Datos reveladores arroja un estudio sobre la personalidad y el comportamiento del fiscal Alberto Nisman en los días previos a su fallecimiento que desató una ola de especulaciones que apuntaron desde el suicidio al magnicidio. Conclusión tuvo acceso al resultado de la pericia.

El Juzgado competente dispuso la realización de una evaluación de Alberto Nisman conocida bajo la denominación de autopsia o necropsia psicológica.  Cabe aclarar que el psiquiatra forense integró el equipo forense que realizó la autopsia psicológica del fiscal sobre los días previos a la muerte ocurrida el 18 de enero de 2015.

En la pericia se decidió encarar por unanimidad la realización de «un estudio psicobiográfico retrospectivo, con la finalidad de hacer un diagnóstico psicopsiquiátrico probabilístico de la víctima, fundamentado con un protocolo, con el fin de obtener una aproximación acerca de la conducta y estado emocional de la víctima al tiempo en el que ocurrió su muerte.

El estudio, realizado por el psiquiatra forense Mariano Castex, reconocido profesional en todo el continente avanzó sobre aquellos contenidos testimoniales y periciales -tanatológicos y criminalísticos- que podían echar algo de luz al dilema que existe en cuanto a si el fiscal se suicidó, fue inducido a quitarse la vida, o si acaso fue víctima de un homicidio.

En el informe, Castex asegura que “el dictamen criminalístico no revela indicador sólido alguno que permita aseverar que el causante hubiera sido sometido y ejecutado. La realidad no siempre satisface el deseo”.

Y continúa “en efecto, no se aprecian en el cadáver lesiones u otros indicadores de violencia indubitable de defensa, debiendo haber existido si se piensa en el lugar en que fuera hallado el cadáver (el baño principal) y que Nisman transitó desde algún lugar de su departamento hasta ese lugar, libremente o sometido. Tampoco se ha observado desde la óptica de la especialidad, indicadores convincentes de la presencia en el lugar de los hechos, de una figura asesina”.

Por otra parte, “es necesario rescatar la presencia en estómago de alcohol no absorbido aún en el momento de producirse la muerte y que podría hipotetizarse como «un trago para darse fuerza, decidida la conducta suicida». 

Además, “cabe destacar que la búsqueda de rastros para identificación por ADN no arrojó huella alguna que apuntara a persona extraña, ni aún debajo de las uñas del occiso. También tiene significancia la presencia del paño verde que envolvía el arma en el baño, lugar del hecho, siendo difícil en extremo explicar si a Alberto Nisman lo condujeron a la fuerza al lugar en que fuera hallado su cadáver, el presunto ejecutor lo hubiera llevado hasta allí con un arma envuelta en el paño original”.

Otro dato significativo que revela el estudio criminalístico es que  “la puerta del frente estaba cerrada y la puerta de servicio, estaba cerrada arriba y en la cerradura de abajo, con media vuelta”.

Con respecto a la autopsia psicológica los datos son reveladores. Luego de incontables especulaciones, sobre suicidio inducido o no, u homicidio, un sinfín de declaraciones se volcaron en los medios de comunicación por parte de sus allegados, tanto familiares, de trabajo o de su vida social.

En este sentido, Castex realizó un análisis pormenorizado de las distintas declaraciones en los medios donde en un principio todo indicaba que el fiscal estaba pasando por un mal momento en su vida profesional en relación a la denuncia contra la, en ese momento, presidenta Cristina Fernández.

La diversas entrevistas realizadas por el psiquiatra a personas que por su proximidad de familia, laboral o social aportaran a la pericia elementos indicadores de su personalidad que ofrece con claridad la estrecha limitación del campo de valoración y se logró una satisfactoria aproximación a la personalidad del fiscal fallecido de su estado de ánimo en los días previos al deceso.

En este sentido, puntualizó las declaraciones de la periodista Natasha Niebiskikwiat en un programa televisivo donde aseguró que “la soledad del fiscal (estaba muy solo)”, en el mismo sentido opinó la, en ese entonces, diputada Patricia Bullrich donde dijo: “Es probable, entonces, que Nisman se haya sentido abandonado por gente muy (pero muy) cercana”, en el mismo sentido, la ex pareja de Nisman, Sandra Arroyo Salgado habría afirmado ante la fiscal Fein que «Nisman pudo haberse suicidado con pastillas. No descarto el suicidio» y en el programa Animales sueltos dijo que «Alberto me mintió y estaba mal de ánimo».

Por otra parte, todos los datos relevados apuntan a “indicadores de soledad y abandono que surgen como presentes en los últimos días del fiscal” y a esto se agrega “un sentimiento no definible en su o sus causales, de inseguridad, temor y hasta miedo.

Este punto se encuentra reflejado en la nota publicada el 26.01.2015 en el nº 2583 de la Revista Gente, titulado: El miedo de Alberto Nisman a hacer un papelón en la audiencia, lo que conduce al los peritos a señalar que “Nisman no tenía los rasgos de un potencial suicida, pero sí de narcisista… si lo dejan solo, es posible el suicidio”.

