Por Alejandro Maidana

En la República Argentina, 19 personas pierden su vida diariamente a causa de siniestros viales, lo que representa 6.627 decesos anuales, y una cifra aproximada de 12.000 heridos de distinta consideración. Estas cifras corresponden al año 2019, y no están atravesadas por las restricciones en torno a la pandemia, que empujaron a un descenso lógico de siniestros. En Santa Fe, se debe lamentar una muerte cada 23 horas; la provincia sigue ubicada en el segundo lugar en torno a siniestralidad y víctimas fatales.

Daniela Hebe Di Caro falleció el sábado 9 de abril a las 14.20 en el HECA debido a un siniestro vial sucedió el mismo día tres horas antes en Bv. Oroño y Av. Leopoldo Lugones, en pleno centro de la ciudad y donde la circulación vehicular es sencillamente un caos. La familia no duda que la imposibilidad de que la noticia recorra distintos medios de comunicación en aquel entonces, estuvo ligada a que en pocos días iba a dar comienzo en la misma zona, los Juegos Suramericanos de la Juventud.

“Mi mamá estaba cruzando desde la estatua de Manuel Belgrano hacia lo que serían los quinchos de Gimnasia y Esgrima, el auto que la atropella se dirigía por Oroño en dirección a Pellegrini. Es preciso destacar que en esa parte de la ciudad siendo tan peligrosa, no existe ningún resguardo para el peatón, los autos circulan por los cuatro costados y cruzar esas arterias es una odisea. No puede ser que en el año 2022 en esa zona no exista un semáforo, es inconcebible que en un lugar con tanta circulación quién debe transitar a pie quede tan expuesto teniendo que mirar para todos lados para lograr cruzar”, enfatizó Catalina, hija de quién perdiera su vida en un nuevo y preocupante siniestro vial que enluta a Rosario.

La comerciante de 53 años cruzó por la senda peatonal, pero lamentablemente, la mencionada señalización no deja de ser solo pintura en el piso para quiénes conducen. “La velocidad en esa zona supera la permitida, hay adultos mayores y niños que intentan cruzar por un lugar que representa un verdadero desafío, cuesta asimilar que se hayan movido tanto para los juegos y que la seguridad vial sigue tan aletargada en esa zona. Sumado a esto y como punto saliente, el SIES tardó 30 minutos en llegar a socorrer a mi mamá, en la zona había dos médicos que fueron quienes la asistieron y llamaron a la urgencia, las heridas eran muy graves y demandaban una respuesta a la altura de las circunstancias, a juzgar por las mismas, la velocidad en la que se desplazaba el vehículo era muy alta”.

En el piso no hay frenadas, es decir, el conductor no volanteó, el impacto fue verdaderamente criminal. Si bien es preciso destacar que, a diferencia de otros trágicos sucesos, el conductor del vehículo no se dio a la fuga. “La levantó por el aire como venía, hay cámaras, testigos, todos dicen que no volanteó, no busco esquivarla de ninguna manera; mi mamá dio dos vueltas en el aire y terminó de cara contra el piso. Mi mamá tuvo la desgracia de estar consciente esos treinta minutos hasta que llegó la ambulancia del SIES, estuvo con muchísimos problemas para poder respirar y nunca dejó de solicitar ayuda, es tan tiste como indignante. Estos médicos que auxiliaron a mi mamá, le explicaron con lujos detalles las heridas que tenía, y desde el SIES enviaron a una persona en moto para que le pase suero, no fueron capaces de mandar una ambulancia. En lo particular, me tomé el tiempo para averiguar lo que se tarda desde la oficina más cercana del SIES al lugar del siniestro, y la realidad indica que el tiempo es de 4 minutos en auto, en una ambulancia con el paso liberado se acortaría el tiempo, y 16 caminando. Es nefasto lo que pasó, no lo puede creer”, señaló la joven.

A lo antes mencionado, habría que agregarle que la policía no se hizo presente en el lugar para colaborar con la organización del tránsito y proteger las pruebas, de lo primero debieron encargarse los transeúntes, resaltando la figura de una persona que tiró su moto al piso para colaborar con el desvío vehicular. “La fiscalía tampoco se apersonó en el lugar, y sumado al terrible momento que estábamos atravesando, el cumulo de interrogantes de la misma terminó por impactarme. No hubo pericias, ya que la policía jamás apareció, junto a mi papá tuvimos que hacer las veces de fiscales buscando y hablando con testigos, no podemos permitir como ciudadanos que nos suceda este tipo de cosas, el abandono estatal y judicial es sistemático en estos casos ¿hasta cuándo?

Daniela Hebe Di Caro fue una mujer que trabajó toda su vida, una persona que trabajó toda su vida, destinándole muchas horas diarias al almacén que tenía en su propia casa. “Siempre cumplió con el pago de sus impuestos, tenía que tener pago antes del 10, era muy rigurosa con esto, y el día que necesitó del estado para ser auxiliada, el mismo brilló por su ausencia. Luego del siniestro y pese a su estado, mi mamá pudo brindar una serie de datos que ayudaron a que la policía logre apersonarse en mi casa poniendo en aviso a su amiga, quién en ese momento se encontraba trabajando en el comercio. De esta manera la misma se comunica con mi papá, siendo él quién me avisa vía telefónica, ya que yo me encontraba trabajando en Cañada de Gómez. Mi mamá cuando salía a caminar por temor a los robos, no llevaba su teléfono, por ello es imposible que haya cruzado la calle mirando su celular”.

Como un último mensaje, Catalina acercó una reflexión cargada de empatía y realidad. Solo aquellos que han perdido de manera intempestiva algún ser querido en siniestros viales, pueden atestiguar desde lo más profundo de su dolor, el inmenso vacío que se apodera de lo espiritual. “Más allá de la justicia, deseo que la gente abra su cabeza, en lo particular siento que estoy viviendo una película, jamás pensé en pasar algo como esto. Hay que dejar de mirar el noticiero, escuchar la radio y disfrutar de películas creyendo que estás exento de pasar por una situación dolorosa. Hay que sacarse eso de la cabeza y tener la certeza que a todos nos puede pasar, a los que yo quiero les puede pasar, es la única manera de poder comprender que enfrente tenemos a otro ser humano y que el vehículo es un arma. Uno es responsable de todas las vidas que están dentro del auto, y de las que pululan por fuera, hay que dejar de tener esa lejanía con respecto a las tragedias. Para agregar, es menester hacer algo con el SIES, a mí me indigna más que todo, que la inacción policial y de fiscalía, quizás porque está relacionado a mi carrera, ya que me encuentro cursando quinto año de medicina. Lejos estoy de caerle a los paramédicos, que hacen lo imposible con las pocas herramientas con las que cuentan, pero como puede ser que una provincia como Santa Fe, con altísimo índice de siniestralidad, no cuente con un número de ambulancias acorde a la lamentable demanda”, concluyó.