Un hombre fue condenado a 27 años de prisión por abusar sexualmente de manera reiterada de sus cinco hijas menores en la localidad santafesina de Suardi. La sentencia impuesta por un tribunal integrado por los jueces Gustavo Bumaguin y Nicolás Stegmayer y por el conjuez Hugo Parma, tuvo lugar al término de un juicio de procedimiento abreviado solicitado por el acusado.

La fiscal del debate, Favia Burella, indicó que “si bien no nos opusimos al pedido, planteamos que la condena debía ser a 27 años de prisión y con la misma calificación penal, tal como lo requerimos en nuestra acusación”.

“En definitiva, el acusado reconoció expresamente su responsabilidad por todos y cada uno de los hechos que le endilgamos, y también manifestó su conformidad, al igual que su abogado defensor, con la pena impuesta, la calificación penal y el procedimiento”, remarcó la fiscal.

En virtud del acuerdo de todas las partes, el tribunal aceptó el procedimiento de juicio abreviado y dictó la sentencia condenatoria para el hombre identificado con las iniciales H.O.G. por ser el autor de los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante con acceso carnal a una menor de 13 años y abuso sexual a menor de 18 años de edad con acceso carnal mediando abuso coactivo de una relación de poder patriarcal reiterado e indeterminado.

Las calificaciones penales son agravadas por el parentesco y por el aprovechamiento de la situación de convivencia. En ese sentido, la fiscal sostuvo que “en el marco de la relación paternofilial, las víctimas fueron agredidas sexualmente en reiteradas oportunidades por su progenitor en una casa en la que convivían en Suardi”.

A su vez, precisó Brunella, que “el condenado vulneró a sus hijas en la época en la que ellas transitaban la escuela primaria”, y remarcó que “cometió los ilícitos en un claro contexto de violencia de género”. Además, explicó que “las cinco niñas sufrieron delitos contra la integridad sexual por parte del condenado”.

La fiscal manifestó que “el padre de las víctimas solía amenazarlas con quitarles la vida a ellas y a su madre si se resistían o si contaban a alguien los padecimientos a los que las sometía”.

Burella aseguró que “las evidencias colectadas e incorporadas al debate, exámenes médicos, pericias científicas y testimonios, entre otras, dieron cuenta de que el condenado se aprovechó del estado de vulnerabilidad en el que estaban las víctimas, así como de la convivencia y el vínculo entre ellos”.