LUNES, 02 DE DIC

Testigo escuchó a uno de los rugbiers decir «le rompí toda la jeta» mientras «todos se reían»

Esta jornada además un policía bonaerense dijo que fue Máximo Thomsen quien involucró en el crimen al remero del partido bonaerense de Zárate, Pablo Ventura, al decir que era suya una zapatilla manchada con sangre secuestrada en la casa donde veraneaba el grupo.

 

La recepcionista de un hotel de Villa Gesell que está ubicado en la misma cuadra del boliche «Le Brique», en cuya puerta mataron a golpes a Fernando Báez Sosa en enero de 2020, declaró este viernes que escuchó a uno de los agresores decir «le rompí toda la jeta, viste» y «le llené la jeta de sangre», mientras pasaba frente a ella junto a otros jóvenes «riendo, festejando entre ellos, todos».

«Todos se sentían partícipes de ese festejo», aseguró Andrea Ranno al declarar ante el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Dolores, quien añadió que los rugbiers «venían muy exaltados, muy contentos, contentísimos y felices».

En un tramo de su declaración, cuando reprodujo los textuales del agresor al que escuchó, la testigo miró a los padres de Fernando sentados en la sala y les pidió perdón.

Ranno, quien esa madrugada estaba en su puesto en el hotel «Inti Huasi», ubicado a media cuadra de «Le Brique», contó que minutos después del ataque a Báez Sosa vio pasar a al menos ocho rugbiers, por lo que cuando llegó el personal de la Delegación Departamental de Investigaciones habló con la policía.

Sobre los rugbiers, Ranno dijo que uno «tenía una camisa negra rota, el cabello revuelto» que caminaba «adelante» y «de manera desaforada, firmemente, con la cabeza baja, como ciego».

A ese joven lo reconoció instantes después en uno de los dos videos que exhibieron en la sala de audiencias y resultó ser Máximo Thomsen. «Estaba sacado ese pibe», agregó al respecto la testigo.

En los mismos videos, la testigo reconoció como a otro de los agresores a uno «rubiecito, que tenía una camisa que brillaba, que llamaba la atención» y que resultó ser Matías Benicelli.

Al retirarse de los tribunales, la recepcionista reiteró ante la prensa las frases que escuchó de boca de los atacantes y contó que en un principio pensó que «iban a pegarle a (otra persona) que venía adelante».

Luego agregó: «Ellos veían festejando porque todos habían participado de la pelea. Venían festejando esa secuencia».

La empleada de hotel también contó que se «portó mal en el tribunal» porque se enojó «con el abogado atrevido» de los rugbiers, Hugo Tomei, quien le dijo que «no coincidía» lo que declaró este viernes con lo que dijo en su momento ante la policía.

Al respecto, la mujer contó que en la audiencia le dijo a Tomei: «Señor, yo no miento, si usted lee lo que yo declaré, declaré exactamente lo mismo».

Además, comentó que les pidió disculpas a los papás de Fernando porque tuvo que decir delante de ellos «que estaban festejando».

«Es el hijo de ellos y vos estás contando cómo lo mataron. Les pedí disculpas porque es como volver a matar al hijo delante de ellos», señaló.

Thomsen, más complicado

Un policía bonaerense que se desempeña en la localidad balnearia de Villa Gesell dijo este viernes que fue el rugbier Máximo Thomsen quien involucró al remero del partido bonaerense de Zárate Pablo Ventura en el crimen de Fernando Báez Sosa al decir que era suya una zapatilla manchada con sangre secuestrada en la casa donde veraneaba el grupo.

El policía Mariano Rolando Vivas dijo al declarar en la quinta jornada del juicio que se lleva adelante en Dolores, que «Thomsen manifestó que era de Pablo Ventura» la zapatilla marca Cyclone negra con suela blanca y manchada con sangre encontrada en la vivienda alquilada por los rugbiers para veranear.

De este modo, el efectivo se convirtió en el primer testigo en identificar a quién involucró falsamente al remero Ventura, quien pasó unos días injustamente detenido hasta que fue sobreseído en la causa por el homicidio.

