MARTES, 26 DE NOV

Pericia psicológica a denunciante de Pablo Rago no arrojó evidencias compatibles con una víctima de abuso

Los psicólogos dijeron que sólo tuve una mala experiencia, aunque para ellos no hubo abuso".

Los resultados de la pericia psicológica realizada a Érika Basile, la mujer que denunció por abuso sexual al actor Pablo Rago, no arrojaron evidencias compatibles con una víctima de abuso, informó hoy el Cuerpo Médico Forense.

«Las pericias dieron negativas, es decir, que no hay indicadores de abuso sexual ni de violencia de género. Eso es lo que me acaba de manifestar el perito, pero nosotros firmamos ‘en disconformidad’ porque entendemos que hubo irregularidades», detalló el abogado de la denunciante, Alejandro Cipolla.

Y agregó: «Ahora me voy a juntar con Érika así vemos cómo continuamos, porque sin pruebas y sin la pericia psicológica es imposible seguir con la causa».

Por su parte, la actriz y maquilladora se expresó tras los resultados y señaló en diálogo con Teleshow: «Estoy decepcionada, los psicólogos dijeron que sólo tuve una mala experiencia, aunque para ellos no hubo abuso».

«Yo dije la verdad. ¿Por qué descree la Justicia? ¿Porque él es famoso y tiene dinero?», se preguntó la mujer.

Al ser consultada sobre qué le diría a Rago si lo viese personalmente, manifestó: «Que ahora puede salir de donde estaba escondido. Que ahora él es una víctima. Pero que él sabe muy bien lo que pasó. Que me diga en la cara que eso no sucedió».

La denuncia contra el actor fue presentada a fines de 2019 por la actriz, de 34 años, quien lo acusó de violación.

«No aguantaba más, esto me venía perturbando desde hace años», aseguró al hacer público el hecho, que habría ocurrido en 2015.

Basile, en declaraciones radiales, dijo que en su momento entre ella y Rago «había química» y explicó que por eso fue a la casa del actor.

«Cuando llegué estaba todo muy bien, hasta que se presenta una situación que yo no esperaba, que no es lo que yo practico. Me pide una práctica sexual, yo me niego y él se enoja y se pone agresivo. Me empieza a insultar, a denigrar», relató Érika.

Reconoció que previamente se habían besado y continuó: «Hasta ahí estaba todo bien, pero saltó con eso que no tenía nada que ver, al menos para mí. Cuando logró calmarse, se volvió a acercar y ahí hubo una penetración, que no fue consentida».

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