El Tribunal integrado por los jueces Gonzalo Fernández Bussy, Pablo Pinto y Lorena Aronne condenó este martes a Juan Ariel “Bocachita” a 33 años de prisión por el crimen de Tomás Felipe “Trinche” Carlovich” quien murió después de agonizar dos días luego de ser atacado salvajemente el 6 de mayo de 2020 en Paraná y Eva Perón para robarle su bicicleta. La Fiscalía había pedido 37 años. 

El jueves pasado se llevaron a cabo los alegatos finales del juicio por parte de los fiscales Georgina Pairola y Alejandro Ferlazzo. Los funcionarios judiciales, además, apuntaron a Maidana como el líder de la banda «Los largos» que asolaba la zona oeste de la ciudad con robos muy violentos.

“Fue un trabajo arduo, pero creemos que pudimos evidenciar ese trabajo en el debate y que fue recogido por el Tribunal en la condena de estas dos personas”, señaló la fiscal Georgina Pairola tras conocerse la condena.

Y agregó que “se comprobó la autoría de homicidio en ocasión de robo y además la materialidad de cómo ocurrieron los hechos”.

“Vamos a analizar los fundamentos, pero creemos que es una pena que está dentro de los parámetros que había pedido la Fiscalía. Es una pena alta y estamos conformes”, señaló Pairola.

En cuanto a la efectividad de los años, la fiscal dijo que eso luego se analizará en base a la ejecución de la pena y que no es algo que se pueda hacer de antemano.

Antecedentes

La banda “los Largos” tiene en su haber tres causas previas con las mismas características de lo que ocurrió con el Trinche. “Parte del trabajo fue acreditar que tenían la misma modalidad y los objetos de los delitos por los cuales se les robaba a las víctimas y se los golpeaba”.

En cuanto a los registros fílmicos, Pairola dijo que hubo “varios videos” y que “fueron claves” para poder llevar adelante las pericias de la que participaron integrantes del Ministerio Público Fiscal de Córdoba.

Por su parte, la fiscal viviana O’Donell expresó: “Quiero agradecer a las víctimas que vinieron a declarar porque su declaración fue fundamental para que el Tribunal pueda ver esa modalidad delictiva que hizo a la condena por el homicidio, ya que era una modalidad repetida”.

“Muchas veces las víctimas no se dan cuenta de lo importante que es que denuncien y que sigan con nosotros y vengan a juicio porque eso es lo que va a permitir que se obtengan este tipo de condenas”, remarcó.

 

El crimen

El 6 de mayo de 2020, por la tarde, el «Trinche» circulaba en su mítica bicicleta por la zona de Paraná y Eva Perón cuando, con el fin de robarle el rodado, otro ciclista se le puso a la par, lo chocó con una rueda y lo empujó. Al caer, la leyenda del fútbol rosarino, golpeó la cabeza contra el pavimento sufriendo un traumatismo encefalocraneano grave que, dos días después, le ocasionó la muerte.

«Bocachita», quien fue detenido dos días después del asalto, en inmediaciones de Tucumán y Lima, fue señalado por varios vecinos de la zona, que ya lo tenían identificado. Además del crimen de Carlovich, los fiscales le achacaron varios hechos más, similares al violento robo que acabó con la vida del exlíder charrúa, que habría perpetrado con su banda.

En su alegato, la fiscal Pairola destacó «la intensidad del golpe que recibió Carlovich». «Un golpe seco contra el pavimento que provocó un ruido fuerte, era la cabeza de Carlovich impactando con el pavimento. Ese ruido fue descripto por los dos testigos. Vieron cuando se cayó y la cabeza rebotó con el pavimento».

Si bien el acusado negó ser el autor del hecho, para los fiscales, las pruebas reunidas sobre su identidad fueron numerosas y no dejan lugar a dudas. Fueron expuestas en el proceso oral, entre ellas, un llamado al 911 donde un vecino de la zona aseguró que «Bocachita, que se llama Ariel», fue quien mató a Carlovich. También se reveló la escucha de una conversación en la que una persona menciona el hecho y apunta contra el acusado.

Los funcionarios judiciales remarcaron el «exceso de violencia» que el acusado aplicaba en los robos que perpetraba y el «desprecio por la vida». Y enfatizaron que no cometía los hechos de violencia presionado por la miseria familiar, sino motivado por la avidez y la codicia, «representando matar para cometer su objetivo».