Vivas contó además que participó del operativo de arresto de los rugbiers y que fue quién pidió los videos del boliche «Le Brique» en los que se ve cuando sacan por la fuerza a Fernando y a los rugbiers.

Sobre el día del arresto, el policía dijo que cuando llegaron a la casa «salió una persona de sexo masculino» que «tenía una colita y que «era uno de los jóvenes que estuvieron en el lugar del hecho».

Después «salieron 10 personas. La fiscalía nos dice que los aprehendamos y que nadie entre al domicilio».

«Se incautaron 10 celulares», agregó el policía, quien manifestó que los rugbiers en ese momento «no fueron agresivos» y «nunca se resistieron».

Finalmente, el efectivo contó que al día siguiente desde la fiscalía ordenaron secuestrar otros elementos de la casa, entre ellos las zapatillas y prendas de vestir.

Consultado por el abogado de los rugbiers, Hugo Tomei, sobre el motivo por el cuál no se hizo constar en un acta quien había mencionado al remero Ventura, Vivas dijo: «Son manifestaciones que la fiscalía dijo que no pongamos, así que se encargó la DDI».

Las conclusiones de Burlando hasta el momento

El abogado Fernando Burlando, quien representa en el juicio a los padres de Fernando Báez Sosa como particulares damnificados, aseguró, tras escuchar a testigos de la quinta audiencia del debate, que no tienen dudas de que el móvil de los rugbiers imputados por el crimen tuvo que ver con el hecho de «ganar» y de llevarse como «trofeo» la vida del joven asesinado.

«Yo creo que el móvil tiene que ver con esto del ganar, no tengo duda. El llevarse el trofeo que lo repitió ayer Tatiana. Tal vez la locura de ellos pasaba por ahí y la violencia crecía precisamente por tratar de ganar un trofeo que en este caso era sin duda la vida de Fernando», dijo Burlando al salir en el mediodía de este viernes de los tribunales, en un cuarto intermedio.

El penalista consideró que es «excelente» el balance de los testigos que ya declararon en la primera mitad de la audiencia de hoy y resaltó sobre todo el hecho de que los testigos «siguen sorprendiendo» con datos que son «de mucho valor».

En ese sentido, destacó «la revelación» que hizo este viernes el policía Mariano Rolando Vivas, al declarar que fue Máximo Thomsen el imputado que en el momento de las detenciones involucró al inocente Pablo Ventura en el crimen de Fernando, y también el testimonio de Andrea Ranno, la empleada de un hotel que vio la huida de los rugbiers.

Burlando dijo que fue «brutal la descripción» de la testigo sobre el momento en el que los escuchó festejar el crimen de Fernando.

«Un festejo, increíble, y ahí ya estaban al tanto del fallecimiento de Fernando. Es muy loco que se abracen, que se arenguen, y por otro lado la actitud de Thomsen que estaba sacado. El resto del grupo que venía hablaba de cómo le había roto la cara a Fernando», comentó.

Cuando le preguntaron qué opinaba de que un policía declaró que los acusados también se rieron cuando se labraban las actas de sus detenciones, Burlando respondió: «No quiero expresarme más, quiero que todo esto se termine, que haya una respuesta para la familia y la sociedad que está tan preocupada».

El juicio continuaba este viernes con la declaración del comisario mayor Lucio Pintos, Jefe de la Jefatura Departamental Pinamar, quien llamó al papá de Fernando, Silvino Báez, para contrale lo que le había pasado a su hijo y que estuvo en el lugar donde detuvieron a los rugbiers

Luego será el turno de la dueña de la casa que alquilaban los imputados en esa localidad balnearia, peritos y policías.

Como desde el inicio del debate, en la sala de audiencias estuvieron presentes los papás de Fernando, Graciela Sosa Osorio y Silvino Báez.

También se encuentran en el banquillo de los acusados, los ocho rugbiers imputados por el «homicidio doblemente agravado» de Fernando y las «lesiones leves» causadas a los amigos de éste, -Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23)- quienes desde ayer no usan más los barbijos que llevaban puestos durante las primeras jornadas del juicio.

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