es todo, tan solo unos días antes, Peiti y Paulichenco mantuvieron un encuentro en Santa Fe, en la heladería Freddo ubicada frente a plaza Puerredón. Y antes de esa reunión, sostuvieronuna comunicación telefónica que duró varios minutos.

Además, los fiscales comprobaron que Paulichenco, fallecido a fines de 2019, se comunicaba telefónicamente con Peiti varias veces por día y, acto seguido, lo hacía con Traferri.

Otro mensaje, de entre los tantos que constan en el expediente, que destaca es uno de la secretaria privada de Peiti, en la que ella le avisa que tiene que viajar a San Lorenzo y le pregunta «si tenía algo que llevarle al Pipi» (apodo de Traferri).

También, entre las pruebas citadas por los funcionarios judiciales, figuran algunas fotos encontradas en uno de los back up que Peiti hacía de sus teléfonos moviles, en la que se lo ve a Traferri haciendo asado en su casa, situación que para ellos demestra una relación de familiaridad entre ambos.

Todo lo aquí expuesto es tan sólo un breve detalle de lo que los fiscales expondrán en el Senado este jueves. Las cartas están hechadas, habrá que esperar ahora los resultados de esta audiencia y, en función de ella, las próximas jugadas.