El clásico entre newells y central además de los festejos de la mitad de los hinchas dejó un saldo negativo en lo que refiere a hechos delictivos y al operativo policial.

Si bien el jefe de la policía José Luis Amaya calificó como exitoso el operativo montado por la fuerza que dirige, los hechos no refieren los mismos resultados.

Durante la tarde un chofer de colectivo de la línea 102 fue asaltado y agredido con un culatazo en la cabeza  mientras realizaba su recorrido por barrio Cristalería. Lo cual originó un paro de transporte hasta la medianoche.

Tras el final de la disputa deportiva dos personas murieron en distintos puntos de la ciudad como consecuencia de ataques relacionados con la rivalidad deportiva.

Uno de los hechos ocurrió en Brasil al 1300 donde un hincha de central salió a festejar el triunfo de su equipo y su vecino de newells molesto por el resultado le descerrajó un balazo que le ocasionó la muerte horas más tarde en el hospital de emergencias Clemente Alvarez.

El otro episodio violento se registró en la zona de Castellanos y Centeno cuando un simpatizante del equipo de Arroyito caminaba por el lugar y fue interceptado por un hombre con el cual mantenía diferencias de vieja data y lo apuñaló sin mediar palabras ocasionándole la muerte horas más tarde.

Además de las víctimas fatales, desde el Heca informaron que atendieron a seis personas que presentaban heridas cortantes, contusiones y traumatismo de cráneo. Todos los heridos refirieron haber participado en los festejos del clásico.

Por otra parte los hinchas de newells ofuscados por el resultado y el desempeño de su equipo en el encuentro, se dirigieron a su estadio y provocaron destrozos en los autos de los dirigentes del club.

Otro grupo de simpatizantes optaron por visitar la casa del presidente leproso para realizar los reclamos, por lo cual Lorente no tuvo otra alternativa que salir a calmar los ánimos.