El presidente electo, Alberto Fernández, remarcó este mediodía la necesidad de que haya «un pacto social» en el país y subrayó que «el movimiento obrero organizado va a ser parte del gobierno que viene» tras la derrota de Mauricio Macri.

«En este lugar Perón llamó a un pacto social, en tiempos en que la Argentina estaba en crisis y necesitaba del acuerdo de todos los argentinos. El mandato de Perón está más presente que nunca: para un argentino no hay nada mejor que otro argentino», sostuvo.

En su discurso en el Salón Felipe Vallese, Fernández subrayó: «El movimiento obrero organizado es parte del gobierno que se va a instalar en la Argentina el 10 de diciembre. No es un acuerdo político, nunca lo hemos hablado. Es la convicción que siempre tuvimos: que al país lo arreglamos entre todos, trabajando juntos».

Además de recordar a Saúl Ubaldini y a José Ignacio Rucci, insistió en que «el movimiento obrero tiene mucho que ver» con el trabajo que se necesitará «para poner a la Argentina de pie porque los que trabajan son la piedra angular de esta sociedad».

Por su parte, el dirigente sindical Héctor Daer dio la bienvenida al presidente electo: «El nombre de los más humildes, de los que no tienen trabajo, de los que no es alcanza el sueldo, te digo que diste vuelta la página y construiste la esperanza».

A su vez, destacó que los representantes de los trabajadores se sienten «desde el 27 de octubre parte del gobierno que viene y no terceras personas. Esto es fruto de comprender que el futuro lo construimos entre todos», agregó en la misma línea.

Luego Carlos Acuña, el secretario general de la CGT, remarcó que «ahora viene otra etapa, que es la más difícil» para «sacar al país adelante», ante lo cual subrayó que el movimiento obrero va a «seguir más unido que nunca».

«No es sólo responsabilidad de la clase política, también de los trabajadores, para estar unidos y salir de esta fea situación», agregó el líder del Sindicato de Obreros y Empleados de Estaciones de Servicio y Garages de la República Argentina (Soesgype).

Al brindar su discurso de bienvenida en el Salón Felipe Vallese, Acuña recordó el apoyo del gremialismo al Frente de Todos en la campaña electoral: «El movimiento obrero ha dado una muestra clara de su madurez, entendiendo la situación que atraviesa el país y haciendo un esfuerzo enorme para dejar de lado todo y trabajar juntos».

Vale destacar que además del presidente electo Alberto Fernández y los principales líderes sindicalistas de la CGT, también estuvieron presentes Hugo Moyano (Camioneros), Omar Plaini (Canillitas) y Antonio Caló (UOM), entre otros.

La visita de Alberto es la primera de un mandatario al edificio de Azopardo 802 en once años, ya que el último antecedente fue el 6 de julio de 2008, cuando la entonces presidente Cristina Fernández encabezó un acto junto a su marido y antecesor Néstor Kirchner para homenajear al abogado Norberto Centeno, autor de la Ley de Contrato de Trabajo.

Presencias

Concurrieron al convite en la sede cegetista de la calle Azopardo los dirigentes de Barrios de Pie, Daniel Menéndez; de la CTEP, Esteban «Gringo» Castro, mientras que también fue invitado Juan Carlos Alderete, de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), quien no pudo acudir pero envió una carta de apoyo que fue leída durante el acto.

Si bien estas agrupaciones sociales sueñan con algún día incorporarse a la CGT, no todos dentro de la organización de la calle Azopardo están de acuerdo y remarcan que la central obrera reúne sólo a entidades sindicales.

No obstante, existe una buena relación entre algunos dirigentes cegetistas y los referentes de los movimientos sociales, con los cuales compartieron varias movilizaciones en los últimos años, lo cual fue reconocido con esta invitación a formar parte del acto con Fernández.

En cambio, más tirante se percibe la relación entre la conducción de la CGT y los referentes de la CTA, quienes en los últimos años manifestaron duras críticas contra lo popes de la mayor central del país por no haber adoptado una postura más dura contra la gestión de Mauricio Macri.

En la foto, Fernández logró reunir a los dos grandes bandos en los que la CGT está dividida, que se podrían definir como los «dialoguistas» (la mayoría de ellos permanecieron en la conducción) y los «combativos» (dieron un portazo durante la gestión de Mauricio Macri), cada uno de los cuales, a su vez, tienen diferentes subgrupos.

Estuvieron en el Salón Felipe Vallese, los miembros de la actual conducción, como los secretarios generales, Héctor Daer (Sanidad) y Carlos Acuña (Estaciones de Servicio); los «gordos» Armando Cavalieri (Comercio) y Rodolfo Daer (Alimentación); los «independientes» Andrés Rodríguez (UPCN) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), y los del transporte de la CATT Roberto Fernández (UTA) y Omar Maturano (La Fraternidad).

También estuvieron otros miembros de la conducción como Jorge Sola (Seguros); Abel Frutos (Panaderos); Sergio Romero (Docentes de UDA); Amadeo Genta (Municipales porteños); Víctor Santa María (SUTERH) y Julio Piumato (Judiciales).

Asistieron además los referentes del sector del MASA, un grupo dialoguista pero que decidió no formar parte de la actual conducción de la CGT, como Omar Viviani (Peones de Taxis), Sergio Sasia (Unión Ferroviaria) y Norberto Di Próspero (Legislativos).

Entre los «combativos» acudieron Hugo Moyano (Camioneros) y otros dirigentes aliados como Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento), Omar Plaini (Canillitas) y Juan Pablo Brey (Aeronavegantes); como también los de la Corriente Federal, que lidera Sergio Palazzo (Bancarios).

Además, fueron los gremialistas de la facción de las 62 Organizaciones Peronistas, que fueron los más cercanos a Cambiemos durante estos años, como Ramón Ayala (Peones Rurales de la UATRE) y Julio Estévez (UPSAFIP), además del titular de la UOM, Antonio Caló, que se viene manejando por fuera de todos los bandos cegetistas.