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Por Alejandra Ojeda Garnero

La violencia es el último recurso del incompetente – Isaac Asimov

Primero la negación, luego el estupor al que le sobreviene la ira y la desesperación, mezcla de impotencia y dolor… y no saber qué hacer.

Uno de los delitos más aberrantes y despreciables es el abuso sexual, pero lo es más cuando se trata de padres que someten a sus propios hijos.

Gisela cuenta su historia, no sólo para pedir justicia para su hija, abusada por su propio padre, sino también para que otras personas que transiten por las misma situación se animen a denunciar. Los niños o niñas no pueden expresar de forma explícita el sometimiento, pero existen comportamientos que dan la señal de alerta para descifrar esos mensajes. Sólo hay que estar atentos.

En este caso los abusos comenzaron cuando los padres de la menor se separaron y se acordó un régimen de visitas. La nena volvía de los encuentros con su padre con actitudes que llamaron la atención de Gisela.

Pasaron casi dos años de la primera denuncia, hace un año se realizó la Cámara Gesell a la menor, con resultados contundentes y relatos pormenorizados del sometimiento por parte del padre. Hasta el momento la causa no avanza, el agresor sigue en libertad con una medida cautelar que solo le prohíbe el acercamiento a la víctima y a la madre pero no la cumple. Las denuncias por la violación a la restricción de acercamiento no tiene respuesta por parte de la policía y tampoco de la justicia.

El agresor fue imputado por abuso sexual simple agravado por el vínculo, un delito con una pena de 6 meses a 4 años de prisión. Como medida cautelar se impuso una restricción de acercamiento hacia la víctima y su madre que sigue vigente pero incumple constantemente.

El pedido de una madre desesperada, acechada por el agresor, para que cumpla con la restricción de acercamiento y se realice el juicio lo antes posible.

Abuso sexual a menores en la Argentina

El abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes se da cuando un adulto los involucra en situaciones sexuales para las que los menores no están en condiciones de dar su consentimiento.

Se considera abuso aún cuando la persona adulta utilice al menor para estimularse sexualmente, haya o no haya contacto físico.

Las nenas menores de cinco años son las principales víctimas de abuso sexual y, en la mitad de los casos, los agresores viven con ella, es un familiar directo o una persona de confianza.

El abuso sexual intrafamiliar es uno de los que más se repite en torno a este tipo de maltrato, en el que un mayor de edad abusa de su vínculo parental para someter a un menor.

Muchas veces, la situación se prolonga durante años, y es mantenida en secreto también por la víctima.

Si crees que un niño, niña o adolescente pudo haber sido víctima de abuso sexual, comunicate al 144