El sociólogo y politólogo Atilio Borón disertó este jueves en la Asociación de Empleados de Comercio de Rosario y abordó el tema “Estado, mercado y relaciones de trabajo en América Latina”.

Antes de la misma, dialogó con Conclusión y ofreció algunas consideraciones al respecto del tema de la charla, además de su visión ante el futuro que avizora para los gobiernos de América Latina en general y en la Argentina en particular.

¿Cuáles son los puntos más salientes de la charla que ofrecerá hoy?

Vamos a tratar de ver el escenario internacional que está modificándose y creando presiones muy fuertes para los trabajadores y para el movimiento obrero en general. Como ejemplo podemos decir que estamos viendo lo que está pasando en Grecia, en donde se está dando un gran debate, una pelea muy fuerte para evitar la imposición de un programa como el del Fondo Monetario Internacional que va en desmedro de todo el derecho de los trabajadores, de los consumidores de los pensionados y jubilados, y de la mayoría de la población en general.

Esa tendencia se proyecta de alguna manera sobre América Latina con esta ofensiva que hay hoy de la derecha para tratar de acabar con los gobiernos de izquierda o progresistas en la región y sustituirlos por gobiernos de derecha tal como lo definió que el presidente Correa de Ecuador al llamarla “restauración conservadora”.

Hay que luchar contra eso, porque si no los avances que hemos tenido desde principio de siglo, cuando empezó esta ola que arrancó en Venezuela con Chávez y siguió con Lula, con Néstor (Kirchner) hasta nuestros días, corren un riesgo muy grande de que todo eso se detenga y haya un retroceso muy grande.

Esa derecha que Usted menciona siempre procuró un estado chico. A pesar de ello, ¿por qué supone que disputan su conducción?

Es porque en el fondo ellos quieren manejar por su cuenta el Estado, no confían más en sus representantes políticos. En general hay una tendencia a que la propia derecha económica asuma el control político y que se transforme en una derecha política.

Por ejemplo, Sebastián Piñera pasó de ser un gran empresario a presidente de Chile, o Juan Manuel Santos que es miembro de una de las familias más acaudaladas y tradicionales de Colombia, se transformó en presidente; Horacio Cartes en Paraguay es la misma historia o Peña Nieto en México.

La tendencia es que una derecha económica que hizo de la antipolítica su bandera, desplazó a los partidos políticos, aún los tradicionales, y asume ella misma directamente el control político.

Esta es una tendencia muy preocupante que marca un grado de radicalismo muy fuerte en el seno de estos movimientos derechistas y pone en cuestionamiento los avances que experimentó América Latina en los últimos 15 años.

¿Y con qué recursos cuentan estos movimientos derechistas que menciona para oponerse a dichos avances?

Ellos básicamente hacen un uso intensivo de su gran poder mediático. Es una derecha que ha logrado establecerse muy firmemente en los medios y a partir de ahí controlan una buena parte de la opinión pública y tienen un control casi monopólico.

Argentina es uno de los países en los que esto se ve menos, aún con todo el problema que hay acá. Pero por comparación, esta situación está mucho más controlada de manera muy férrea por la burguesía, por los grupos económicos de la derecha, en países como Brasil.

Por ejemplo, allí no hay una televisión pública con alcance nacional como hay en la Argentina. Parece increíble que un país como ese, que necesitaría más que en la Argentina una televisión pública de carácter estatal con cobertura en todo el territorio, no exista.

En Brasil están las redes Globo o Bandeirantes que están absolutamente al servicio de grandes oligopolios mediáticos, económicos y financieros, la misma situación la tenemos en México, donde tampoco existe una televisión pública de alcance nacional, y también en Colombia.

En Argentina tenemos una cierta presencia de medios gráficos alternativos y también en la televisión estatal. Pero el instrumento de ellos por antonomasia es el instrumento mediático desde el cual controlan el proceso político y electoral, y por eso es que hay que dar una batalla en torno a la ley de medios que es absolutamente fundamental.

¿Qué debería hacer la sociedad civil para disputar eso?

Un elemento fundamental es la organización popular de base, cosa que ha atacado el neoliberalismo con mucha fuerza, como al sindicalismo en todo el mundo, eso no es casual.

Ellos se dieron cuenta hace mucho tiempo ya, que debilitando los movimientos sindicales y de los movimientos populares en general, iban a tener un campo de maniobra prácticamente irrestricto durante mucho tiempo y fueron muy efectivos en eso.

Por eso, creo que la lucha es avanzar nuevamente en el campo popular, con la reorganización de los movimientos sociales, el movimiento obrero y exigir una democratización de los medios, porque nosotros tenemos ley pero muchas dificultades para la aplicación de la misma.

Para resolver esto, habría que usar unos de los institutos que habilita la constitución del ‘94 como por ejemplo hacer un referéndum, como lo hizo Correa en Ecuador y allí se acabó el problema. Es que ese asunto no tiene que ser un asunto que lo resuelvan los jueces y camaristas porque ahí estamos perdidos, ya que sabemos para qué lado están apuntando o qué intereses benefician.

Yendo hacia la realidad nacional y su coyuntura electoral, ¿Cómo visualiza el futuro según gobiernen unos u otros?

Creo que los dos candidatos que están en punta ahora, que son Scioli y Macri, implican un caso de un cierto movimiento hacia un mayor “conservatismo” económico y político en el caso de Scioli, y uno mucho más acentuado en el caso de Macri.

En cualquiera de los dos casos, aún cuando haya un tercer candidato, vamos hacia un proceso en el cual va a haber mucha más moderación política y en el encaramiento de algunos problemas de las políticas públicas.

Todo ello tendrá un aumento muy fuerte en la conflictividad social, de eso no hay ninguna duda. Creo que los movimientos sindicales o populares tienen que estar muy alertas porque si vemos por ejemplo la forma en cómo Scioli negoció con los docentes en la provincia de Buenos Aires, estamos en presencia de un candidato que se ha mantenido muy duro en ellas durante mucho tiempo.