Carla Pagliaricci (40) y sus dos pequeños hijos, Abril (3) y Agustín (7), volvían de la plaza a donde habían ido a jugar. La mamá los llevaba de la mano cuando estaban por cruzar la avenida costanera de Mendoza. Hacía un año que por problemas económicos, se habían mudado de la localidad bonaerense de Vicente López a Guaymallén, en el Gran Mendoza.

A las 7 de la tarde del viernes 14 de diciembre, en un segundo, un asesino al volante arruinó la vida de una familia para siempre. Un conductor alcoholizado y en contramano, chocó contra un Ford Fairlan y una camioneta Ranger, y el auto viejo terminó sobre la vereda atropellando a la familia. Agustín quedó debajo del auto y murió a las pocas horas en el hospital. Abril está muy grave en terapia intensiva, inestable, y la mamá –que pidió el alta voluntaria para acompañar a su nena- tiene múltiples fracturas y será operada en los próximos días.

Agustín era un nene feliz. Vivía en la casa de su abuela María en Mendoza, donde iba a la escuela Estrada y se destacaba por sus buenas notas. Era fanático hincha de River como su tío Diego. “¡Te amo, sos el mejor tío del mundo!”. Fue el último mensaje que le mandó por Whatsapp, el día del triunfo de la Copa Libertadores, a Diego, que ahora lo llora desconsolado en el hospital Notti de Mendoza. La familia permanece en una vigilia interminable esperando el milagro de la recuperación de Abril.