El tribunal integrado por los jueces Nicolás Vico Gimena, Rodolfo Zvala e Ismael Manfrin condenaron a Sergio S. a la pena de prisión perpetua por abusar sexualmente y luego causarle la muerte a una pequeña niña de apenas 12 años. El fiscal Alejandro Ferlazzo, a cargo de la acusacion había solicitado la pena máxima. La víctima, Guadalupe Medina fue hallada sin vida en una casilla abandonada del barrio conocido como Villa Banana.

El 25 de mayo de 2016, Guadalupe Medina de apenas 12 años se topó con Sergio Saravia en Lima al 2600. El agresor la introdujo en una casilla abandonada, abusó sexualmente de ella, causándole múltiples lesiones y luego la estranguló para provocarle la muerte. Sin más, el agresor abandonó el lugar dejando el cuerpito inerte de la pequeña niña dentro de la casilla. 

Guadalupe Medina era una niña en una extrema situación de vulnerabilidad y cuya familia ya había recurrido a Niñez en busca de contención. Pero la ayuda nunca llegó.

Sobre las circustancias que rodearon al hecho algunos testigos declararon haberla visto horas antes con tres jóvenes, miembros de la banda del «Pandu», una pandilla que tenía a mal traer a todo el barrio y cuyo líder, Nelson Aguirre, cumple condena por un homicidio.

Dos días después del crimen, fue detenido un adolescente que tenía una campera igual a la descripta por el testigo y en la que se encontró ADN de Guadalupe. Fue puesto a disposición de la Justicia de Menores, que tiempo después lo absolvió. Más tarde fueron detenidos Mauricio C. más conocido como el Chueco, y Rodrigo B., alias Wititi y cuñado de Pandu. Ambos negaron haber participado del hecho y las pericias de ADN fueron negativas por lo cual recuperaron su libertad.

Aproximadamente un año más tarde, en la madrugada del 8 de enero de 2017, Andrea, una joven de 29 años que había salido a bailar, regresaba a su casa, ubicada en Virasoro al 5000 (a unas siete cuadras de donde fue hallado el cuerpo de Guadalupe). Cuando estaba entrando, fue sorprendida por un vecino que, tras ponerle un cuchillo en la garganta, la obligó a entrar. En la vivienda estaban su hijo y su sobrino, de 15 y 16 años, a quien el hombre ató y golpeó. Luego, llevó a Andrea hasta el almacén que tenía en la misma casa, la violó y la ahorcó hasta que la creyó muerta. Pero Andrea sólo había perdido el conocimiento y cuando despertó pudo denunciar a su agresor, Sergio S., quien fue detenido 20 días después.

Las evidencias más contundentes contra el acusado, conocido en el barrio como «Vizcacha» fueron las muestras genéticas obtenidas del cuerpo de Andrea y que dieron positivas al ser cotejadas. Así, Vizcacha fue condenado a 9 años de prisión tras aceptar su responsabilidad en un procedimiento abreviado.

En ese momento, la abogada Martina Guirado del Centro de Asistencia Judicial, que en el 2018 llevaba la querella en el caso de Guadalupe y que meses atrás, había acordado el abreviado de Vizcacha. Mientras repasaba la causa, observó los puntos en común de ambos casos y solicitó a la Fiscalía que cotejaran las muestras con las de Guadalupe. Los resultados fueron lapidarios.

En consecuencia, Sergio Saravia fue imputado en diciembre de 2018, y en esa audiencia, el fiscal Florentino Malaponte argumentó que los resultados de ADN tenían «un margen de error casi nulo».

Tras esa audiencia, fueron desvinculados de la causa los anteriores detenidos y Sergio Saravia quedó como único imputado.