Un hombre de 25 años fue condenado a prisión perpetua por asesinar con más de una veintena de balazos en 2020 a Javier Miño de 21 en Tío Rolo, a mediados del 2020.

La pena fue impuesta en el marco de un juicio oral que se desarrolló en el Centro de Justicia Penal y recayó sobre Miguel Ángel Núñez, quien fue declarado culpable del crimen de Javier Miño de 21 años, cometido la noche del 6 de julio de 2020, en la zona sur de la ciudad.

El tribunal, integrado por las juezas Lorena Aronne, Paola Aguirre y Paula Álvarez, condenó a Núñez por los delitos de «homicidio calificado por el concurso premeditado por dos o más personas y portación ilegal de arma de fuego de guerra en concurso real en carácter de coautor».

La pena impuesta es la misma que había solicitado la fiscal de juicio Carla Cerliani el pasado 20 de marzo, cuando se inició el debate.

Los fundamentos del fallo se darán a conocer la próxima semana, según informaron fuentes judiciales.

De acuerdo a lo ventilado a lo largo del debate, el crimen fue cometido cerca de las 20.30 del 6 de julio de 2020, cuando Núñez atacó a balazos a Miño cuando se encontraba junto a un vecino en la vereda de su casa ubicada sobre el bulevar Avellaneda al 6600, del barrio Tío Rolo, en el extremo sudoeste de Rosario.

> Te puede interesar: Detuvieron a un menor y un joven 20 años por el crimen de Javier Miño

El ahora condenado llegó al lugar a bordo de Renault Sandero en compañía de otras tres personas y, al ver a Miño en la vereda, se bajó del auto junto a un cómplice y ambos le dispararon decenas de veces.

Miño murió en el acto como consecuencia del impacto de 23 proyectiles en distintas partes de su cuerpo, mientras que el joven con quien conversaba pudo ponerse a salvo.

Núñez fue detenido una semana después del ataque junto a otro sospechoso que entonces tenía 16 años y fue puesto a disposición de un Juzgado de Menores y alojado Centro Especializado de Responsabilidad Penal Juvenil.

De acuerdo a los testimonios reunidos en la investigación, el conflicto entre Núñez y Miño había comenzado en un baile en el que ambos se agarraron a piñas, tras lo cual el último presentó una denuncia contra el otro joven.

«Este pibe quedó preso y le dijo que se iba a vengar. Estuvo un par de días preso y después salió», declaró un testigo de la causa.

El defensor del condenado, César Ceragioli, indicó al comienzo del debate que su defendido había reconocido su culpabilidad en una audiencia previa al juicio y que con aquella declaración dejó en claro que no hubo un plan premeditado ni participó del crimen un menor de edad, por lo que solicitó al tribunal una pena cercana al mínimo legal.

Sin embargo, el tribunal avaló por unanimidad el pedido de la parte acusadora y condenó a Núñez a la pena máxima  de prisión perpetua y ordenó su reclusión en la Unidad Penitencia provincial 3 de Rosario.