Con 106%, Argentina está detrás de Las Comoras africana y muy por encima de Eritrea y Bolivia. En promedio, duplica a los países del Mercosur. Esa presión expulsó a empresas y trabajadores a la informalidad, y generó el cierre de más de 8500 Pymes. 

El presidente de Industriales Pymes Argentinos (IPA), Daniel Rosato, afirmó que la presión impositiva récord que sufren las fábricas Pymes del país -106,3% que la convierte en la segunda del mundo en esta categoría y en promedio duplica a los países del Mercosur- provocó el crecimiento desproporcionado de la informalidad laboral y empresaria, que tuvo como consecuencia una retracción de las exportaciones, una caída del empleo registrado y el cierre de más de 8500 empresas del sector.

Un informe realizado por el IPA señaló que la presión impositiva total sobre el porcentaje de ganancia neta de una Pyme argentina es del 106,3%, si se toman en cuenta las distintas tasas y aportes que un empresario industrial debe afrontar para realizar un acuerdo comercial, y que incluye -entre las cargas más pesadas- a los Ingresos Brutos, los Aportes Patronales, el Impuesto al Cheque y el Impuesto a las Ganancias, entre otros.

La carga impositiva coloca a la Argentina como el segundo país en el mundo con mayor presión, luego del Estado africano de Las Comoras, y muy por encima de Eritrea (84%), Bolivia (84%), Guinea Ecuatorial (79%), Palau (77%), República Centroafricana (73%) y Venezuela (73%), Afganistán (71%) y Colombia (71%), entre los 10 primeros.

Daniel Rosato

La presión impositiva total del 106,3% que recae sobre las Pymes argentinas, de acuerdo al ránking mundial, más que duplica el promedio de impuestos que aplican los países según la medición de la OCDE (40,4%). La gran mayoría de los países del Mercosur, como Uruguay, Perú, Paraguay y Chile están por debajo de la línea impositiva promedio, lo que constituye en un gran perjuicio competitivo para los productos argentinos a donde históricamente encontraban mercados favorables.

“Este escenario explica claramente el crecimiento de la informalidad y el cierre de empresas durante los últimos años”, afirmó Rosato, quien detalló que “la descomposición del 106% de impuestos sobre la ganancia neta de una firma industrial tipo, cuya carga impositiva se analiza para la mayor parte de los países del mundo, es una de las causantes más importante de la crisis sectorial”.

El presidente del IPA señaló que “la informalidad en la economía ya generó más de 4 millones de trabajadores en la ilegalidad”, y fue “causal de la caída sustancial del PBI que trajo como consecuencia la pérdida de competitividad industrial”.

“Si tomamos en cuenta esta situación inédita para una economía en recesión, vemos con angustia la explicación al cierre de más de 8500 industrias Pymes argentinas, y el derrumbe de las exportaciones manufactureras que en la actualidad no superan el 5% de su capacidad exportable”, alertó el referente de los industriales.

Rosato sostuvo que la fuerte presión impositiva “expulsó a miles de trabajadores y empresas a la informalidad, lo que generó un cuadro de competencia desleal con las Pymes que se mantienen con mucho esfuerzo dentro del circuito de la legalidad”.

“Se trata de un círculo vicioso, que fue causante de que el Estado no recaude en forma genuina y no pueda financiar con recursos proveniente de la producción las obligaciones que tiene que afrontar”, alertó.

El IPA destacó la importancia de que la recuperación de la economía -ante un cambio en el escenario económico con iniciativas a favor de la producción nacional anunciadas por el póximo presidente Alberto Fernández- “debe realizarse tomando en cuenta el aumento del consumo”.

Para eso, reiteró su propuesta de transferir impuestos que pagan las Pymes “al bolsillo de los trabajadores como una salida transitoria que debe disminuirse en el tiempo considerando la paulatina reactivación”.

“Si las Pymes desvían, por ejemplo, los Aportes Patronales hacia el bolsillo de los trabajadores, se generará un mayor consumo y de esa manera se reactivará de manera más dinámica la actividad. Si se logra eso, no sólo habrá más necesidad de producir y nuevos puestos de trabajo sino que la informalidad de las empresas ya no será un negocio que favorezca la competitividad”, enfatizó Rosato.