El buceo entre opiniones arroja un claro consenso en describir en “Alberto Nisman, una personalidad narcisista, proclive a la omnipotencia, con escasa resiliencia en el fracaso, triunfadora, ganadora, obsesiva, con excelente nivel intelectual y «coqueta», preocupada notoriamente por su aspecto, presencia y figura.

A lo largo de las entrevistas realizadas a personas de su entorno se ve reflejado una persona de «carácter fuerte, extremadamente ansioso, obsesivo, respetuoso con las ideas ajenas, pero capaz de disentir, exigente, deportista, carente de límites de horarios en el trabajo, carente de hábitos desordenados en cuanto a la ingesta de psicofármacos (solo consumía cuando viajaba o necesitaba), humor cambiante (cuando se enojaba, gritaba, pero se le pasaba al poco rato) pero rápido para entrar en razón”. También lo definen como una persona «cerrada en sí mismo, con ambición y dispuesto a pelear por aquello que busca. El era lo primero y lo expresaba así. Me lo imagino más capaz de perjudicar a otro antes que a él mismo, aferrado a la vida y a sus cosas. El suicidio me parece imposible en él. No lo veo tomando esa decisión, tampoco la forma. Y agrega refiriéndose al fallecido y el presunto suicidio: Forzada a pensarlo debería haber tomado algo”.

Por otra parte, se advierte la presión que iba a tener Alberto Nisman ese lunes reflejada en la nota periodística de Raúl Kollman: “La sala II del Anexo del Congreso será un hervidero mañana cuando el fiscal Alberto Nisman concurra a la Comisión de Legislación Penal a informar sobre su denuncia contra la Presidenta y el canciller por el caso AMIA”.

En síntesis el perfil de la personalidad del fiscal fallecido, de acuerdo a las distintas situaciones reveladas por los testimonios de sus allegados arrojaría los siguientes rasgos o indicadores:

  • Narcisismo y omnipotencia, concepto nosológico que en algún derecho comparado como el Canónico es denominado «inmadurez afectiva -no cognitiva-» y en grado significativo es causal de nulidad matrimonial por incapacidad manifiesta para mantener un vinculo de pareja estable.
  • Así «el era lo primero y lo expresaba así, aferrado a la vida y a sus cosas,  con ambición y dispuesto a pelear por aquello que buscaba»
  • «Tenía como un ego enorme y si algo le salía mal la culpa la tenía el otro»
  • Nivel cognitivo elevado y características de líder en su tarea
  • «Era sensible en extremo a las buenas y/o las malas noticias. Pero también -cuando estaba bien- podía ser chistoso-«
  • «pulcro y ordenado en su aspecto»
  •  «infantil y caprichoso, podía presentar arranques de irritabilidad de tipo infantil»
    • Por lo general, de trato agradable, sabía poner la distancia justa, empático pero no abierto, simpático con proclividad a charlar pero dentro de los limites de prudentes de reserva que sabia mantener para su labor profesional
  • Personalidad introvertida, cerrada en sí mismo
  • Estructura yoica con predominio de lo obsesivo
  • Humor lábil y cambiante, con propensión a los estallidos (cuando se enojaba, gritaba, pero se le pasaba al poco rato) pero rápido para entrar en razón
  • Proclividad a la manipulación de sus subordinados (exigente; me lo imagino más capaz de perjudicar a otro antes que a él mismo
  • era un buen jefe que se ocupaba de sus empleados, apegado a su trabajo y celoso por exhibir su conocimiento de la causa
  • facetas de líder, pero astuto, osado, carente de escrúpulos, capaz de sacrificar a alguien si ello le convenía, (rasgos sicopáticos frecuentes en figuras de liderazgo)
  • carente de límites horarios en el trabajo, por su dedicación obsesiva y tenaz a su tarea profesional encuadra en la tipología propia de los denominados adictos al trabajo (workaholics); le era lo mismo cualquier día de la semana y a cualquier hora
  • Respetuoso con las ideas ajenas, pero capaz de disentir
  • Carácter fuerte, extremadamente ansioso
  • reservado con respecto a su vida profesional de la que no hablaba con su familia de origen ni con terceros (salvo de sus hijas); «mantenía fuerte reserva sobre su trabajo con respecto a su familia»
    • esta reserva no la mantenía en su medio laboral de confianza en lo referente a su prolífica vida afectiva de clara orientación heterosexual
  • Deportista
  • Carente de hábitos desordenados en cuanto a la ingesta de psicofármacos (solo consumía cuando viajaba o necesitaba), empero no es posible descartar la tendencia a automedicarse.  En los aeropuertos solía tomar Rivotril con vino.
  • Se lo veía muy coqueto, muy cuidado
  • Salía con chicas varias y gustaba de exhibir las fotos de sus conquistas, en especial unas tomadas en Cancún, no teniendo novia fija desde su separación. También solía presumir acerca de sus conquistas, mostrando fotos de algunas y narrando cosas de ellas. («luego de la separación, empezó a contar que salía y alardeaba de sus relaciones como algo propio de su vida»)
    • Su afecto se hallaba focalizado prioritariamente sobre sus hijas y un testimonio señala esto como la faceta más humana que tenía

Los testimonios recogidos reflejan marcadamente que Alberto Nisman se sentía muy solo en los días previos a su muerte. Los testimonios de sus allegados ponen de resalto la existencia en él de una primacía del sentimiento de soledad, vivencia que se asocia a un sentirse abandonado. Por otra parte surge con claridad también en forma progresiva la preocupación por la seguridad de sus hijas que se nutre en una clara conciencia de la dimensión sociopolítica en que se había insertado a consecuencia de una decisión que -como ya se dijera- había asumido solo.

