Por Alejandro Maidana

La noche del 30 septiembre del 2022 se presentaba inquietante para Pamela y Natalia, ya que Brandon (14) y Thiago (13), sus respectivos hijos, habían sido invitados a un cumpleaños en barrio la Cerámica. Los adolescentes no estaban acostumbrados a las salidas en ese horario, ya que no se movían sin antes tener la aprobación de su familia, y quienes conocen a la misma, no dudan en definirla como un núcleo sumamente presente.

Allí una vecina fue la que alertó a Pamela sobre de un siniestro vial en Ruta 34 y Granel, a la altura de los galpones, mientras que otras personas aseguraron que, tanto a Brandon como a Thiago, los habían obligado a subirse a un auto. Desde allí se inició un periplo tan angustiante como doloroso. La recorrida por hospitales públicos de Rosario y zonas aledañas daban como resultado negativo, hasta que llegó el momento de enfrentarse con la cruda realidad.

La familia pudo dar de casualidad con Thiago, ya que convocados a reconocer a Brandon se encontraron con que se trataba de su amigo. “Él estaba muy mal herido y lamentablemente poco tiempo después perdería su vida”, comentó Pamela en diálogo con Conclusión, cuando el camino que comenzaba a transitar era el de solicitar justicia.

Así fue como después de recorrer hospitales y comisarías durante más de 4 horas, a las 7.45 de ese 1 de octubre, se topó con una realidad que buscaba negar desde lo más profundo de su ser. Regresando al lugar del siniestro, el vehículo continuaba allí y es ahí donde pudo divisar una bolsa negra que aparentemente cobijaba un cuerpo. No se animó a acercarse, sí lo hizo su hermana, quién le dijo que a juzgar por la vestimenta se trataba de Brandon, ya que la policía sostuvo que se trataba de un NN.

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Desde ese momento comenzó la lucha por conocer la verdad, ya que tanto el auto siniestrado como quienes lo conducían (Kevin Gómez y Alejandro L.) tenían pedido de captura. Testigos afirmaron que tanto Brandon como Thiago fueron obligados a subirse pese a la resistencia de los mismos. Se trató de un secuestro, así lo sentencian una y otra vez familiares y amigos de estos dos jóvenes que se encontraron con un trágico final.

Ante profundas demostraciones de dolor y congoja, llegó el día de la sentencia

El pasado viernes 28 de junio en horas de la tarde en el Centro de Justicia Penal de Rosario, y a través de un juicio abreviado, Kevin Gómez, quien conducía el vehículo siniestrado, fue condenado a 5 años y 6 meses de prisión efectiva. Cabe destacar que las familias fueron acompañadas por Jorge Aurigot, miembro del CAJ (Centro de Acceso a la Justicia).

Transcurrieron tiempos aciagos y de mucha lucha e insistencia para lograr justicia, una sentencia que lejos está de llenar ese espacio vacío, pero que sirve como bálsamo a la hora de cerrar una espinosa etapa. “No estoy conforme, ya que las condenas no devuelven a nuestros hijos, es imposible de tolerar el dolor que genera que se hayan llevado a dos criaturas de esa manera con tanta vida por delante. A Brandon le falto mucho amor por dar y recibir, dejó a tres hermanas que lo viven esperando todos los días”.

Pamela, como tantas madres de nuestra ciudad, no tiene a su alcance un antídoto que pueda calmar tanto dolor. La vida de los pibes de las barriadas populares de la ciudad se apaga al ritmo de un Estado que abandonó a su suerte el destino de los desválidos. “Hace un año y ocho meses que no hacemos otra cosa que mirar cada rincón y sector que transitaba Brandon, mirar su bicicleta y la cama vacía que dejó en la casa de mi mamá, con quién compartía parte de su vida. Era un chico de un corazón enorme, siempre estaba dispuesto a ayudar y colaborar a quien se lo solicitaba”.

Thiago tenía 13 años cuando su vida se apagó de manera intempestiva. Su mamá Natalia, desde aquel trágico suceso, enfrentó como pudo una realidad que suele conmover hasta el más insensible. “Mi hijo era un chico bueno, jugaba a la pelota, hacía todo lo que una criatura de 13 años puede hacer. La modalidad que pudo implementarse en este juicio, hizo que pudiese conocer al condenado y tener la posibilidad de hacerles algunas preguntas. Lamentablemente después de la muerte Thiago, familiarmente terminamos todos separados, divididos, es muy duro el camino de quienes tienen que pelear por justicia”.

Desde la Organización de Familiares de Víctimas Pariendo Justicia se llevó adelante un vital acompañamiento y asesoramiento, un cobijo necesario para todas aquellas personas que deben enfrentar a duras penas y sin herramientas, el pedregoso camino en la búsqueda de justicia. Gabriela Vega, quien integra la organización y participó del juicio, le dijo a Conclusión que “las sentencias no nos devuelven a nuestros pibes y a nuestros deudos, pero si consideramos que la posibilidad de permitirnos participar y lograr que las madres puedan intercambiar con el hasta ese momento imputado, abre una puerta de humanización necesaria en la justicia”.

La posibilidad brindada, en especial a la mamá de Brandon que fue quien decidió tomar la palabra, de poder compartir sus sentires, muestra un renovado camino que busca torcer el camino frío y hasta deshumanizante del camino judicial. “También destacar que la posibilidad brindada de poder tomar la palabra como organización, y llevara adelante una reflexión sobre lo sucedido, es de suma importancia. Por último, destacar también la habilitación del juez para que el imputado pueda tomar la palabra y expresar sus sentires, esto es algo que solicitaron las madres de Brandon y Thiago con el único fin de poder estar mas cerca de aquellas respuestas inconclusas, pese a que se trate de verdades a medias”, concluyó Gabriela Vega.