Por Alejandra Ojeda Garnero

Los datos objetivos que surgieron en la décima jornada del juicio por la muerte de Franco Casco por la que son juzgados 19 policías que enfrentan una posible pena de prisión perpetua, siguen confirmando lo que desde un principio afirmaron los uniformados, el joven salió vivo de la comisaría y nunca fue torturado.

Con testimonios de peritos que intervinieron en la investigación, las defensas continúan derribando la teoría de los acusadores, que aseguran que Casco fue detenido ilegalmente, torturado y arrojado al río Paraná. Con lo cual, la familia del joven se aleja cada vez más de conocer la verdad de lo ocurrido.

Los testigos reconstruyeron algunos momentos clave de la investigación, la inspección ocular y peritaje del móvil que presuntamente trasladó a Franco Casco; del “transitorio” donde estuvo alojado el joven, las pericias con luminol y el análisis bioquímico de las muestras tomadas.

La acusación sostiene que Franco Casco fue detenido ilegalmente la noche del 6 de octubre de 2014 en la estación de trenes Rosario Norte. Fue trasladado a la seccional séptima, alojado en un calabozo, torturado, asesinado y arrojado al río, por lo cual 19 policías fueron acusados por desaparición forzada seguida de muerte y torturas.

Desde el inicio del caso, los efectivos nunca negaron que el joven fue detenido por personal de esa seccional. Al contrario, la familia Casco supo por los propios efectivos de la séptima que el chico había sido detenido el 7 de octubre alrededor de las 13, por un llamado de un vecino que aseguraba que el joven estaba merodeando la zona con presuntas intenciones de cometer un ilícito. Y del mismo modo les informaron que había sido liberado en la misma fecha, pero a las 22.

En ese sentido, se conocieron videos que muestran al joven caminando por la zona de la cancha de Rosario Central el día 8 de octubre de 2014, alrededor de las tres y media de la madrugada, prueba objetiva que demuestra la veracidad del relato policial y que fue negada a las defensas hasta el 28 de diciembre pasado cuando el Tribunal integrado por los jueces Otmar Paulucci, Eugenio Martínez y Ricardo Vázquez hizo entrega de dicho material.

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En la audiencia de este viernes quedó demostrado que tanto en la comisaría como en el patrullero no se hallaron rastros de sangre de Franco Casco. La teoría acusatoria aseguraba desde el inicio de la investigación que Franco Casco fue brutalmente torturado en la comisaría séptima. Testimonios de algunos reclusos alojados en la misma fecha en la seccional aseguraron que escucharon los gritos del joven mientras era golpeado, luego un golpe seco y silencio. Con lo cual infieren que el golpe seco fue la cabeza del joven contra la pared, situación que sostienen, le produjo la muerte. Para ocultar el crimen, siempre según la teoría acusatoria, los efectivos de la comisaría séptima tramaron un plan para deshacerse del cuerpo y ocultar el crimen, motivo por el cual lo arrojaron al río Paraná. En ese sentido se ordenaron pericias sobre el móvil policial, que supuestamente habría trasladado el cuerpo sin vida del joven para arrojarlo a las aguas y el “transitorio” donde había estado alojado durante su estadía en la comisaría, en busca de rastros de sangre.

La encargada de tomar las muestras, tanto del patrullero como del “transitorio” fue Noelia López, bioquímica de Gendarmería quien realizó la pericia de luminol. Luego de más de siete años no fue fácil reconstruir los hechos, pero la experta recordó que realizó la prueba de luminol, (sustancia que produce un brillo azul o verde cuando entra en contacto con sangre, ciertos metales u otros agentes oxidantes), para detectar rastros de sangre. Al ser consultada sobre el resultado de dicha prueba en el patrullero, la perita expresó que “no recuerdo donde pero si se que dio positivo”. También aclaró que “no necesariamente tiene que ser sangre humana, puede ser animal” y en el mismo sentido afirmó que “también hay muchos falsos positivos”, y aclaró que dicho resultado se produce cuando “otra sustancia que tiene hierro puede oxidar el luminol (reacciona con el hierro presente en la hemoglobina) y no es sangre” y citó como ejemplo “el semen” que también da positivo en una prueba de luminol.

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Sobre la misma prueba en el “transitorio”, la bioquímica dijo que “creo que dio positivo”. Pero, vale aclarar que la prueba de luminol es orientativa, es decir que ante un resultado positivo, dicha muestra debe remitirse a un laboratorio de genética para determinar si verdaderamente es sangre, si es humana y a quien pertenece. Además, aclaró que aunque la sangre se hubiese “lavado con lavandina o algún otro producto se detecta igual”.

Es aquí donde cobra relevancia el testimonio de la bioquímica que recibió dichas muestras, la Dra. María Eugenia Nicolotti, quien se desempaña en el laboratorio de genética forense de Gendarmería Nacional desde el año 2008. Su participación en la investigación apuntaba a “la búsqueda de material biológico, básicamente sangre en las evidencias para posteriormente determinar un perfil genético”.

En esta causa “se analizaron evidencias que fueron remitidas desde el lugar del hecho, donde no estuve, solo recibí las muestras en el laboratorio”, y explicó que “las muestras constaban de varios elementos”, según consta en el informe, varios trozos de “goma espuma” de un colchón, “filamentos de aspecto piloso”, varios “recortes de tela color claro con manchas grisáceas”, varios “recortes de tela a cuadros negro, gris y blanco”, “recortes de tela con fondo claro y estampado de colores” que contiene “una mancha gris”.

Del patrullero 5667 se toman muestras en los lugares donde la prueba de luminol había arrojado resultado positivo, “hisopado con mancha parda” del asiento trasero y del baúl. Además, se remiten una camisa mangas cortas a cuadros blanco y rojo, con una pequeña mancha gris.

De todas las muestras recibidas, se realizaron estudios de alto grado de sensibilidad para determinar la presencia de sangre, y según el informe de la experta que se encuentra en el expediente y ratificó con su testimonio en la audiencia de este viernes frente al Tribunal, arrojó resultado “negativo para la determinación de sangre”.

Las conclusiones son contundentes, lo cual demuestra que el joven Franco Casco no fue torturado en la comisaría séptima como sostiene la acusación.