Un hombre fue imputado por participar de una banda dedicada a las estafas bajo la modalidad “Cuento del tío”. A través de una videoconferencia se llevó adelante audiencia imputativa a C.J.I de 35 años por el delito de Asociación ilícita consumado en carácter de coautor y estafa consumado y en calidad de coautor.

El rol de C.J.I dentro de la asociación ilícita era la de encontrarse con las víctimas en la puerta del domicilio y retirar el dinero. Se le imputó la estafa a una mujer de 83 años, quien le entregó la suma de 70 mil dólares el día 6 de mayo de 2020.

El fiscal Mariano Ríos Artacho de la Unidad de Investigación y Juicio lo imputó por pertenecer a una asociación con permanencia en el tiempo destinada a cometer delitos de manera organizada. Y la jueza de Primera Instancia Eleonora Verón tuvo por formalizada audiencia imputativa dictando la prisión preventiva efectiva hasta el día 11 de septiembre de 2020.

La investigación se llevó adelante a lo largo de los meses abril, mayo y junio del 2020, efectuados de manera conjunta por la Fiscalía y la Brigada Operativa No. 4 de la Agencia de Investigación Criminal que significó el entrecruzamiento de datos surgidos a partir de la investigación de más de 42 hechos: 34 estafas (modalidad cuento del tío) y 8 extorsiones (modalidad secuestro virtual) ocurridos entre el 28 de febrero de 2020 y el 21 de junio de este año.

Por su parte, 158 casos fueron denunciados al Servicio de Emergencia 911 entre los meses febrero y junio de 2020.

Cuento del tío

Los delitos fueron cometidos bajo la modalidad conocida vulgarmente como «Cuento del tío», constitutivos de estafas reiteradas, tanto tentadas y consumadas, además de hechos de extorsión, comúnmente denominados “secuestros virtuales”.

Dichas voluntades implicaron la asunción de roles intercambiables entre sus miembros, que van desde la planificación, el suministro de logística a través de la provisión de implementos de comunicación, lugares físicos para la realización de los llamados y vehículos, la puesta en escena engañosa y extorsiva propiamente dicha y la recolección del botín.

Generalmente estos hechos se inician con un llamado al teléfono fijo de la víctima obtenido al azar de páginas web como “páginas amarillas”, proveniente de un celular al que le colocan un chip SIM con una línea prepaga de las firmas Movistar, Claro y/o Telecom Personal, registrada con datos falsos, oportunidad en la cual una persona del sexo femenino o masculino que se hace pasar por un familiar (sobrino, hijo, entre otros) le refiere que en breve se producirá un cambió en los billetes en circulación, o bien que se realizará un nuevo corralito, provocando que la víctima entregue su dinero a una tercera persona que se identifica como contador y se presenta en inmediaciones de su domicilio para retirar el dinero, el cual luego sería devuelto, una vez realizada la operación.

En otras ocasiones con voz llorosa, se hace pasar por un ser querido en peligro, tras lo cual otra persona toma la conversación y se encarga de pactar el supuesto rescate y el lugar preciso de la vía pública (volquete, árbol, macetero, etc.) en donde se coacciona a la víctima a dejar la suma de dinero y/o joyas dentro de una bolsa, la que es recogida inmediatamente por parte de los imputados. Esta comunicación mayoritariamente ocurre en entre media mañana y finales de la tarde, con el fin aprovecharse del horario de actividad de los bancos, además del flujo de gente en la ciudad a fin de pasar desapercibidos al presentarse en el domicilio de la víctima.

Por la forma de engañosa y la difusión que ha tenido esta práctica, las víctimas son predominantemente personas de avanzada edad. En el transcurso de la conversación, la primera persona dialoga con la víctima haciéndole creer que es un familiar con quien mantiene diálogos banales y luego le indica que tome los billetes, los cuente y los preparare para que los retire el contador a fin de evitar que los mismos pierdan valor.

Al llegar a esta etapa y paralelamente, una segunda persona se comunica con los supuestos contadores que luego se presentarán en el domicilio de la víctima a fin de retirar el botín. Que en la mayoría de las oportunidades, la propia víctima es quien revela el nombre del familiar, dato que se traslada a los supuestos contadores a quienes además les indican el nombre que deben pronunciar. Cabe destacar que hay nombres y apellidos que se repitieron a lo largo de los ilícitos, tal como se demostrará al enunciarlos en particular.