Por Florencia Vizzi

Durante años Alicia y Alberto Perassi recorrieron salas de audiencias, juzgados, tribunales, cámaras de diputados o senadores, canales de televisión y redacciones de diario. «Sólo quiero saber donde están los huesos de mi hija» han repetido hasta el cansancio ante quienes quisieran oirlos y ante quienes no, también. Este jueves, a siete años y seis meses de la desaparición de Paula Perassi, luego de una duro recorrido lleno de escollos e incertidumbre,  los padres de la mujer sanlorencina de 34 años, desaparecida el 18 de septiembre de 2011, volvieron a pedir justicia. Pero esta vez, ese pedido resonó distinto, sólo faltaban unos minutos para que comenzara un juicio que, como apuntó el fiscal, demoro siete años, seis meses y tres días en llegar.

Poco antes de que dieran las 9, los jueces Griselda Strologo, quien preside el tribunal pluripersonal, Alvaro Campos y Mariel Minetti ingresaron a la sala 7 del Centro de Justicia Penal y dieron inicio a la primera de las audiencias del juicio oral y público por la muerte de Paula Perassi, en la cual se escucharon los alegatos de apertura de la Fiscalía y la querella y de las defensas de los nueve imputados. El fiscal Donato Trotta pidió prisión para los cuatro principales imputados: Gabriel Héctor Strumia, su esposa Roxana Andrea Michl, Antonio Darío Díaz y Mirta Dominga Rusñisky, por los delitos de privación ilegítima de la libertad agravada y aborto sin consentimiento seguido de muerte en calidad de coautor y en concurso real. Para el resto de los imputados, todos policías, solicitó penas que van de los 6 a los 16 años de prisión efectiva e inhabilitación para ejercer cargos públicos.

La ruta de los huesos de Paula

«El cuerpo de Paula Perassi y de la criatura que llevaba en su vientre no apareció. Tal vez ese fue el error,  creer que sin el cuerpo lograban impunidad. Pero no es necesario para una investigación y para una condena tener el cuerpo». Antes de que el fiscal Donato Trotta pronunciara estas palabras, durante su alegato de apertura, pasaron muchas otras cosas.

Alberto y Alicia Perassi iniciaron una vigilia, en inmediaciones del Centro de Justicia Penal, a las 6 de la mañana. La gente fue sumándose poco a poco. Decenas de personas con carteles que rezaban Justicia para Paula Perassi abrazaron a los padres. No sólo participaron organizaciones políticas, sociales y feministas, sino que también participó de la convocatoria un nutrido grupo de concejales, entre ellos, Norma López, Juan Monteverde, María Eugenia Schmuck, Marina Magnani y Fernanda Gigliani.

Los padres de Paula no pudieron ingresar a la sala de audiencias, y no podrán hacerlo hasta que declaren el próximo lunes como testigos en la causa. Por eso, se quedaron en las inmediaciones, hablaron con los medios y con los abogados y apretaron con todas sus fuerzas los pañuelos blancos de las Madres de Plaza de Mayo con el nombre de Paula. Minutos antes de que comenzara la audiencia, las voces de todos se unieron para gritar «¡Paula presente!»

Luego de las formalidades de rigor, y de resolver varios planteos de las defensas que buscaban desactivar a las querellas, comenzaron los alegatos. En su discurso de apertura, el fiscal Trotta describió lo ocurrido con Paula según la teoría acusatoria y lo calificó como «un plan macabro y sin escrúpulos» que contó «con la cobertura policial» para que pudiera llevarse a cabo.

El funcionario afirmó que durante los primeros momentos de la investigación hubo una situación de «encubrimiento, de distracción y de fabricar rastros que hizo que durante un tiempo, el objetivo principal del personal policial no fuera otro que mantener la impunidad de los principales sospechosos de la desaparición de Paula».

Trotta describió los minutos previos a la desaparición, el llamado telefónico que, supuestamente, la hizo salir de su casa con lo puesto ese domingo 18 de septiembre de 2011. Llamado que, según la hipótesis acusadora, habría realizado Gabriel Strumia, el hombre con quien Paula mantenía una «intensa» relación extramatrimonial desde hacía algunos meses. «El plan era muy simple, sacarla a Paula engañada, subirla al auto de Díaz por la fuerza y llevarla a realizar el aborto. Y así lo hicieron, y la llevaron a realizar el aborto en la casa de la señora Rusñisky que vivía en Timbúes», describió el fiscal. La razón de ello habría sido el fracaso de los intentos de convencer a Paula de que se realizara un aborto el día anterior. Según la investigación, la mujer tenía turno para concretar la interrupción del embarazo un día antes de su desaparición, el 17 de septiembre. Sin embargo, a último momento decidió no hacerlo. «El embarazo alteraba totalmente el plan de vida de Gabriel Strumia y Roxana Michl» argumentó el fiscal y señaló que la participación de Antonio Darío Díaz «tenía que ver con cumplir con el deber de lealtad» hacia su jefe.

