Del total de treinta policías procesados con prisión preventiva, por su presunta participación en la desaparición forzada y muerte de Franco Casco, recuperaron la libertad por una resolución de la Cámara Federal de Rosario.

Cinco de ellos son efectivos de Asuntos Internos de la policía de Santa Fe y fueron procesados en octubre pasado por presunto encubrimiento de la detención ilegal de la detención ilegal y posterior asesinato del joven oriundo de Florencio Varela, que apreció flotando en el río el 30 de octubre de 2014, luego de permanecer veinticuatro días desaparecido.

Por otra parte, la Cámara Federal de apelaciones ordenó la liberación de la agente Rocío Guadalupe Hernández y le fijo caución de 100 mil pesos.

El tribunal confirmó además los procesamientos con prisión preventiva de los veinticuatro policías restantes acusados por el homicidio del chico que fue visto por última vez en la seccional 7º.

La resolución de la Cámara responde a las apelaciones presentadas por los abogados defensores de los treinta policías procesados por el crimen de Franco Casco.

Por la desaparición y muerte de Franco los agentes de Asuntos Internos Aníbal Candia, Sergio Pieroni, Carlos Ríos, Pablo Siscaro y Daniel Escobar fueron procesados el 2 de octubre pasado por el juez federal Carlos Vera Barros, como presuntos encubridores de los policías de la comisaría 7ª, a quienes el magistrado les achacó la desaparición forzada seguida de muerte.

Ante la negativa del juez Vera Barros para eximirlos de prisión los defensores presentaron apelaciones en la Cámara Federal que ordenó liberar a seis de los treinta detenidos por considerar que no existe riesgo de fuga o posibilidad de entorpecer la investigación. La misma medida alcanzó a Hernández, imputada como coautora del homicidio quien prestaba servicios en la seccional 7ª.

Por su parte, para la querella, Casco fue detenido ilegal y arbitrariamente el día 6 de octubre por la noche en cercanías a la estación de trenes Rosario Norte, cuando pretendía regresar a su casa en Florencio Varela. Luego fue trasladado a la seccional 7ª, donde fue sometido a torturas, vejaciones y maltratos hasta perder la vida, siendo posteriormente arrojado al río a los fines de ocultar su muerte.