SáBADO, 30 DE NOV

Condenaron al cirujano Aníbal Lotocki a cuatro años de prisión y cinco de inhabilitación

Fue considerado responsable del delito de “lesiones graves reiteradas en cuatro oportunidades”. Se le fijó además una inhabilitación de cinco años para ejercer la medicina.

 

El médico cirujano Aníbal Lotocki, fue condenado este jueves a cuatro años de prisión al ser considerado responsable de las lesiones graves que que sufrieron cuatro pacientes suyas luego de haberles realizado distintos procedimientos quirúrgicos. En su alegato, el fiscal Sandro Abraldes, había solicitado siete años y nueve meses de prisión.

Lotocki fue considerado responsable por el delito de “lesiones graves reiteradas en cuatro oportunidades”. Las víctimas y querellantes en la causa fueron Gabriela Trenchi, Silvina Luna, Stefanía Xipolitakis y Pamela Sosa. Por otra parte, el juez lo absolvió por un caso de estafa contra una de ellas. Los fundamentos se conocerán el próximo 16 de febrero.

Además de la condena a prisión, a Lotocki se le fijó una inhabilitación de cinco años para ejercer la medicina y se rechazó el pedido que había hecho la fiscalía de inhabilitarlo de manera provisoria hasta que quede firme la sentencia.

En sus últimas palabras, Lotocki había dicho que había cumplido con todas las normativas y con lo que le permitía la práctica médica. También había afirmado que había utilizado un producto aprobado en los procedimientos y que durante el transcurso de la causa “le habían faltado el respeto”.

El caso

De acuerdo a la acusación, Lotocki le causó lesiones en el cuerpo y en la salud a Pamela Sosa debido a la intervención médica que le practicó en noviembre de 2008 dentro de la clínica “Full Esthetic”. Allí, le colocó un producto de relleno no identificado que contenía microesferas de polimetil metacrilato (PMMA) en lugares del cuerpo en que está prohibido su uso y en cantidades superiores a las sugeridas por los médicos. Eso le provocó cuatro tumoraciones en glúteos y muslos, con un proceso inflamatorio crónico.

Una situación similar atravesó Silvina Luna, que fue intervenida en octubre y noviembre de 2011 en la misma clínica y donde también se le colocó microesferas de polimetil metacrilato (PMMA). Eso le provocó alteraciones anatómicas en los glúteos y en los muslos, lo que fue advertido y documentado por otro médico en junio de 2013. Las lesiones sufridas por Stefanía Xipolotakis se dieron luego de la intervención médica de marzo de 2014 en donde también se le colocó polimetil metacrilato (PMMA).

Con respecto a Gabriela Trenchi, Lotocki había acordado con ella que le colocaría “hilos tensores” en los glúteos y que le extraería grasa de la pelvis, de la rodilla y de la cadera para mezclar con plasma de su sangre e inyectarle eso en la zona de los glúteos. La mujer le pagó 30 mil pesos y fue operada en agosto de 2015. Sin embargo, y pese al pedido de la víctima, Lotocki le colocó un producto de relleno que contenía microesferas de polimetil metacrilato (PMMA). Esto le provocó lesiones en el cuerpo y en la salud: una “normoanatomía del tejido celular y de los glúteos mayores y en los grupos musculares de muslos y de las piernas, caracterizadas por granulomas o farmacomas, como así también por un componente inflamatorio”.

“Aníbal Lotocki es un médico que ha sido violento con sus pacientes: en el marco de la confianza que estableció con las cuatro víctimas, las usó para sus propósitos personales y les estropeó la salud”, dijo durante su alegato el fiscal Abraldes.

Al momento de analizar y solicitar la pena, el fiscal Abraldes había evaluado distintos puntos: el abuso y traición de la confianza; haber ventilado cuestiones personales que hacían a la intimidad de las víctimas; el daño que le causó a las pacientes. Tomó en cuenta que las consecuencias que generó son “irreversibles y progresivas” y que impactan en la vida de todas las denunciantes, que no pudieron continuar con sus trabajos y que incluso tuvieron que consumir sus ahorros en tratamientos médicos.

“No atendía las más mínimas reglas de la práctica profesional: atendía en lugares sin habilitación, con productos que no podía usar e incluso quiso hacer responsable a sus pacientes por las consecuencias nocivas de su propio accionar delictivo”, se explayó.

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