Trotta remarcó que la Fiscalía recolectó muchas pruebas que ubican a Strumia en las cercanías del locutorio donde se realizó la llamada y a Paula en la casa y la camioneta de Díaz. En ese sentido además, apuntó que ese día 17 de septiembre se rompió el patrón que tenían las nutridas comunicaciones entre Paula y Strumia. «Ante la negativa a practicarse el aborto se cortó la comunicación entre ellos». Y la posterior llamada desde un locutorio sería otra señal de la ruptura de ese patrón.

El fiscal también adelantó dos testimonios que comprometen a Mirta Rusñisky. El de la abogada Rita Portesio, entonces presidenta del Colegio de Abogados de San Lorenzo, quien fue la primera que le hizo llegar a Alberto Perassi el dato de quién le habría practicado la intervención a Paula, y el de Sebastián Vázquez, un yerno de Rusñisky que dio fe de que la mujer se ganaba la vida realizando abortos.

Por su parte, el abogado Adrián Ruiz, uno de los representantes de la querella afirmó: «Tenemos la responsabilidad de ser la voz de Paula y no solo de Paula, sino de su hijo por nacer, ese hijo que hubiera nacido porque Paula quería continuar con ese embarazo y hacerlo le significó desaparecer en los términos más brutales».

Ruiz se refirió a los prejuicios con los que se manejó la causa desde el principio y recordó que se trataba de una mujer que»ingenuamente se había enamorado». «Eso está claro, pero bueno, era mujer y no tenía ese derecho que sí tenía Strumia«.

«Vamos a demostrar que Paula Perassi, que vivía junto a su pareja en una situación muy particular, se retiró de su casa y fue víctima de un colectivo criminal que la privó de su libertad, la trasladó al domicilio de Rusñisky donde le practicaron el aborto contra su voluntad», expresó Ruiz, y se permitió afirmar que era una relación que tenía pocos meses pero que era muy intensa, «tanto que tenían relaciones sexuales todos los días y no se cuidaban». 

Dichas afirmaciones podrán comprobarse con el intercambio que tenía Paula con un amigo que tenían en común con Strumia y de donde se desprende también que Paula había decidido, por consejo médico y por impronta propia, «llevar el embarazo adelante y que eso le costó la vida».

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Para Ruiz «esta acción criminal debe ser penada con prisión perpetua, porque hubo intencionalidad, la privaron de la libertad, la trasladaron, le practicaron el aborto en un lugar que no era acorde, y les representó un resultado que fue aceptado por un colectivo criminal».

El abogado de la querella coincidió en general con los pedidos de pena de la Fiscalía, salvo en el caso del comisario Puyol. «Esta parte considera que Adolfo Daniel Puyol, ex jefe de la Agrupación Cuerpos, estaba actuando mientras Paula estaba viva, por lo tanto la participación debe quedar dentro del mismo tipo, no como coautor sino como partícipe primario y vamos a pedir la misma pena que para el resto, prisión perpetua».

Ruiz recordó que en esa situación, «el grupo actuó bajo la tranquilidad que les daba ya que el cuerpo tiene competencia en San Lorenzo, Puerto San Martín y Timbúes».

El letrado apuntó también a las suspicacias sobre «la mala víctima». «No solo le quitaron la vida a ella y a su hijo por nacer, le quitaron la honra, el honor y la memoria y le quitaron la dignidad a toda la familia, que cuando fueron a pedir Justicia recibieron calumnias e injurias y los amenazaron públicamente con querellas. Nunca más una desaparecida en San Lorenzo, nunca más ese prejuicio que se hizo de la mujer».

Las defensas

Antes de llegar a los alegatos de apertura, las defensas hicieron varios planteos que duraron más de una hora. Quienes mas trabajos se tomaron fueron Luis y Angelo Rossini, defensores de Mirta Rusñiky, acusada de practicar el supuesto aborto que habría terminado con la vida de Paula. Rossini señaló que en el poder para querellar otorgado a los abogados Adrian Ruiz y José Ferrara no figura su defendida, por lo cual debían abstenerse de intervenir, preguntar o pedir penas en relación a ella. Si bien la jueza Strologo hizo lugar al planteo, los abogados recurrieron esa decisión y presentaron documentación que daba cuenta de intervenciones previas de la querella que no fueron cuestionadas por los defensores de Rusñisky. Con esta prueba, el tribunal en pleno revocó la decisión anterior y sostuvo la posición de los querellantes frente a la mujer.