Para algunos imperaba en él el miedo, vivencia capaz de descolocar a cualquiera por más equilibrio y fortaleza psíquica que tuviera quien lo padece. Por algo los antiguos referían a aquél, como «trepidatiomentis», utilizado en el Derecho Romano por ser capaz de desatar en aquellos que estrujaba un desorden caótico en donde se entremezclan el apresuramiento, la confusión, el temor, la inseguridad, el desorden caótico.

Así del material relevado “surge con claridad que a las notas indicadoras de soledad y abandono que surgen como presentes en los últimos días del fiscal se agrega un sentimiento no definible en su causa, de inseguridad, temor y hasta miedo. También subyace “el miedo de Alberto Nisman a hacer un papelón en la audiencia”.

Cabe señalar que otra fuente apunta que: «Nisman era consciente que con su denuncia daba un paso difícil (tomó la decisión de acusar en absoluta soledad),… en sus últimos días lo encontré ansioso por lo que hacía y acelerado…».

También, prosiguiendo con la línea reflexiva, otro entrevistado acota que en cuanto a los días previos a su muerte, «…los días lunes y martes lo notó sumamente ansioso, viéndolo igual el miércoles. El jueves habló con él por teléfono. Concluye señalando que el fiscal «tenía conciencia de la gravedad de la denuncia que presentaba y estaba como monotemático con ella.» Nuevamente aquí el indicador de obsesividad y elevada ansiedad.

Luego de analizados todos los testimonios el psiquiatra forense Mariano Castex concluye que Alberto Nisman no revela tener personalidad psicótica, ni psicopática, o padecer de alguna proclividad que permitiera afirmar existencia en él de una definida o subyacente proclividad hacia la autoeliminación. Ello no excluye en absoluto la posibilidad en él de suicidarse.

En efecto, se ha dicho que AN ofrecía a la exploración testimonial de su psiquismo un componente narcisista importante, expuesto gravemente por su peculiar profesión y más aún a las circunstancias en las que se coloca en forma consciente y movido por su sentido del deber a un grave riesgo de vida propia y de sus allegados -lo que lo sume en una atmósfera de miedo e inseguridad que le conduce a posesionarse de un arma mortal-, a lo que se añade en forma innegable un mal de ánimo ante la posibilidad de fracasar, con el consiguiente temor al ridículo, hallándose para peor con un marcado sentimiento de soledad y de abandono por parte de personas allegadas, al tener que defender una denuncia de cuya gravedad institucional y trascendencia política social ha tomado debida cuenta y la cual es posible que hubiera sido inducido por terceros quienes luego habrían sugerido un desistimiento, por razones ignotas que entreabren toda suerte de hipótesis. Todo ello posible en el mundo argentino contemporáneo, claramente psicotizado.

La conducta suicida no puede prevenirse en absoluto. Es la reacción antisocial más frecuente en patología mental. Aún cuando riesgo habitual en enfermos psíquicos, no todos quienes se suicidan pertenecen a grupos de riesgo o sufren patologías psíquicas en donde suele producirse tal conducta. Es importante saber que puede darse en cualquier paciente y en cualquier estadio, como lo señala Carrasco Gómez quien halla que el 50,1 por ciento de los psiquiatras han tenido al menos un paciente suicida en su historial de atención. Es causal del 25 por ciento aproximadamente de las demandas por razones psiquiátricas.

En otras palabras, la conducta suicida es individual, pero nace de una interacción persona – sociedad y hay siempre en ella una etiología y responsabilidad compartida entre el suicida y su circunstancia. En efecto la muerte de Alberto Nisman, de una forma o de otra, nos enrostra y acusa a todos.

Para comprender al suicidio se requiere una lectura de enfoque holístico e interdisciplinar, debiéndose asumir la conducta como conjunto dinámico individuo-sociedad (familiar, circunstancia inmediata, ecocircunstancia, estructura social circundante, situación socio-económico-política), procurando siempre tener a la vista las formas peculiares, como las personalidades accidentógenas, la personalidad proclive a la auto-victimización, los neuróticos de destino (Menninger – Rof Carballo), las injurias narcisísticas en las caracteropatías (el triunfador que se encentra de golpe sólo y abandonado en la adversidad).

Por todo lo expuesto concluye este perito:

  • Que es muy probable y con una muy escasa duda prudente en contrario, que el fiscal Alberto Nisman se hubiese quitado la vida
  • que el suicidio hubiera sido inducido por alguien en forma dolosa desde fuera, es algo que escapa por completo a esta pericia, ya que la acreditación de ello debe correr por otra vía de probatoria, la perteneciente a la materia de comunicación