El otro planteo realizado por los representantes de Rusñiky tuvo que ver con la ausencia de Rodolfo Ortiz de Eleguea, pareja de Paula al momento de su desaparición y padre de los hijos. En su carácter de progenitor de los verdaderos querellantes, los menores, Ortiz de Eleguea tendría que haberse presentado en la sala. La acusación le recordó que no podía hacerlo ya que está citado como testigo, sin embargo, sostuvieron que debiera haberse presentado para dar aviso de esa circunstancia y que, como no lo hizo, debía ser sancionado. Finalmente el tribunal no hizo lugar a dicho planteo ya que, como explicaron los abogados de la familia Perassi, poseen un poder firmado para representar legalmente a los hijos de Paula, cuya guarda está a cargo de Alberto Perassi.

Por lo demás, los planteos de las defensas apuntaron a corroer la teoría acusatoria y contra el perfil mediático de la causa impulsado por el padre de Paula.

El defensor de Gabriel Strumia y Roxana Michl, Fernando Sirio,  describió la vida que ambos llevaban y que «quedó trunca ese septiembre de 2011». Y apuntó directamente contra las fallas de la investigación y contra el concubino de Paula Perassi, Rodolfo Ortiz de Eleguea, que «nunca fue investigado». «No está acreditado que ella salió engañada, solo su pareja dijo eso. Ortiz de Elguea dice que salió para buscar una tarea y recién a la mañana siguiente toma un recaudo de llamar a su cuñada para preguntar si sabía algo».

Sirio señaló que ni el fiscal ni el juez de instrucción mandaron a investigar al concubino, que es lo primero que deberían haber hecho, y recalcó que «el error grave fue orientar la investigación en un solo sentido». «Sólo por un empecinamiento, el fiscal partió de una convicción que no estaba motivada en pruebas».

En tanto, Luis Rossini, defensor de Rusñisky señaló que «no hay constancia alguna del fallecimiento» y apuntó: «El límite es querer cargarle las tintas a una persona que no tiene relación con la causa para que el hecho no quede impune». En ese sentido, Rossini afirmó que no tienen una teoría del caso y eso es porque «Mirta Rusñiky no conoce el hecho ni a las personas investigadas en el juicio». 

«Mi defendida no conocía ni a Díaz, ni a Strumia ni a Michl, ni a ninguno de los imputados. Y tampoco se gana la vida practicando abortos, es ama de casa y madre de tres hijos, dos de ellos discapacitados».

Rossini también criticó el perfil mediático de la causa y pidió a los jueces que no se dejen presionar. Además criticó lo que llamó «el modus operandi de Alberto Perassi», la vigilia y el perfil mediático que el padre de Paula habría imprimido a la causa.

Por su parte la defensa de Antonio Darío Díaz se refirió a la figura del «perejil», algo que «aparece en toda causa», y afirmaron que era el caso de su defendido. Negó la participación en los hechos y aseguró que la supuesta participación de Díaz solo es «producto de la imaginación del juez Filocco (instructor de la causa)».

En cuanto a la defensa de los policías fueron en la misma dirección y señalaron que no hay pruebas fácticas contra sus defendidos. En ese sentido, el más contundente fue Jorge Bedouret, defensor de Jorge Alberto Krenz, ex jefe de Unidades Especiales, quien detalló que el trabajo realizado por su cliente y los agentes que trabajaban con él había sido impecable y fue lo que sentó las bases de la investigación. «Todos los datos importantes los descubrieron mi defendido y su gente, la relación de Paula con Strumia, las comunicaciones con Freijomil, amigo común de Paula y Strumia, el embarazo de Paula y el bar de Timbúes. Todas esas cosas las descubren estos investigadores, nadie más, ni el fiscal Mosceta, que no sabía donde quedaba ni su oficina, ni el juzgado. Fueron cuatro o cinco investigadores que pusieron el pecho y que lo único que hicieron fue colaborar, incluso con sus propios medios».

Con las palabras de las defensas de los policías acusados, concluyó la primera jornada de lo que será uno de los juicios más resonantes de 2019. A partir del próximo lunes, en la sala 7 del Centro de Justicia Penal comenzará el desfile de testigos, que rondan los 200, y la producción de las pruebas. Los más optimistas esperan que el camino que se desandará allí pueda poner luz sobre las últimas horas de la vida de Paula, pero nadie puede preveer el final.